La ofensiva de la derecha no tiene límites y, si no tomamos medidas urgentes, terminará en una posible derrota electoral para la Revolución en las próximas elecciones parlamentarias.
Si bien es cierto que la Asamblea Nacional ha “pisado la chola en los últimos días” y ha aprobado leyes de valor para el pueblo, también se puede afirmar que se le está acabando el tiempo para profundizar en la elaboración de otras leyes vitales para desmantelar el sistema legal burgués.
La redacción de una nueva Ley Orgánica del Trabajo demandará de la Asamblea Nacional una mayor participación y tiempo para discutirla con los distintos sectores de la sociedad. Porque la discusión no puede limitarse sólo con convocar a los principales dirigentes de las centrales sindicales y a los miembros de las principales agrupaciones de patronos.
Existen miles de trabajadores que no están afiliados a ninguna organización que los represente. De allí la necesidad que la nueva legislación laboral impulse la conformación de los Consejos de Trabajadores. Esta es una prioridad.
Por otra parte, y en el marco de la guerra de clases, debemos prepararnos para asumir el próximo reto electoral tomando en cuenta la participación de la juventud. Por ejemplo, algunos parlamentarios llegaran a 10 años en el ejercicio de sus funciones y, siendo honestos, no cumplieron con las expectativas que el pueblo tenían sobre ellos.
La posibilidad que el oposicionismo obtenga una cuota importante de diputados es una realidad. Allí está Ledezma en la Alcaldía Mayor. Para muchos era algo impensable. Por tal motivo, es necesario crear condiciones para que los trabajadores puedan dar una lucha y recuperar la confianza de que los parlamentarios son algo más que burócratas que solo persiguen sus intereses.
Con una Asamblea Nacional dividida no se podrá consolidar la Revolución. Imaginémonos a 40 0 50 “Ismael García” saboteando las sesiones.
Los trabajadores necesitan romper con las cadenas que impone la lógica capitalista. Son sabias las siguientes palabras de Allende:
“Nuestra vía, nuestro camino, es el de la libertad.
Libertad para la expansión de las fuerzas productivas, rompiendo las cadenas que hasta ahora han sofocado nuestro desarrollo…
Crear una nueva sociedad en que los hombres puedan satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, sin que ello signifique la explotación de otros hombres. Crear una nueva sociedad que asegure a cada familia, a cada hombre o mujer, a cada joven y a cada niño: derechos, seguridades, libertades y esperanzas.
Que a todos infunda un hondo sentimiento de que están siendo llamados a construir la nueva patria, que será también la construcción de vidas más bellas, más prósperas, más dignas y más libres para ellos mismos. Crear una nueva sociedad capaz de progreso continuado en lo material, en lo técnico y en lo científico. Y también capaz de asegurar a sus intelectuales y sus artistas las condiciones para expresar en sus obras un verdadero renacer cultural. Crear una nueva sociedad capaz de convivir con todos los pueblos: de convivir con las naciones avanzadas, cuya experiencia puede ser de gran utilidad en nuestro esfuerzo de auto superación. Crear, en fin, una nueva sociedad capaz de convivir con las naciones dependientes de todas las latitudes, hacia las cuales queremos volcar nuestra solidaridad fraternal”.
Me dirijo a los Diputados de la Asamblea Nacional:
Camaradas, ustedes tienen en sus manos una gran oportunidad de reivindicar a la clase trabajadora. Por eso demandamos de ustedes asumir su responsabilidad ante la historia que los convoca. Tienen mayoría parlamentaria desde hace 5 años, pues a cumplir con las fuerzas vivas de la producción y con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que dice lo siguiente en la cuarta disposición transitoria:
“Cuarta
Dentro del primer año, contado a partir de su instalación, la Asamblea Nacional aprobará:
3) Mediante la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, un nuevo régimen para el derecho a prestaciones sociales reconocido en el artículo 92 de esta Constitución, el cual integrará el pago de este derecho de forma proporcional al tiempo de servicio y calculado de conformidad con el último salario devengado, estableciendo un lapso para su prescripción de diez años. Durante este lapso, mientras no entre en vigencia la reforma de la ley seguirá aplicándose de forma transitoria el régimen de la prestación de antigüedad establecido en la Ley Orgánica del Trabajo vigente. Asimismo, contemplará un conjunto de normas integrales que regulen la jornada laboral y propendan a su disminución progresiva, en los términos previstos en los acuerdos y convenios de la Organización Internacional del Trabajo suscritos por la República.
4) Una ley orgánica Procesal del Trabajo que garantice el funcionamiento de una jurisdicción laboral autónoma y especializada, y la protección del trabajador o trabajadora en los términos previstos en esta Constitución y en las leyes. La Ley Orgánica Procesal del Trabajo estará orientada por los principios de gratuidad, celeridad, oralidad, inmediatez, prioridad de la realidad de los hechos, la equidad y rectoría del juez o jueza en el proceso.”
Pues, a cumplir con lo dispuesto en la Carta Magna. Para luego es tarde
Dijo una vez Salvador Allende:
“En vísperas de un nuevo año sería muy grato decirles que todo será fácil; desgraciadamente no es así”.
Esta frase cobra vida en la actual situación política Venezolana.
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