Es que lo mejor de éste debate que se ha desatado, es que prácticas al mejor estilo Estalinista, se retoman en torno a sectores que comienzan a proponer cuestiones que se mantenían calladas y pasaban bajo cuerda. Es que hasta aquí fue más fácil ser un militante callado y obediente. Comienza la verdadera discusión entorno a la propiedad privada sobre los medios de producción, al poder popular, a la función de los medios de comunicación, al cambio estructural, pero sobre todo se comienzan a desenmascarar los sujetos que como “focas” andan detrás de las carrozas gubernamentales, aplaudiendo y sin cuestionar absolutamente nada, adulando hasta los desastres que se cometen.
Hermoso lo que está sucediendo. Las propuestas comienzan a emerger del letargo de los que hasta ahora pusieron sus pañitos de agua tibia a las problemáticas que hunden el proceso político que se inició en 1999. Los cuestionamientos que se hacen actualmente, no son del gusto de algunos, que aseguran que este tipo de crítica le hace daño al proceso “limpio y pulcro” de la revolución, y quizá sea cierto, pero también existe la posibilidad, de que ese silencio que han mantenido los “brillantes” militantes tenga mucho de complicidad y de arrogancia, que se escuda en el discurso del “buen revolucionario” para pasar bajo cuerda las acciones institucionales que no representan los verdaderos intereses de la población.
¿Qué cosa fue lo que pasó en la unión soviética de Stalin? Se persiguió a todo aquel que planteó agudizar las contradicciones existentes. Pero bueno, digamos que “por ahora” eso no es necesario. Y mientras nos quedamos pasivos, sin aprovechar las brechas de discusión que se abren, los pactos se solidifican y la revolución se la lleva quien la trae.
La discusión de fondo no es el híperliderazgo, son las relaciones sociales y de producción que se mantienen en el país, y si no nos damos cuenta de ello, “se nos termina de ir al carajo” el proyecto político que se encuentra secuestrado por la linda y roja derecha endógena. ¿O es que nos tenemos que “comer la coba” de que éste es un proceso muy socialista? No. Lamentablemente no.
Las patadas a la mesa en ocasiones son buenas, lo que se inició con las posturas de los intelectuales de izquierda, dice que el debate se activa de nuevo. No es momento de perseguir, es momento de discutir y proponer, estudiando la teoría, sin olvidarnos de la práctica y desplegando el debate hasta sus límites, dejando un poco de lado la política paranoica de buscar enemigos entre quienes proponen y quieren darle un vuelco al proyecto bolivariano. Que lamentablemente se dirige hacia la derecha.
Por último, no es sano satanizar los compañeros que piensen distinto a nosotros. Los policías del pensamiento, es lo peor que le puede pasar a la revolución Bolivariana. Eso sí, estar alerta de las posturas de algunos “escala puesto” arribistas, debe ser labor de toda la sociedad, incluida la del mismo presidente.
Carlos_rivas_45@hotmail.com