Además, para
hablar sobre la educación en Venezuela, es menester considerar la calidad
del ser humano que la imparte, los sistemas de estudios, el pensum de
estudio, sistemas de selección, el arrastre que supone está inmerso
en el contexto del capitalismo como formador de seres para el tener,
porque si no partimos de allí, cualquier análisis podría ser subjetivo
y no contribuiría a la visualización esperada. Es por ello, que la
economía y la sociedad en su conjunto tienen que ver con este tema
de manera sustantiva y el tratamiento que le demos bajo esta óptica
permitirá siempre y cuando lo hagamos sin vicios ni vacíos, no dejar
por fuera algo tan esencial como lo es la vida y su calidad.
Pues bien,
tratemos entonces de penetrar ese mundo que pertenece a todos pero que
no todos se interesan en el, esto último es parte de la solución y
al hablar de todos, indudablemente tenemos que incluir a la familia,
dándonos por enterado de la cantidad de tipos de familia que existen
en la sociedad, desde la tradicional, padre, madre e hijos, hasta la
conformada solo por hermanos, tías, tíos, madres solteras, entre otras
calificaciones. Precisamente, una de las variables a utilizar en el
análisis pertinente, está íntimamente ligado al divorcio entre la
escuela y la familia en la educación pública, porque aunque no lo
crean, a su manera, la educación privada ha mantenido estos nexos con
las distancias del caso, aunque con poca efectividad en el momento del
tratamiento adecuado de la inserción societal de los educandos.
Si hacemos
un breve recuento de la calidad y tipo de educación desde 1959 hasta
nuestros días, son pocas las variables que se han mantenido en el mundo
de la educación, todas ellas, referidas a los mismos vicios encontrados
a lo largo de la educación en el seno del modelo capitalista de producción;
desde la implantación de un modelo individual que como resultado del
conocimiento tendría como premio el éxito en el mercado de trabajo,
porque de eso se ha tratado, influir de manera sistémica, a la usanza
de ese éxito para insertar deformaciones respecto al ser, otorgando
prioridad al tener en el momento de la instrucción académica. En otros
casos, la severidad transmitida en la cultura española dominó la escena
en el comportamiento de los docentes incluyendo el castigo corporal,
cambio necesario y eliminado radicalmente del sistema, además, en contraposición
a lo anterior era ejemplar el compromiso del docente en la guía hacia
el alumno, cosa que hoy es escasa o no existe.
De igual manera,
la educación recibida en la formación docente en los años 60 y 70
fue de cierta calidad en cuanto al conocimiento y procedimientos adaptados
a un sistema que por inicio de la democracia puntofijista era novedoso.
Para entonces, la educación recibida con mística docente, se fue empañando
por el economicismo imperante, por los bajos salarios y la lucha sindical
dominada por adláteres de los gobiernos de turno, la lucha sindical
se intensificó en los años posteriores y hasta cursados los años
90, la calidad de la educación fue arrastrada por lo que ocurría a
nivel de la sociedad, la exigencia educativa contrastaba con los bajos
salarios y el adolecimiento de políticas de Estado que coadyuvaran
a superar una especie de ostracismo difícil de erradicar. Es indudable
que, la calidad del docente a pesar de talleres y cursos en muchos casos
era demostración de un bajo nivel cultural y el despego de las autoridades
de hacerle frente a la problemática presente.
En este ejercicio
desde la cabina del avión, que nos hace ver la realidad real, nos dice
que la situación a partir de 1999, no ha variado enormemente, salvo
en el número elevado de la nueva matricula escolar, la relativa voluntad
de mejoramiento de la infraestructura y la lucha permanente entre una
ley de educación que debe ser modificada y quienes se resisten a ello.
Es de aclarar que, en cuanto al nivel individual del docente, existen
carencias en cuanto a cultura general y más grave aún en el uso del
idioma, los contenidos en las distintas materias y modalidades de estudio
han sufrido algunos avances pero aún no han sido realmente interiorizados
por docentes y menos por los educandos, lo que vaticina un atraso evidente
en los resultados y debilidades en la formación.