El retiro de la visa para entrar a Estados Unidos a la esposa del ex ministro de Bienestar Social, Patricio Acosta y al ex funcionario, más allá del hecho en sí puso de manifiesto la importancia que políticos y medios de comunicación dan a un documento que no debería tener ninguna importancia porque no es ningún certificado de honorabilidad.
La patética expresión de los Mandos Policiales, haciendo una Rueda de Prensa para explicar que ellos sí tienen visa y que pueden viajar a Estados Unidos, en lugar de despejar las dudas sobre una posible participación en actos de corrupción, las promueve, porque ese país no es ningún ejemplo de honestidad universal, ya sea por los escándalos de corrupción que se producen en su territorio como por la facilidad brindada por sus gobiernos a connotados personajes involucrados en actos corruptos en América Latina y otros continentes.
En el caso de las violaciones a los derechos humanos ya ha quedado demostrado que Estados Unidos es uno de los países con mayores violaciones en ese sentido. Como ejemplo podríamos recordar el hecho de haber patrocinado, apoyado y entrenado en tortura a los ejércitos y policías de las peores dictaduras de la región. En el caso de Uruguay se dio un caso muy sintomático, cuando el agente de la CIA y experto en tortura, Dan Mitrione, durante sus clases de tortura a la policía de inteligencia uruguaya, utilizaba a mendigos y señalaba que un buen torturador era aquel que lograba que el sufrimiento de su víctima sea justo, ni poco porque el detenido no hablaba ni mucho porque podía morir sin hablar. Casos semejantes se han dado a lo largo del mundo, el de Irak es el más reciente y tal vez el que más ha golpeado a la opinión pública mundial. Si a eso sumamos la aplicación sistemática de la pena de muerte en ese país, el maltrato permanente a la población negra y latina pobre por parte de la policía, y el caso del campo de concentración en Guantánamo, da para afirmar que con esas muestras Estados Unidos no debería venir a América Latina a dictar cursos de buen comportamiento.
En el caso de la corrupción es similar, Estados Unidos ha fomentado la corrupción en los sistemas políticos a lo largo del continente para poder extorsionar a políticos, policías, militares, jueces y dirigentes sociales. Casualmente, la necesidad de la corrupción para poder extorsionar era otra de las clases dictadas por Mitrione, fundador de los escuadrones de la muerte en la República Dominicana, Brasil y Uruguay, ajusticiado por un comando del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros en 1971.
Si vemos la corruptela empresarial, cuyo ejemplo más difundido en los últimos años es el de Halliburton y las empresas vinculadas a George W. Bush y sus allegados, quienes lucran con la guerra, vemos que la corrupción está también arraigada en esos niveles.
Basta recordar además que setenta empresas que aprovecharon sus vínculos con Washington obtuvieron contratos por al menos 8.000 millones de dólares para la reconstrucción de Afganistán e Irak, según aseguró la organización investigadora Centro para la Integridad Pública (CPI). 'Esto es escandaloso. Se supone que en esta democracia tendremos un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no funcionarios públicos defendiendo compañías privadas a puertas cerradas', sostuvo el director ejecutivo de CPI, Charles Lewis. La organización concluyó, tras seis meses de investigaciones, que esas 70 empresas donaron más dinero para la campaña electoral del presidente George W. Bush que para la de ningún otro candidato en los últimos 12 años.
Según el estudio, la firma Kellogg, Brown & Root (KBR), subsidiaria de la petrolera Halliburton, fue la principal receptora de contratos para los dos países, por más de 2.300 millones de dólares. El vicepresidente estadounidense Dick Cheney condujo Halliburton, radicada en Houston, Texas, antes de ser elegido compañero de fórmula de Bush en 2000. Cheney aún recibe de Halliburton una suma de dinero anual de seis cifras en dólares. La compañía de ingeniería Bechtel, también vinculada a altos funcionarios del gobierno, es la segunda en la lista, con contratos que ascienden a 1.030 millones de dólares. Riley Bechtel, jefe ejecutivo de este grupo económico, integra el influyente Consejo de Expertos de la Casa Blanca.
Si a todo eso sumamos la corrupción de un sistema policial denunciado por diversos periodistas estadounidenses y filmes, o judicial que puede dar la victoria en las elecciones al candidato que perdió, como ocurrió con Bush Hijo, podemos observar que Estados Unidos tampoco es un buen ejemplo en el ámbito del combate a la corrupción, como quiso hacer creer el Secretario de Estado Collin Powell durante la Asamblea de la OEA.
Más allá de la hipocresía que suelen tener los altos funcionarios estadounidenses y sus embajadores y embajadoras, está claro que mientras sirvan a los propósitos de su gobierno, los funcionarios públicos (policías, militares, políticos, etc.) no importa que sean corruptos. Tal vez el caso más conocido sea el de Vladimiro Montesinos y al propio Alberto Fujimori en Perú, o Carlos Menem en Argentina o Carlos Andrés Pérez en Venezuela, o Stroeshner en Paraguay o Duvalier en Haití, o Somoza en Nicaragua. Corruptos y violadores de los derechos humanos que servían a Estados Unidos sin que los gobiernos de ese país chistaran.
Por lo tanto, más allá de la culpabilidad o no del coronel Patricio Acosta, de los frecuentes viajes de su esposa a depositar dinero en Estados Unidos, de la cantidad de dólares que tenga en su cuenta bancaria, y de todo lo que genera dudas sobre su gestión al interior del gobierno, está muy claro que el retiro de la visa no es por corrupción. Estados Unidos puede utilizar como excusa la corrupción (Montesinos y Fujimori son ejemplos), pero esa nunca es una causa utilizada para retirar la visa a un funcionario de un 'gobierno amigo' como el de Gutiérrez. ¿Cuál es la verdad? ¿Acosta tenía demasiada influencia sobre Gutiérrez y para presionarlo más fácilmente era mejor alejarlo? ¿Quién es la punta de lanza más directa de la embajada estadounidense en el gobierno ecuatoriano? ¿Qué influencias o amistades tenía Acosta que no gustaban a Estados Unidos? Tal vez si se responden estas y otras preguntas se pueda llegar a la verdad. Por ahora algo huele mal en esta historia, y decir que no se es corrupto por tener visa estadounidense parece un chiste digno de una República Bananera, que no es ni merecería ser Ecuador.