Evidentemente que este tema es apasionante y más saber como actuaron y quienes actuaron en aquellos acontecimientos que aún perduran y perduraran "por siempre".
El movimiento insurgente dentro de la Fuerza Aérea fomentó la captación de personal cívico-militar, donde estuvieron otras fuerzas, como la Armada y el ejercito, hasta la Conferencia Episcopal, Academias Nacionales y aquel grupo de Notables. Pero vamos a continuar con este relato que va a complementar la parte I, ya publicada.
"LA INSURGENCIA DE LA FUERZA AEREA EL 27 DE NOVIEMBRE DE 1992:
Asumiendo la responsabilidad de organizar una nueva insurgencia, ahora cívico-militar , el General Francisco Visconti Osorio convocó a aquéllos militares de la Aviación que estuvieron relacionados con las organizaciones Proyecto R-83 y Alianza Revolucionaria Militar en Acción (ARMA), que bajo el liderazgo del Teniente-coronel William Izarra Caldera, habían existido clandestinamente dentro de la Fuerza Aérea a finales de los años setenta y comienzo de los ochenta, y convocó también, a aquéllos quienes habían militado o simpatizado, en el seno de la Aviación, con el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200); así, en muy poco tiempo, se consolidó un masivo movimiento insurgente dentro de la Fuerza Aérea Venezolana. Con el objetivo de integrar a este Movimiento a los otros componentes de las Fuerzas Armadas y al sector revolucionario nacional, se asignaron tareas adicionales a cumplir a lo externo de la Aviación: al Coronel de Aviación Jorge Garrido Martínez se le encomendó la tarea de tomar contacto con el Comandante Guerrillero Douglas Bravo para, por su intermedio, invitar la incorporación de los sectores revolucionarios de la lucha popular venezolana; sobre los Tenientes-coroneles de Aviación Wilmar Castro Soteldo y Luis Reyes Reyes recayó la responsabilidad de diligenciar la incorporación de personal de los otros componentes de las Fuerzas Armadas, particularmente del Componente Ejercito.
Unos meses después fue contactado el Contralmirante Hernán Gruber Odreman de la Armada, a quien se le cedió el comando de la operación, por ser él, el oficial más antiguo de los comprometidos con la Insurgencia. Durante el periodo de planificación de la operación se convocó e interactuó con un amplio espectro de sectores de la vida nacional, que iban desde lo más extremo de la izquierda política venezolana hasta aquellos sectores más conservadores de la política nacional; se conversó con al menos un personero de organizaciones políticas tales como Bandera Roja, Tercer Camino, Causa R y el Movimiento al Socialismo, así como de organizaciones del tenor de la Conferencia Episcopal, de las Academias Nacionales y del llamado grupo de Los Notables. Todas las personas convocadas asintieron afirmativamente en la necesidad de organizarse para enfrentar la grave crisis institucional existente, incluyendo la prioridad de elaborar un plan de contingencia para actuar por la vía de hecho, cuando las posibles alternativas de solución pacífica fuesen agotadas. En el seno de las Fuerzas Armadas Nacionales se diligenció la participación de los diferentes componentes de la Institución: Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional; y si bien no se contó con la incorporación decidida y significativa de todos ellos, por lo menos se dispuso de sus representantes a nivel del grupo de planificación, participando entre otros, el Coronel del Ejército Higinio Castro, el Contralmirante de la Armada Hernán Gruber Odremán, el General de Brigada de la Aviación Francisco Visconti Osorio y el Mayor de la Guardia Nacional Carlos Salima, constituyéndose cada uno de ellos en la figura pública, responsable del respectivo componente militar.
Siendo así, entonces el 27 de Noviembre de 1992 (27N) no amaneció de golpe; aquel histórico día tuvo lugar una rebelión inédita, única, en la Historia de Venezuela; una Insurgencia Cívico-Militar a la cual fueron invitados a participar todos los sectores de la vida nacional que manifestaron, pública y privadamente, su rechazo a la grave crisis socio-político-económica-militar que padecía en aquel momento nuestro País, y su disposición de aportar para la solución de esta; ese día, el 27N, la Aviación Militar Venezolana, junto a su pueblo, se entrego nuevamente y sin reservas, a la lucha por la causa nacional, a la lucha por la Revolución Bolivariana, a la lucha por aquella Revolución iniciada por el Padre de la Patria, El Libertador, el General en Jefe Simón Bolívar, en el año 1815, a la lucha popular por la igualdad, la justicia social, la participación protagónica, la corresponsabilidad, la solidaridad, la identidad, la pertenencia, el arraigo, la soberanía y la autodeterminación; a la lucha por la dignidad, por la emancipación final y por la liberación de los venezolanos.La participación masiva en el combate real la soportó la Fuerza Aérea Venezolana, los valientes y aguerridos pilotos de este componente estuvieron peleando durante todo el día, siendo complementada, su inédita y gran actuación, con una que otra intervención aislada de pequeñas unidades del Ejército y de algunos de los sectores civiles comprometidos, que desafortunadamente no pudieron cumplir con su misión. En consecuencia, los objetivos militares de la lucha en tierra no pudieron ser capturados, salvedad hecha a la heroica intervención cívico-militar ejecutada para la toma de la televisora Venezolana de Televisión y del centro de enlace de las señales de televisión en el sector Los Mecedores de la ciudad de Caracas, allí, conjuntamente, algunos compatriotas del Ejército, la Armada y del MBR-200 (Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, Grupo Occidente) lo dieron todo, inclusive sus vidas, en el cumplimiento de su misión. Además, debemos resaltar la espontánea y decidida intervención de los habitantes de los poblados aledaños a la Base Aérea El Libertador en Palo Negro, estado Aragua, de algunos grupos de manifestantes en la ciudad de Maracay y de estudiantes de la Universidad de Carabobo, quienes se solidarizaron con la rebelión.
Ese histórico día, la juventud patriótica y militar venezolana estuvo dignamente representada en el aire por los pilotos de combate de nuestra Institución Aérea, quienes a la par de sus aguerridos y valientes hermanos de la Policía Aérea y de la Defensa Aérea, en tierra, lo dieron todo por la Patria, hasta llegar al límite de la entrega de sus propias vidas. Durante ese epopéyico momento, la gran familia de aviadores venezolanos del 27N, tanto en el aire como en la tierra, combatió en todos los ámbitos: se libraron combates aéreos reales (hecho único en toda la vida de nuestra Patria), enfrentamientos aire-tierra, ataques tierra-aire y también combates de las fuerzas de superficie entre sí; observamos entonces, que la Fuerza Aérea Venezolana estuvo el 27N combatiendo aguerrida, valiente y dignamente durante casi todo el día, como no lo ha hecho nunca, ni antes ni después, en toda su vida; por lo que podemos concluir diciendo que “El 27N ocurrió una insurgencia masiva de la Aviación Militar Venezolana”,que: ¡El 27N hubo un Golpe Aéreo!
Durante la Insurgencia Cívico-Militar del 27 de Noviembre de 1992 (27N), el General Francisco Visconti Osorio, desde la Base Aérea “El Libertador”, comando las unidades rebeldes de la Fuerza Aérea Combatiente, con la cooperación y participación directa, a nivel del Comando de la Insurgencia Aérea, de los siguientes oficiales superiores:
- Coronel (av) Jorge Garrido Martínez, como Jefe de Estado Mayor del Comando Insurreccional y Comandante de las Operaciones Aéreas desde la Base Escuela Mariscal Sucre, con el Grupo de Entrenamiento Aéreo Nº 14 y los Sistemas de Armas Tucano y Mentor T-34.
- Coronel (av) Rafael Domínguez Sequera, como Jefe de Operaciones Aéreas en la Base Aérea El Libertador y Comandante de las operaciones del Grupo Aéreo de Operaciones Especiales Nº15 y los aviones OV-10 Bronco.
- Coronel (av) Gustavo Guedez Biaggini, como coordinador del apoyo de los Servicios Logísticos, desde la Base Aérea El Libertador.
- Coronel (av) Daniel Torrealba Ramos, como enlace y coordinador de la participación de las Organizaciones Revolucionarias Civiles, en los Valles de Aragua.
- Tenientes-Coroneles (av) José Villarroel Suegart, Wilmar Castro Soteldo y William Ramón Fariñas, como Comandantes de las Operaciones Aéreas en la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda y en la Guarnición del Distrito Federal y estado Miranda.
- Teniente-Coronel (av) Luis Reyes Reyes, como coordinador y Comandante de las Operaciones Aéreas del Sistema de Armas F-16 Falcon.
- Tenientes-Coroneles (av) Pedro Torres Finol y José Arévalo Colmenares, como coordinadores y Comandantes de las Operaciones de los Sistemas de Defensa Aérea.
- Teniente-Coronel (av) Alexis Ochoa Rodríguez, como coordinador y Comandante de las Operaciones Aéreas del Sistema de Armas T-2D Buckeye.
- Teniente-Coronel (av) Dalmiro Pastor Meléndez, como coordinador y Comandante de las Operaciones Aéreas del Sistema de Armas CF-5 Freedom Fighter.
- Mayores (av) Cornelio Trujillo Candor y Henry Atilio Peña Camacho, y Capitán (av) Mauro Hernán Araujo Oviedo como Comandante y coordinadores de las Operaciones Aéreas del Sistema de Armas C-130 Hércules.
- Mayor (av) Orlando Silbersteins Mellado, como coordinador y Comandante de las Operaciones Aéreas de los Sistemas de Armas Súper Puma, UH-1H Bell y Alouette.
- Mayores (av) Dionisio Pérez Escalona y David Isea Monagas, como coordinadores y Comandantes de las Operaciones Aéreas del Sistema de Armas M-50 Mirage.
- Mayor (av) José Osuna Olivieri, como coordinador del Apoyo Logístico del Servicio de Armamento de la Fuerza Aérea.
- Mayor (av) Roosevelt Enrique Gamarra, como coordinador y Comandante de las Operaciones de Combate del Grupo de Policía Aérea de la Base Aérea El Libertador y de la Escuela de Tropas Aeronáuticas.
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