Estimados camaradas socialistas, en estos días de comienzo de año, he tenido, a nivel personal, que asistir a dos centros de salud en caracas y ya que el tema de la salud siempre es un tema complicado y álgido, he decidido contar mis impresiones en estas visitas mías a centros de salud caraqueños.
La primera que quiero reseñar ocurrió hace ya una semana y fue en el hospital cardiológico infantil ubicado al final de la urbanización Montalbán. Yo cada tres meses y como es mi costumbre de hace unos años para acá, voy a donar sangre a esa institución y demás esta contarles, lo limpio, bien ordenado, funcional y moderno de este hospital, realmente es un gusto entrar a esta institución y yo que he tenido chance de viajar un poco fuera de nuestras fronteras, les puedo decir, que es un auténtico lujo tener una institución de este calibre, funcionamiento y totalmente publica en nuestra bella ciudad.
Al llegar al hospital me encontré con una muy agradable sorpresa y era que un grupo, bien numeroso, de empleados del ministerio de ciencia y tecnología estaban donando sangre, al igual que unos reporteros del correo del Orinoco, que ahí se encontraban haciendo la reseña del suceso. Realmente da gusto el ver cómo estas campañas de concientización que lleva adelante nuestro gobierno si funcionan, por lo menos, en lo que a las entidades públicas respecta, porque yo puedo dar fe pública, ya que como dije anteriormente cada tres meses dono sangre, que es la primera vez que no me encuentro solo en esta labor.
Quiero terminar de referirme a mi visita al hospital cardiológico infantil, dando una pequeña reseña médica acerca de la donación de sangre. Primero que nada quiero dejar en claro que no soy médico, soy ingeniero, pero me encanta leer e informarme de todos los temas posibles y de ahí, que me enterase que una corriente medica de la rama de la hematología considera, como altamente beneficioso para nuestra salud el donar sangre cada tres meses, ya que esto permite a nuestro cuerpo el liberar ciertas impurezas y además, el de regenerar nuestra sangre, ya lo dije no soy médico, pero los artículos que al respecto leí me convencieron de realizar esta noble misión.
Mi siguiente visita a una institución de salud publica en nuestra ciudad, no fue tan alegre festiva y voluntaria, ya que mi vecino, un gran amigo paramédico y humano sin igual, cayó enfermo víctima de los excesos decembrinos y sufrió una serie de complicaciones, bastante graves, tanto a nivel intestinal, como a nivel pulmonar. El nombre de mi vecino me lo reservo, por razones obvias, pero voy a enfocar este asunto desde dos puntos de vista fundamentales y que sirven para englobar en un todo, el aspecto que quiero tocar en este artículo. El primer punto es el referente a la atención de mi vecino, mucho he leído de la precaria situación de nuestros hospitales, de los enormes problemas de la salud de nuestro país, pero aquí tengo un ejemplo palpable que quiero reseñar.
A mi vecino, en el lapso de 7 días, se le realizaron 3 intervenciones quirúrgicas y estuvo en sala de terapia intensiva por tres días, ya lleva 15 días en el hospital Pérez Carreño, mi vecino tiene un seguro médico que le cubre hasta 35.000,oo BsF., y antes de operarse decidió consultar un presupuesto en una clínica privada de corte modesto, si es que así podemos llamarla y ahí le informaron, que ese monto apenas le cubría para unos días de hospitalización y quizás para una intervención sencilla, ante este panorama, decidió y muy acertadamente, ponerse en manos de nuestros médicos en el hospital antes reseñado, como ya informe, le han realizado tres operaciones en siete días, en los actuales momentos se encuentra convaleciente y en pleno proceso de recuperación.
Quiero hacer notar, que si bien es muy cierto, que la familia ha tenido que comprar algunos insumos, ejemplo: pañales de adulto desechables, gasa, alcohol, toallas sanitarias, no es menos cierto, que este gasto es ridículo e ilusorio ante la enorme cantidad de dinero que hubiese tenido que desembolsar por estas intervenciones en una clínica privada, muy seguramente, hubiese tenido que vender su casa para poder sufragar estos gastos y aquí en este hospital, le han salido casi totalmente gratis, (Única compra de los insumos ya mencionados), amén de estar bien atendido y en manos de muy buenos médicos.
Ahora quiero hablar del punto de vista de la infraestructura de este hospital y de la gente que ahí labora, primeramente hablemos de la infraestructura, donde nos encontramos con la obras de ampliación del área de emergencia, obras estas que marchan pero a paso de morrocoy, ya que en el mes de noviembre estuve en esa área en especifica de ese hospital, acompañando a un vecino que sufrió un cólico nefrítico y de ese tiempo para acá, por lo menos lo que se ve por encima está muy similar, con muy poco avance. Los ascensores son el eterno calvario de estas muy viejas estructuras, pero funcionan, mal, lentamente, pero funcionan.
La limpieza intachable, las habitaciones y las camas bien, pero en muchos cuartos faltan vidrios en las ventanas, lo que hace que en las noches y con el viento haya que taparlas con cartones, pero en líneas generales la estructura, a pesar de lo vieja, luce bien cuidada y sobre todo funcional, ya que me entere hablando con el personal del hospital, que la mayoría de su quirófanos está funcionando muy bien y que tiene casi todas sus camas operativas, es decir, funcionan dentro de los límites de lo bueno.
No me quiero dejar de referir en este punto al personal que ahí labora, las enfermeras un amor y aunque siempre hay la mal encarada todas son serviciales y muy atentas y eso que tiene que lidiar con un gentío a diario, lo que nunca me deja de asombrar, es la poca, por no decir nula, humanidad de los médicos y ojo, no solo los que laboran en ese hospital, sino en línea general, la casi totalidad de los médico que atienden a pacientes en general y no en consulta, son seres fríos, pedantes y muy groseros, pero bueno, hacen su trabajo y uno no está en sus zapatos para juzgarlos, pero que diferencia cuando uno se encuentra con un médico cubano, siempre dispuesto a hablar, a explicar, a entender el dolor tan fuerte que uno tiene al entrar a esas instituciones, porque estemos claros, uno no va a un hospital de parranda, va por que está sufriendo o como enfermo o como familiar y esto no se les debería olvidar.
Quiero reseñar, ya para finalizar y como es mi costumbre últimamente y además, previendo la cantidad de mails insultándome porque lo que yo he vivido en carne propia es falso, quiero estar con dios y un ratito con el diablo. Si bien la situación complicada de mi vecino ha sido subsanada o está en vías de serlo, de una manera casi excelente, no es menos cierto que un entrañable amigo, víctima del cáncer, un luchador incansable de la vida como lo es José Rosario Rivera, tiene seis meses esperando que se le dé un chance para operarlo en el hospital militar, claro, como su operación no es de emergencia ya que su cáncer fue en la boca y le removieron una parte importante de hueso y le cosieron la lengua a la boca, cuestión por la cual tiene ya tres años comiendo todo licuado y la operación en cuestión que se le debe realizar, es simplemente, la de despegar la lengua para que él pueda comer sólido, pues lo pelotean día tras día.
Es cierto que esta operación es sencilla y también es cierto que es el preámbulo a una intervención mayor, donde hay que injertarle una prótesis en el hueso maxilar, pero no se tienen los recurso para costear esta prótesis y las gestiones que estamos adelantando ante los organismos competentes, poco fruto han dado, pero lo que es cierto y deprimente, es que se tenga a un ciudadano venezolano, mayor de 50 años, esperando por más de seis meses para ser intervenido en la citada institución de salud y después queremos que los escuálidos no se quejen.
Ahora sí, para despedirme, el balance que yo puedo sacar de las situaciones que me han tocado vivir en el sistema hospitalario, en estos últimos días, son más que satisfactorias, no por eso dejo de reconocer los innumerables y complicados problemas que aún se tiene en ese aspecto tan importante de la vida cotidiana del venezolano, pero por lo menos, para mi modesta opinión, vamos en el camino correcto.
pito0726@hotmail.com.