En Venezuela hay una nueva manera de hacer política. Y no sólo para ganar elecciones, también para gobernar. En el mapa político nacional contemporáneo, se dibuja clarito y sin amagues, la égida de un personaje colectivo: ¡el pueblo!, que hasta ahora permanecía oculto, allí, en la penumbra de la indiferencia y del polvo de la historia. El pueblo convertido ahora en líder de sí mismo. El pueblo consustanciado en el vigor de sus propias e infinitas potencialidades. El pueblo convertido en un sólido muro de contención, siempre en ristre, a la defensa de sus conquistas sociales. El pueblo preparado para la victoria final.
El pueblo en la gesta suprema de su liberación definitiva. El pueblo coronado de fiesta participativa y democrática. El pueblo protagonista de sus propias luchas, de sus propias decisiones. El pueblo cantando, en allegro sostenido, la canción de la libertad. El pueblo hace ronda. Ahora es una cuadrilla. Una escuadra, para mejor decir. El pueblo rondador: que vigila. ¡Mosca! Que está alerta. Convertido en avanzada para la creación, constitución y conformación de una nueva representación del liderazgo político y social. Atrás quedaron los viejos y mastodontes camaleones de los anquilosados y obsoletos partidos políticos venezolanos que mordieron el polvo de la historia.
Y ahora son sustituidos, esos paquidérmicos líderes de esa aniquilante manera de hacer política, por el frescor, la espontaneidad, la virtud y la fortaleza de un pueblo glorioso y patriota, ahora convertido en patrulla y en centinela de la soberanía y del progreso material y espiritual de toda nuestra gente. El pueblo hace ronda. En tierra, ese pueblo rondador se transforma en destacamento o en pelotón y célula activa y estratégica, que vendrá a garantizar la pulcritud y transparencia del proceso de ratificación del mandato presidencial del comandante Hugo Chávez, para que no haya nuevamente fraude el próximo 15 de agosto: día primordial de la consagración de nuestra Constitución Nacional.
Y en los ríos, en los lagos y en el mar, ese mismo pueblo se convierte en flota, en escuadrón naval que llevará nuestras banderas de emancipación, autonomía y democracia, hasta los confines de los océanos, para anunciarles a los pueblos del mundo, que aquí se vive y se respira en un ambiente y en un espíritu pleno de libertad y de soberanía.
Desde su juramentación, en toda Venezuela, la patrulla electoral es la unidad básica de la estructura operativa del Comando Maisanta para el despliegue de las operaciones de contacto directo en la Batalla de Santa Inés el próximo 15 de agosto. Los patrulleros y patrulleras constituyen soldados que, desplegados en la Zona de Batalla Electoral, cumplen con el objetivo de contactar, ganar y movilizar a los electores a objeto de alcanzar la victoria en el Referendum Nacional. Para ratificar al Presidente Chávez en la Presidencia. Para que el pueblo gobierne. Para que nadie venga a entrometer sus narices. El pueblo hace ronda. Patrulla. Vigila. Es guachimán: vela, está alerta, hace guardia. Es una atalaya inmensa de solidaridad y de esplendor republicano. Monta vigilancia. Le crecen sus ojos. Le crecen los brazos. Le crecen los músculos.
El pueblo hace ronda. Cela. Ejerce vigilancia. Custodia. No pega los ojos. No descansa. Patrulla. Cada quien, en cada barrio, en cada esquina, en cada plaza, en cada mesa de cada hogar, en casa propia y en casa de amigo y compatriota, la gente se convierte en patrullero infatigable. En camarada. Llevan tatuada la consigna del guerrero que, con su andar de vanguardia, como el gran Aquiles, como Alejandro Magno, como Sucre, como Urdaneta, como Bolívar y como todos los grandes estrategas militares, con su andar de triunfo, siempre decretan la victoria.
Su combate es por el No. No, no y no: ¡no se vistan que no van!
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