La relación de continuidad
de la política de Bush que sigue Obama se fundamenta en sus categorías
definitorias. Bush empleó el “Nuevo Siglo Americano” que recogía
el espíritu del “Destino Manifiesto” y cuya doctrina de Seguridad
Nacional se materializaba en la Guerra Preventiva. Obama, también atrapado
por la esencia de la voluntad Divina que ha destinado a EE.UU., a ser
la potencia superior del mundo (síntesis del Destino Manifiesto), establece
ahora “La Gran Estrategia de la Supremacía” cuya expresión política
tiene dos vertientes: la Diplomacia Inteligente y el Poder Inteligente
que asume a EE.UU., como el único poder en el mundo.
Si bien es fácilmente
verificable que Obama ejerce la Presidencia ejecutando acciones similares
a las de Bush, lo que más lo identifica con su antecesor es que su
Secretario de Defensa es el mismo: Robert Gates experto practicante
de la diplomacia en penumbras, las operaciones secretas y los golpes
de mano sorpresivos. Con de más de 26 años en ese ambiente secreto
y perverso, Gates desarrolló su carrera desde el nivel básico de analista
hasta alcanzar la jefatura de la CIA y del Consejo Nacional de Seguridad.
Le sirvió a seis presidentes y su currículo incluye roles determinantes
durante la crisis de los rehenes de la embajada de Estados Unidos en
Irán (1979), la invasión soviética de Afganistán (1979), la ayuda
encubierta a los “contras” nicaragüenses (1986), la primera Guerra
del Golfo Pérsico (1991), la radicalización de la guerra en Afganistán
(2007) y, probablemente, el creador del golpe en Honduras.
Con un Secretario de
Defensa que presenta estos antecedentes unido a la negación de Micheletti
a la restitución de Zelaya sumado a que el Sub-Secretario de Defensa,
William Lynn es un vocero del complejo industrial militar de EE.UU.,
y que la producción acelerada de la industria militar por conflictos
bélicos es un disparador de factores para reactivar las economías
en crisis y, además, la aceptación de Colombia para que las fuerzas
militares del Comando Sur hagan uso de seis bases militares a su libre
discrecionalidad, se crea un escenario que apunta hacia la guerra contra
los países antiimperialistas.
No es descartable que
Robert Gates sea el cerebro que haya engendrado la estrategia de la
Contención Política, en su nueva fase a partir de Honduras, para hacer
posible la guerra civil como acto violento que abra la brecha de la
intervención directa o indirecta en los países antiimperialistas como
Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Gates es un pensador del terror
que apoyado por León Paneta, jefe de la CIA, el Almirante Michael Mullen,
Jefe del Estado Mayor Conjunto y el general Douglas Fraser, Comandante
del Comando del Sur esté decidido a cumplir con el Destino Manifiesto
aprovechando a un nuevo Presidente de su país, cuando se fortalece
la Revolución Bolivariana y surge una corriente socialista
que va en la dirección de radicalizarse y restarle espacio al Imperio
en toda la América Latina.