El arribo de ladrones, malandros y viciados españoles a la llamada “nuevas indias” en la conquista y colonización, dejó huellas marcadas en la sangre de las siguientes generaciones procreadas en tierras americanas. El saqueo de la madre tierra y las inquisiciones de los aborígenes arrodillados ante una cruz, trajo pillería y catolicismo unidos de la mano. Hasta el presente, han existido generaciones oligárquicas y terratenientes en Venezuela, propietarios de grandes extensiones de tierras y riquezas heredadas en los siglos pasados, como aquellos que también amasaron ilegalmente fortunas desde la primera hasta la cuarta república y que en algunos casos se colaron en la quinta. Actualmente llaman corrupto a cualquier venezolano o lo tratan despectivamente cuando aterriza por Europa, continente enriquecido y revivido, gracia al saqueo de las tierras americanas que siglos después, sirvió de cobijo a inmigrantes europeos que huyeron de las guerras para luego combinar sus sangres en estas tierras.
Quienes hemos creído en un posible cambio estructural de país, tanto en lo político, ideológico, cultural, etc…al mismo tiempo, hemos sido autocríticos del proceso actual, en el modo de conducta que observamos internamente por aquellos que nos tratan de “camaradas” y “compatriotas”, pero que se comportan cual pillo patotero español de la colonia. Por supuesto, que la salpicada de esa conducta mancha también a quienes de manera pública y notoria defendemos una revolución soñada, lo que deja huérfana nuestra acción ética y moral, pues la oposición política neoliberal que señala a los pillos, mete en el mismo “saco de harina” a todos los que creemos en un cambio de visión socialista.
En la naciente “quinta república” surgió el término “chavismo” desde los laboratorios sicológicos de la derecha venezolana, para asociar al conocido personaje del “Chavo” y su vecindad, con Chávez y sus seguidores, alejando la posibilidad del “chavecismo” como doctrina del Comandante Chávez, hombre que encarna un cambio revolucionario en proceso. Salvo la expresión de “Revolución Bolivariana”, tiempo después de modo erróneo, se ha utilizado la terminología “bolivariano” en aparente homenaje a Bolívar, para cuanta creación haya parido el proceso de cambio revolucionario en Venezuela de la última década, situación aprovechada de manera más errada aún por la oposición que, usa adjetivos con el prefijo “boli”, o directamente la palabra “bolivariano” para descalificar el proceso, haciendo con ello, un daño terrible y maltrato a la historia en una afrenta al Padre de la Patria, Simón Bolívar.
Ahora que surge una implosión de corruptos en la quinta república (corrupción 4x4 que supera la cuarta), la palabra “boliburguesía” (bolivarianos nuevos ricos), esputada por los mismos que arengaron a voltear la bandera de Venezuela, comienzan a colar otro término; “chavoburguesía”, para deslindar a Bolívar en sus anteriores ofensas y salvar sus manos lavándolas en la historia, como un mensaje que podría descifrarse de aquellos nuevos ricos de la vecindad del Chavo seguidores de Chávez y hasta del mismo Chávez. Hoy, esa derecha neoliberal defiende a Bolívar y la Constitución de la quinta República después de tantas patadas y puñales propinados como las mismas inquisiciones de la colonia o quizás, sospechosamente, buscando salvar al “chavismo sin Chávez”, en una feria política por venir mientras se construye el “Revolution Park” en Panamá con dinero desde Venezuela.
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