Se completó una nueva edición del certamen más esperado por la fanaticada beisbolera en la zona caribeña. Margarita y los margariteños, al parecer, se vistieron de fiesta y el entusiasmo no se hizo esperar para acompañar a un empresario que no frunce el seño a la hora de ponerle precio al espectáculo. Si algo gana la isla es el reacomodo del estadio que ojalá sirva para el desarrollo de sus campeonatos locales y no sea exclusividad de los llamados profesionales. Seguramente la hotelería y las tiendas se ganaron sus churupos en un mes comercialmente flojo. Bien también para quienes desde los medios de comunicación, especialmente la TV, transmitieron la contienda. O sea, bien para los que montaron el negocio porque de las ganancias seguramente no se van a quejar.
Ante la pregunta sobre el beisbol que se jugó, huelgan los comentarios. Para casi todos los equipos participantes, una cosa es el campeonato que se realiza en cada país y otra es la Serie del Caribe. Como las condiciones las ponen los empresarios de las grandes ligas, ya sabemos que esta esperada y promocionada serie se convierte en una especie de confrontación entre jugadores que buscan chance en las mayores o quienes se dedican a “matar tigres”, demostrando que aún gozan de las habilidades que los hicieron famosos. Sin ánimo de descalificar la Serie, tal como lo demostró la reciente edición, se trata de un evento que va palo abajo por la casi ausencia de competitividad. Está bien que sea una vitrina para muchos prospectos y los llamados caza talentos estén a la zaga. Lo que no puede ocurrir es que se abuse de la fanaticada, presentando equipos armados por peloteros de segunda o algunos que han estado prácticamente inactivos.
La Serie del Caribe también demostró que no es tan caribeña. El periodista Eleazar Díaz Rangel en una nota publicada en “Ultimas Noticias” se animó a hacerles una propuesta a los organizadores del evento. Les propuso que el monto de las entradas de uno de los días fuese donado al pueblo de Haití, hermanito de la cuenca caribeña, aunque allá le meten es al fútbol. Sospecho que ni la leyeron o se hicieron los musius. En fin poco que aplaudir para un evento que fue gris, después de tanta promoción y espera por parte de una fanaticada que debe ser reivindicada por los negociantes del deporte que más gusta a los venezolanos y caribeños. ¿Se atreverán a pedirles disculpas a la fanaticada? ¿Revisarán todo lo ocurrido para mejorar? Esperamos que así sea por el bien del beisbol.
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