A mi no me digas Caderú

Por una de esas sorpresas que nos tiene preparadas la vida, la semana pasada me tropecé en la plaza Brion de Chacaito con una protesta estudiantil, y les juro que de momento creí que se trataba de algún casting para la película Sodoma y Gomorra, a juzgar por las poses de los asistentes.. ¡ Cómo había parejitas del mismo sexo abrazadas ¡.

Muchachas bien bonitas guindando del cuello la una de la otra. Chamos bien maquillados apoyados los hombros de uno en el otro. Mas allá un grupito de seis jovencitos charlando de lo más femenino, algunos con bufandas en el cuello, otros con pulseras escarchadas en las muñecas y todos con unos peinados que ya quisiera el barbero de Sevilla andar por ahí a esas horas a ver si consigue chamba.

Pero era en los bancos de cemento donde estaba la verdadera pachanga. Muchachitas con sus piernas entrecruzadas haciendo triple equis. Jovencitos con sus piernas cruzadas al estilo Tom Hands en la película Filadelfia. Otro mas acá limándole las uñas a otro mas de allá. Otra morenita como quien quiere y no quiere haciéndose tantear los senos por su compañera con la excusa de que tenía el corazón acelerado, supongo que por la emoción de estar ahí.

A medida que iba saliendo del asombro iba distinguiendo los mensajes en las pancartas. Todos con un estilo bien delicadito, con colores pastel de doble tono y unas manitas blancas bien arregladitas en cada extremo, donde en unas se hablaba del cierre, en otras de la violación y en una que otra hasta se reclamaba el amor libre o amor a la libertad. Ahorita no recuerdo bien.

Lo más curioso es que no había tarima ni micrófono ni nadie con pinta de dirigente. Lo que sí había era cámaras por todos lados. Cámaras de televisión, cámaras de bolsillo, cámaras de celular, cámara por allá, cámara por acá. Y algo que todavía no he podido comprender: Los chamos conversaban cada quien con un audífono oyendo música de su blackberry. Y la conversación no sé si seria coherente pero fluida si era.

Al final de la mañana cada quien agarró su camino y como quien dice :“ tenemos la tarde libre “ , se fueron al bulevar de Sabana grande a pasear sus pasiones algunos y al centro comercial el recreo a recrear sus desviaciones otros. No sé si alguno entraría a la iglesia “ Pare de Sufrir” que les queda ahí cerquitica.

Yo, como no bailo en ese grupo ni tenia la tarde libre, me dirigí a mi trabajo. Luego en la noche estuve canaleando y pude ver en algunas televisoras la reseña de la concentración. Vi algunas entrevistas en las que el periodista tuvo que informar el motivo de la concentración ya que se cansó de preguntarle a los chamos y cada quien le dió una versión distinta, mas o menos en el mismo orden de las pancartas “ que si no me abrieron “, “ que si me violaron “, que si me cerraron ”, “ que si lo esto, que si lo aquello”. Pude entender que su pelea era por el cierre de un canal de televisión. Y pensar que posiblemente sea la televisión quien los tiene así.

Me acosté recordando a “ Che el de Pabucho”, un paisano de allá de la Tacarigua de Margarita a quien su abuela Angela, obstinada ya porque el muchacho en vez de apagar el televisor como ella se lo exigía, lo que hacia era darle mas volumen, le pegó un grito “ Apágalo diablo antes que te lo pegue de la cabeza con todo y locutor”.

Salazarfu@pdvsa.com
Caracas


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Freddy Salazar


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