Según la visión de agudos y prominentes intelectuales venezolanos, la Sociedad Civil se encuentra en un momento de franca crisis, por cuanto perdió el poder político en diciembre de 1998, y está perdiendo el poder ideológico y social. Es decir, un nuevo modo de pensar ha surgido en el país a raíz de la irrupción de esos seres extraños, ajenos a la Sociedad Civil venezolana y que algunos llaman los cerrícolas. Estos nuevos actores de la política venezolana han provocado que se afeara la clase dirigente nacional. Un presidente mestizo, un presidente del CNE y una vicepresidenta de la Asamblea Nacional indios, y hasta ministros, como el de educación, negros, es algo que desprestigia y "raya" a nuestro país, en el que siempre se había mostrado una clase dirigente, en su mayoría, impecable racialmente y hasta se exportaban misses catiritas y de cuerpos perfectos. Lo único bueno de color negro en nuestro país era el petróleo.
Aclaremos, los cerrícolas son esos seres sumidos en el olvido y en la ignorancia oficial y social, llamados así por ser habitantes de los cerros, es decir, elevaciones topográficas que albergan a los cinturones de miseria de las principales ciudades del país. Indicamos esto, porque cuando los que habitan las alturas del terreno son las clases pudientes o media alta, entonces se les llama lomas, colinas o altos, y cuando el nivel de ostentación es muy grande, entonces, en este país tropical y latino, se le agrega la terminación Country Club, con lo cual se deja claro quiénes habitan dichos sectores.
La crisis por la que pasa la Sociedad Civil se evidencia en tres aspectos que son consecuencia de la llegada de los cerrícolas al poder y que constantemente son denunciados por los voceros de la oposición, añorando con nostalgia los tiempos de la IV República en que esto no se veía.
En primer lugar, se ha dividido en dos al país, cuestión que antes no era así.
En segundo lugar, ha surgido una violencia que antes tampoco vivía el país.
En tercer lugar, se ha obligado a redefinir el concepto de Democracia.
Analicemos cada uno de estos aspectos que la Sociedad Civil ha colocado en la discusión diaria.
Primero, es cierto que se ha dividido en dos el país. Lo que no es cierto es que esto sea consecuencia de la Revolución Bolivariana. Nuestro país ha estado, desde hace mucho tiempo, dividido en explotados y explotadores, en dominados y dominadores, en dirigentes y dirigidos. Hoy en día la división que vive nuestro país, en el fondo, responde a esa alineación de los miembros de la sociedad: explotados y explotadores. Lo grave de esto es que, mientras exista explotación, las posibilidades de reconciliación de clases son nulas.
Segundo, con respecto al tema de la violencia, desde que la Revolución Bolivariana tomó el poder político en diciembre de 1998, las antiguas clases dirigentes, aquellas que se autodenominan ahora Sociedad Civil, comenzaron a enfrentar y a oponerse a los cambios que se comenzaban a construir. Por otro lado, la Revolución comenzó a mostrar la verdad de la sociedad en que vivimos. Se denunció el estado real de pobreza y la "Sociedad Civil" se enteró de que existían pobres, seres humanos pobres, venezolanos sin los más elementales recursos habitando en nuestro país. Pero ser pobre no es una elección, es una imposición en una sociedad que expolia a las clases trabajadoras. Ese inmenso universo de venezolanos pobres, a quienes les arrebataron sus riquezas, ha sufrido la violencia de un sistema que les extraía su trabajo a cambio de limosnas. Esa violencia ha quedado al descubierto con la Revolución Bolivariana. Y, cuando hoy en día, los venezolanos salen a protestar como consecue!
ncia de la violencia, no son reprimidos, asesinados o desaparecidos como en otros gobiernos. Por eso, se ha evidenciado que existe violencia en el país, una natural consecuencia de un sistema explotador. La Revolución Bolivariana no la inventó ni la descubrió, sólo la develó.
Y tercero, el advenimiento de los cerrícolas al mundo de la política ha mostrado un nuevo discurso político que poco a poco ha tomado fuerza dentro de las fuerzas reaccionarias del país. El razonamiento es muy sencillo: la Democracia es y debe ser el gobierno de la mayoría. Pero, si la mayoría no está preparada, no está educada, son todos unos ignorantes o son emotivos, o se dejaron engañar por un populista, entonces, es la minoría ilustrada la que debe decidir, con buen criterio sobre los destinos del país. Es decir, mientras los marginales, los desdentados, los negros, en fin, los cerrícolas, estén de acuerdo con la "Sociedad Civil", entonces son bienvenidos a la Democracia, pero cuando ocurre que sus intereses difieren, entonces deben ser relegados a un plano en el que no participen de la Democracia. Es como el concepto que manejaban los Griegos, en el que participaban todos los ciudadanos, sin excepción, en la Democracia. Pero los esclavos, por ejemplo, no eran ciudadano!
Ahora bien, aclarado quiénes son los cerrícolas y por qué la Sociedad Civil se encuentra en crisis, es fácil entender quiénes son los que van a los reparos. Los cerrícolas han recibido un país en ruinas, pero con el esfuerzo y la fortaleza de quiénes siempre han trabajado para ganarse el sustento, es previsible que puedan salir adelante. Por el contrario, la Sociedad Civil, tiene que hacer muchos reparos, desde las trampas efectuadas en las recolecciones de firmas para activar un posible referéndum presidencial, hasta reparar los daños ocasionados a Venezuela, a quien durante años saquearon, robaron y hasta pretendieron vender.
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