Seguimos la noticia del primero de abril del año en curso del varamiento de pingüinos muertos en el sur de Chile, en la V Región. Más de un millar de pingüinos muertos clasificados dentro de las especies Humboldt y Magallanes encallaron en la zona de Queule. Las noticias nacionales de ese país con pasmosa frialdad denotan la costumbre que unos veinte hasta doscientos pingüinos, de vez en cuando, quedan atrapados en las redes de los buques tipo rastropesca. Eso es “normal” como efecto secundario de la rastropesca, dejaron ver los cables internacionales y los provenientes de Chile.
Como antecedente, en agosto 2008 un hecho similar, casi setecientos pingüinos Magallanes, muchos de ellos muy jóvenes, en Salvador de Bahía, fueron encontrados sesenta y nueve muertos y el resto moribundos por hambre e hipotermia. Fueron atendidos y la mayoría sobrevivió. De este lamentable hecho no se conoció la causa.
Vamos a comentar una carta publicada en el Diario El Mercurio de Santiago de Chile del investigador Alejandro Simeone. El investigador pone en tela de juicio la etiología de la muerte de más de un millar de pingüinos encallados en la región de Queule declarada como enfermedades, ahogamiento por cansancio y frío y otras.
El investigador quien condujera hace algún tiempo un trabajo científico en la V Región de Chile, relata que en ese momento descubrieron que los pingüinos morían entre cinco y doscientos a la vez, debido a ahogamiento por encallamiento, es decir por caer dentro de las redes de las rastropesca.
Sigue Simeone diciendo, que no se come esas patrañas, casi dice que no cree en “cuentos chinos pues él viene de Beijín". El 80% de los varamientos de pingüinos muertos se producían en otoño e invierno, casualmente épocas migratorias de los pingüinos. Las bandadas de pingüinos eran atrapadas por las redes y capturadas en forma incidental, al no poder salir a respirar, morían ahogadas.
Al ser liberadas flotaban y eran arrastradas hasta las playas para dejar una estela de muerte. Pese a los esfuerzos legales en Chile de protección a través de leyes especiales, termina el investigador Alejandro Simeone, las autoridades siguen permitiendo estas prácticas de la rastropesca y ponen en peligro de extinción a los pingüinos en forma lenta y sistemática.
Menos mal que nosotros en la República Bolivariana de Venezuela contamos con nuestro ambientalista mayor, Hugo Rafael Chávez Frías quien por vía de la habilitante incluyó en la Ley de Pesca y Acuicultura el clamor de los ambientalistos y ambientalistas, es decir, se prohibió la rastropesca en forma definitiva… ¡Viva la vida!...¡viva nuestro Presidente! Las rastro pescas NO VOLVERÁN.
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