Buscando la lógica de la proliferación de candidatos de oficio o profesionales de la candidatura, me encontré con el odioso laberinto que todavía en pleno proceso de transición hacia el socialismo del siglo XXI le escamotea la esperanza al pueblo. Me refiero a la reproducción de vicios y antivalores en la mayoría de las gobernaciones y alcaldías tanto de oposición como de la revolución.
Nótese que digo en el camino hacia el socialismo del siglo XXI y que la esperanza del pueblo es escamoteada legalmente sin culpables ni responsables.
Este fenómeno comienza con el candidato. Para ser candidato se requiere practicar el “divide y reinaras”, ser mentiroso, insensible, incapaz y el financiamiento de cualquier origen ya que también “el fin justifica los medios”. Con estos elementos y luego de zancadillas, la destrucción moral del oponente y la compra de voluntades llegamos al día del proceso, donde la mayoría de los casos gana entre todos los malos el menos malo.
El menos malo ganador llega al poder endeudado con cualquier grupo económico de dudosa procedencia; le caen del cielo familiares y amigos y se enferma de un virus que le hace creerse el dueño de la verdad.
Para saldar sus deudas con el diablo primero apertura o mantiene las cuentas del gobierno en la entidad bancaria que le ofrezca la mejor comisión por debajo de la mesa, la siguiente fase pasa por poner bajo estricta vigilancia todo movimiento de ingreso y egreso de recurso humano y recurso económico. El primero para rodearse de incondicionales mal pagados que a su vez también están comprometidos hacia abajo con sus operadores políticos y lo segundo, para cobrarle vacuna a proveedores y contratistas
Durante este primer momento el discurso esta dirigido a culpar a la gestión pasada y las medidas para atender las demandas sociales son improvisadas ya que lo que se trata es de crear en el imaginario colectivo la idea que este gobernante es mejor que el anterior y aunque sea igual o peor que el anterior, que importa, para eso no escatima esfuerzo en contratar los servicios de los medios privados que masifiquen todo lo contrario.
Posteriormente, las buenas intenciones son tragadas por la estructura de gobierno, ya que las gobernaciones y alcaldías son estructuras neocoloniales que sostienen su lógica en la acumulación de capital económico de una minoría sobre el infortunio de las mayorías.
Esta tendencia capitalista es la que permite la coexistencia de la autoridad legal con mafias que le imprimen especial énfasis a la transformación de las calamidades del pueblo en un negocio muy lucrativo con la privatización de vienes y servicios públicos.
Esta situación suele repetirse con mucha frecuencia incluso con buenos candidatos que luego se destacan como malos gobernantes y hoy la pongo ante usted amig@ lector para que hagamos una observación desde una perspectiva critica que nos permita hacer el esfuerzo colectivo por llevar LA REFUNDACION que nos ordena nuestra Constitución Bolivariana en el preámbulo a estos espacios de gobiernos locales y regionales para combatir la impunidad y ponerle punto final a este circulo vicioso con el cual se le escamotea legalmente la esperanza al pueblo en nombre del cambio como oferta engañosa usada por propios y extraños.
Finalmente, quiero dejar constancia que cualquier parecido con la realidad de su espacio natural es mera coincidencia. Esta reflexión es producto de algunos años de observación de los procesos electorales y de algunas experiencias de gobierno que lejos de satisfacer nuestros derechos históricamente postergados le han permitido cambiar de modus vivendi a muchos gobernantes y ex gobernantes…
(*)Secretario General PPT Cabimas
Brigada antiimperialista Alfredo Maneiro.
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