T03 - Campo Antiguerrillero (Octava Entrega)

Nota de Aporrea: TO3 está publicado por partes en la Sección Artículos: Primera parte en fecha 15/04/04, la segunda el 19/04, la tercera el 26/04/04, la cuarta el 27/04 y la quinta el 30/04, la sexta el 4/05 y la séptima el 10/05. Agradecemos a Rafael Gonto, quién amablemente nos está haciéndo llegar la transcripción de esta cruda historia recogida magistralmente por Freddy Balzán en TO3. Sobre este caso también fue filmada una película documental, pero como es costumbre de los voceros del puntofijismo, el caso fue silenciado por los medios de comunicación y los exhibidores del documental acosados por la policía.
Por ello exhortamos a los medios de comunicación alternativos a tomar este caso de la historia contemporánea de Venezuela, para por diversas vías estimular el debate de casos similares que demuestran la violación de los derechos humanos en la democrácia representativa de la cuarta república. Aporrea publicará TO3, es importante una vez más, desenmascarar el silencio cómplice de medios de comunicación privados durante décadas. Desde esa época están en deuda con todos los venezolanos.
BALZÁN.¿Cuánto tiempo estuviste en huelga de hambre?
LABANA.Tuve alrededor de cuatro o cinco días en huelga de hambre.

BALZÁN.¿Por qué la suspendiste?
LABANA.Bueno, yo la suspendí por la siguiente razón: Llegó y yo estaba en mi huelga de hambre ahí, tendido en el suelo y lo único de vez en cuando eran los guardias y lo único que les decía era que me pusieran una botella afuera con agua, para yo, con un pitillo, sacar agua, no? y los guardias llegaban y hacían eso. Después, en una de esas, me sentía que realmente mal... me sentía muy mal, hasta mareado y todo... entonces yo dije no me queda más que hacer que quedarme aquí tendido en el suelo. Entonces llegaron y en una de esas abrieron el calabozo y apareció el Teniente Coronel que había visto abajo. Y llegó y dijo: ¿Quién es el que está aquí en huelga de hambre? Entonces cuando me vio, llegó y yo vi la reacción de él, el cambió de rostro todo, no? Llegó y dijo: Bueno, llamen a un médico para acá rápido, y ustedes todos se me van de aquí para afuera, ¡todos! ¡todos! Sacó a todos, mandó a salir a todos y entonces llegó y se quedó conmigo ahí... Oye, vale, yo creía que tú estabas en libertad, te lo juro que yo creía que tú estabas en libertad. ¿Qué haces tú aquí? Entonces yo le dije: No, de allá abajo me pasaron para este calabozo de enfrente y ahora me pasaron para acá. ¿Y porqué estás tú en huelga de hambre? Yo le dije: Porque yo quiero que me pasen a los Tribunales Militares y entonces hablé con el Comandante Párraga y le Comandante Párraga no me quiso pasar a los Tribunales Militares, sino más bien lo que me dijo a mí que lo que iba a pasar conmigo era todo esto, que no me iban a llevar a ningún Tribunal Militar y me metieron aquí. Yo entonces dije: no me quieren pasar para ningún Tribunal Militar, entonces yo prefiero así morirme de hambre... Entonces me dijo: Bueno, ¿ya tú habías recibido visita de tus familiares? Le dije: Sí, mis familiares me vieron en ese estado así y me han visitado dos o tres veces ya. Entonces me dijo: ¿Cómo crees tú que se te soluciones tu problema? Yo le dije: la única forma que se me solucione es los tribunales, ya por lo menos ustedes salen de su problema aquí y yo salgo del mío y si yo voy a pasar diez o cincuenta años preso, los paso, pero en una cárcel, ésta no es ninguna cárcel, esto más bien yo lo veo como un tren que va de un lado a otro lado... Entonces me dice: Sí, es cierto, tú tienes razón, pero... ¿a ti te gustaría hablar con el Coronel? A mí me gustaría hablar con el Coronel directamente para decirle que me pase... Entonces me dice: Pero, a ti te fue hallado culpable o no culpable, porque yo te digo francamente, yo no sé nada de eso, porque yo soy encargado de otras cosas aquí. Yo no tengo nada que ver con los presos. Entonces llegó, al rato ahí un doctor y entonces empezó a decirme que parara la huelga de hambre y esto y lo otro... Entonces el Comandante me dijo: Lo único que te puedo prometer yo es lo siguiente: yo te voy a prometer que voy a hacer que tú hables con el Coronel dentro de esta semana, dentro, si es posible, mañana o pasado para que hables con el Coronel, pero eso sí, vas a comer.

BALZÁN.¿Cómo es el nombre de ese Teniente Coronel?
LABANA.Este... el nombre de ese Teniente Coronel es Miguel Ángel Aguerrevere. Entonces llegó y vista la promesa que me había hecho él, ya no me quedaba más recurso sino ese, comer, para entonces después volver... si en tal caso yo hablaba con el Coronel y no había ninguna solución, entonces yo me volvía a declarar en huelga de hambre. Esa fue la solución que yo le vi a eso, entonces comí.

BALZÁN.¿Tú hablaste con el Coronel?
LABANA.Una noche, varios días después, una noche me llevaron a donde el Coronel, me recibió y me dijo: ¿Qué has pensado tú de todo lo que te he dicho yo? Yo le dije: Yo lo que he pensado es que usted, necesariamente, Coronel, usted me tiene que dar la libertad, porque yo soy un hombre inocente. Y qué dices tú de... Tú sabes una cosa, yo te tengo aquí en este momento, a alguien, un amigo tuyo que te conoce pero plenamente. ¿Tú quieres que te lo reciba? Bueno, muéstremelo, y que me diga él de que me conoce. Si él dice la verdad, él le va a decir que él me conoce a mí me conoce por mi casa, me conoce es de estudios, me conoce es de cualquier otra forma o me conoce de algún trabajo, pero de más nada. Entonces me dice: ¿Y qué me dices tú de los tres policías asesinados...? Entonces le dije: No hombre, ¿qué policías voy a saber yo? Es imposible que yo sepa nada de eso, primero y principal, no sé qué pueda pasar, yo del presente no he hecho eso nunca. Entonces me dice: ¿Estás seguro que tú no lo conoces? Abrió una puerta, detrás estaba oscuro, entonces, él me dice: hay testigos de que tú eres el responsable de lo que te estoy diciendo. Entonces yo le dije: es mentira. Cuando él abrió la puerta y yo le dije que era mentira, entonces llegó y le dijo al guardia: Sáquelo, sáquelo, lléveselo. Después, cuando yo iba cerrando bien la puerta, dijo: ¿Tú quieres que te lleven a los tribunales militares?, espera que te voy a mandar, me dijo. Entonces, ya visto todo, no me llevaron a los calabozos sino que me pararon por ahí cerca, entonces apagaron todas las luces y metieron a tres hombres dentro, no?, yo los había visto que los acababan de bajar de la camioneta y a oscuras los metieron ahí. Entonces los metieron ahí y duraron como alrededor de dos o tres horas, los sacaron, entonces los guardias y el Coronel dice: ¿Estás seguro de lo que tú dices de que tú eres inocente? Entonces le dije: Sí...

BALZÁN.¿Tú no lograste saber quiénes eran las tres personas que habían entrado?
LABANA.Bueno, después del tiempo, yo logré ver a dos de esos. Y me enteré que era que los acababan de agarrar presos, yo logré reconocer, porque una vez los vi y después lo vi de cerca y entonces le pregunté que si una noche no lo habían llevado hasta un sitio determinado, estuvimos hablando rápido en una ocasión cuando ya me habían bajado de nuevo. Bueno a él le habían dicho que lo iban a tirar del helicóptero.

BALZÁN.¿Qué ocurrió después de esa conversación con el Coronel?
LABANA.Después de esa conversación, llegó y duré varios días ahí esperando hasta que el Coronel que me iba a mandar pa’ los Tribunales Militares, esperando, no? Hasta que llegó un día y me bajaron pa’l Corpahuaico.

BALZÁN.¿Cuántos meses habían transcurrido ya de tu detención?
LABANA.Habían transcurrido ya seis meses, siete meses habían transcurrido cuando me llevaron allá. De ahí empecé a llevar una vida monótona, ahí de pie, en el mismo sitio, hasta el mes de julio.

BALZÁN.¿Cuántos presos había ahí?
LABANA.No, estaba solo.

BALZÁN.¿Seguías incomunicado?
LABANA.Seguía incomunicado, hasta el mes de julio, agosto, desfilando presos. Luego me pasaron del Comando al Corpahuaico... de nuevo aislado. Seguí recibiendo la visita de mi familia rodeado de un guardia nacional y miembro del SIFA. El juez del tribunal, el Capitán Rivero, me decía que la única forma de salir en libertad era saliendo al exterior. Yo le decía: Señor, ¿qué voy a hacer yo en el exterior? Yo tengo a mi familia aquí y no tengo nada qué buscar en el exterior. Él me decía: bueno, piénsalo. Yo le decía que ya lo había pensado. Pasaba el tiempo y no se decidía qué pasaría conmigo, no? Y en septiembre hice una huelga de hambre para que se decidiera lo que iban a hacer conmigo. Algunos presos me dieron caramelos, yo le había dicho que me pondría en huelga de hambre para que se decidiera de una vez por todas qué pasaría conmigo, no? Cuando tenía 5 días en eso, el Capitán me dijo que por qué me había puesto en huelga de hambre y yo le decía que quería que me llevaran a los tribunales. El noveno día me puse en huelga de no hablar y me puse un pañuelo en la boca; enseguida vino el Capitán y dijo que me quitara el pañuelo, yo me lo quité y se lo di. Me mandaron a quitar la ropa. Me la quité y se la di. Me dijeron que me quitara los interiores y también me los quité. El Guardia y el Capitán se asombraron con las cicatrices. Me preguntaron que qué era eso y no les contesté. Cerraron el calabozo y enseguida vino el Juez. Me preguntó qué quería y le dibujé una calavera y yo le dibujé una calavera. Morirte, me dijo. Dije sí con la cabeza. Pero puedes salir al exterior, me dijo. Le escribí. No abro la boca nada más que en los Tribunales. Me entro una crisis de nervios, no sé qué y... y... me puse a llorar. Tenía rabia. Yo voy a hacer todo lo posible, dijo, y se fue. En la noche llegó un Mayor que no recuerdo cómo se llamaba, y me dijo que el Coronel me mandaría a los Tribunales. Pero tienes que comer. Yo como en los tribunales.

Me llevaron a los Tribunales. No tenía hambre, mejor dicho, no sabía qué me pasaba, no podía comer, la comida se me trababa, sólo tomé jugo y leche y un poquito de tomate... Me llevaron a las oficinas del SIFA y el Aguilucho me dijo: Firma aquí y lee. Leí, decía mi nombre mi dirección y que me atenía al artículo 197 de la constitución. Firmé. Entonces me pasaron a los tribunales. Ya tenía preparado un papel y les dije que me atenía al artículo 208 del Código Militar. Me preguntaron que cómo lo sabía y yo les dije que me lo había dicho un Guardia hace mucho tiempo. Lo pusieron y firmé. Firmó el Juez, el Fiscal y dos oficiales como testigos. Al día siguiente vino mi papá de visita y le dije que me habían pasado a los tribunales. Le pregunté qué le habían dicho mis hermanos de una posible salida al exterior. Me dijo que no había podido reunir la plata. Bueno, le dije, yo creo que no va a ser posible salir en libertad, aquí dicen que tiene que ser para el exterior porque hay problemas. Después de la visita pasaron a mi papá a los tribunales, no me dijeron para qué, pero me extrañó. Pasaron varios días hasta que una oportunidad, recuerdo que fue en octubre, el 13 de octubre, llegué y ahí al lado estaba un muchacho que lo acababan de operar de apéndice, no? y lo sacaron, en una madrugada lo sacaron y lo colocaron en un patio, a dormir en un banco. Entonces llegó y por un instante me pareció la voz conocida y entonces cuando llegaron y preguntaron, oí una voz ronca, bastante conocida me pareció y le dijeron que se acostara ahí, que cuando tuviera alguna necesidad fisiológica, que si quisiera defecar entonces inmediatamente lo atendían... cualquier necesidad que tuviera. Entonces el día siguiente, como a las 6 y media o siete me sacaron al baño y dio la casualidad de que nos sacaron a los dos juntos, pero yo iba adelante y él iba atrás y no había logrado ver la persona.

BALZÁN.¿Ibas acompañado con guardias?
LABANA.Con guardias, dos guardias. Entonces yo estaba indeciso de si voltear la cara y tropezarme con una persona conocida después de tanto tiempo de haber estado detenido ahí y no ver ninguna persona conocida, y esa persona, su voz, me había parecido conocida. Entonces, cuando llegamos abajo entonces dio la oportunidad de voltear, vi que era Felipe Malaver. Felipe Malaver era que lo había yo conocido en el Barrio de Lídice, donde vivo yo, y además lo había conocido porque en una oportunidad me consiguió trabajo en los sindicatos bancarios. Entonces me asombré de verlo allí en esa situación, entonces lo único que logró decirme en esa oportunidad, me dijo: Trata de avisar a la casa. Avísame a la vieja. Él me dice que le avisara a la vieja, que le avisara a mamá Rosa porque yo la conozco.

BALZÁN.¿En qué condiciones viste a Felipe Malaver?
LABANA.Bueno, lo vi en las condiciones siguientes: Él se veía bien, pues, caminaba bien, no se le veía que estuviera dolorido por golpes, ni nada, no? Él cargaba un pantalón marrón y una camisa a cuadros marrones, rojos, así, no? Entonces, después que lo vi en esa oportunidad, después entonces empecé a hacerme la idea de ver como, estando yo así, aislado, podía comunicarme con él, hablar, conversar, preguntar por... ¿cómo están todos por fuera, no?, principalmente que cómo estaba mi familia, que él la conoce, y todo... Yo en ningún instante pensé en hablarle directamente porque yo me suponía: si a él lo habían agarrado en algún problema y yo le hablaba, entonces ya había una asociación de que éramos amigos y a lo mejor lo enredaban a él en algo que yo tuviera, que no tenía prácticamente nada, sino las acusaciones de ellos, que eran falsas todas. Entonces, entre una de las paredes de esas, de ese calabozo, entre la pared de bloques y la pared de cartón, había unas ranuras, entonces yo, como tenía papeles ahí, yo me la pasaba dibujando, haciendo dibujos, tenía papeles, entonces se me ocurrió la idea de pasarle siquiera un papel para preguntarle cuánto tiempo tenía preso, que cómo lo habían agarrado y tratar de comentar algo con él. Y la alegría que me daba a mí, que sea él, en esas malas condiciones aunque sea, un amigo, alguien que me conociera, y le pasé un papel preguntándole que cómo estaba y que cuántos días tenía preso, y después él me contestó. Tardó mucho tiempo en contestarme el papelito y cuando lo hizo, lo hizo, supongo yo, que debe haberlo hecho con saliva y tierra, de tratar de escribir en el mismo papel, al reverso, tratar de escribir dos días, no? Entonces me di cuenta yo de que no tenía lapicero, no tenía lápiz con que escribir nada, entonces con un repuesto de bolígrafo que yo tenía, llegué y se lo pasé por la rendija y él lo agarró. Entonces le pasé el papel, entonces me contestó que tenía 2 días detenido, en una alcabala y que él había tomado, principalmente había tomado una cola que le había dado un doctor, de nombre Pasquier, que le había dado una cola, pues, en su carro y que en la alcabala lo habían detenido y lo habían pasado ahí. Bueno, después él me dijo a mí de que el Coronel le había prometido escribirle un telegrama a su mamá explicándole, pues, que él estaba ahí detenido y que lo vinieran a visitar y a saludar.

BALZÁN.¿Todo esto te lo contó a ti Felipe Malaver a través del papel?
LABANA.Sí, todo eso me lo contaba él a través de los papeles que yo le había pasado.


Nota de Aporrea: Esta historia...continuará.


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Freddy Balzán


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