Suele confundirse la figura del empresario o patrono con la del capitalista.
Esta vez trataremos de marcar la importante diferencia que entre ellos puede
existir.
En la sociedad capitalista o burguesa un ciudadano se dota de un capital en
efectivo, de inmuebles, de maquinarias, materias primas, etc. Tal capital
puede ser propio o perteneciente a un tercero. Este tercero representa al
propietario económico o capitalista por antonomasia. Su capital puede
dedicarlo a préstamos o a la compra de acciones varias. El otro representa
al capitalista en condición de propietario jurídico, y puede hallarse al
frente de una empresa X o simplemente comprar acciones en una compañía de
burguesa índole, de la cual sería propietario económico y p. jurídico de la
parte de capital tomada en préstamo.
Repetimos, si este segundo capitalista se halla al frente de la empresa
entonces cubre una doble función: la de accionista o capitalista con dinero
propio o ajeno, y la de empresario, un rol que perfectamente desempeñan los
gerentes o administradores de compañías anónimas bajo el epíteto de
"ejecutivos", una denominación elitista que la tradición ha reservado a
quienes menos ejecutivos son, si a ver vamos, habida cuenta de que la única
función que ejecutan es la de vigilancia y control de la mano de obra a su
cargo. Son unos "ejecutivos" que no agregan valor alguno al capital, son
parte del capital constante, pero garantizan la mejor aplicación del capital
de los dueños de la empresa a su cargo.
Los capitalistas son principalmente los financistas de primer grado,
comúnmente llamados "banqueros". Estos cobran intereses por el capital
cedido en préstamos. Existen también los capitalistas de segundo grado o
accionistas, y son quienes financian directamente la producción que corre a
cargo de los llamados empresarios o ejecutivos, según acabamos de decirlo.
Reciben dividendos. Cuando estos se hallan al frente de su empresa entonces
reciben dividendos además de salarios como ejecutivos.
Ahora bien, la condición de capitalista de primer o segundo grados no
necesariamente va acompañada de condiciones técnicas ni morales ni de
dotaciones naturales, según la interesada concepción schumpeteriana, la
cual atribuía facultades innatas a los empresarios en un servil intento por
justificar la ganancia mal habida procedente de la explotación de sus
asalariados.
El caso es que para fungir de capitalista, de banquero o de accionista,
basta la posesión de capital, de un privilegio social propio de la sociedad
capitalista. Es una condición que puede recaer hasta en cualquier tarado
porque para ejercer como tal sólo basta ser propietario económico o jurídico
de un determinado monto de capital.
marmac@cantv.net