Alquimia Política

La Sociedad Desnuda

La sociedad, en su esencia, o al desnudo, está orientada por las organizaciones que no tienen fines de lucro como las organizaciones no gubernamentales, las iglesias, los clubes, las organizaciones cívicas, los grupos de servicio, los gremios, los sindicatos, etcétera; y todos ellos producen capital social, tanto de pago, como no remunerado.

En el caso hipotético de que estas instituciones desaparecieran, el futuro del capital social el país entraría en una profunda crisis. La sociedad civil organizada esta en el ahora histórico fragmentada y sin fuerza política real. Un amplio sector se ha visto obligado, por la necesidad de dar una respuesta a los problemas ambientales y raciales, a intervenir en los espacios público-políticos por la escasa participación algunos gobiernos en la generación de capital social.

Este vacío ha permitido proyectar al capital social producido por la sociedad civil organizada como marco de referencia para las comunidades empobrecidas. Por ejemplo, si algún gobierno no puede dar trabajo, ni tampoco el mercado, entonces lo ha ido dando la economía informal y/o la sociedad civil organizada. El poder político central, más temprano que tarde, realínea sus políticas sociales para poder conservar su influencia en los sectores necesitados de capital social.

En cuanto a la participación del ciudadano en el terreno público-político, podemos observar una clara desviación de los preceptos colectivistas y solidarios que la ha orientado en los últimos tiempos, dado que participación ciudadana es un todo activo que amerita interés por todos los miembros de la sociedad; pareciera que el ciudadano, que no milita ni pertenece a partidos políticos ni forma parte de la sociedad civil organizada, queda mayor parte del tiempo marginado de los espacios públicos-políticos. Entendido éstos, como una concepción que ya no es solamente patrimonio del gobierno ni exclusiva de los partidos políticos, sino que al mismo tiempo es un espacio de libertad, responsabilidad y de participación de un sinnúmero de actores sociales, económicos o culturales que actúan ya sea desde el individuo o la colectividad en los asuntos comunes a todos.

Los procesos de participación ciudadana en una Sociedad Desnuda, al margen de los procesos electorales, enfrenta ante todo el reto de poder superar la actual etapa de apatía de numerosos sectores de la población. La cultura participativa en los asuntos público-políticos enfrenta fuerte resistencia de los ciudadanos en relación a la utilidad de su participación, sobre todo frente a la falta de credibilidad en el gobierno liberal y el paulatino agotamiento de los líderes populares. Esta crisis de credibilidad en la autoridad, es reflejo de un desdibujamiento de la política como actividad efectiva para resolver los problemas más importantes para la población empobrecida.

Se ha apreciado en los gobiernos neoliberales, una gran incapacidad para resolver los problemas más inmediatos de los ciudadanos, esta crisis de credibilidad puede desembocar en una crisis de la relación normal de mando-obediencia entre gobernantes y gobernados. La lucha social y la inteligencia decidirán si el mundo asume los gobiernos de corte democrático como percepción de una amplia consolidación de los valores colectivos por encima del individualismo.

Es decir, la participación ciudadana se ha de dar en torno a cuestiones específicas (niñez, poder local, medio ambiente etcétera), más que en relación a problemas generales que afectan a una comunidad (pobreza, desempleo, hambre, etcétera). Lo anterior ha generado un auge de las organizaciones no gubernamentales dedicadas a problemas específicos que participan en lo público y que parecen indispensable en una democracia; pero al mismo tiempo, la participación ciudadana en lo público, que se hace a través de esas asociaciones o grupos de interés específicos, hace que los ciudadanos desaparezcan o se borren de la escena pública- política, donde se abordan los problemas nacionales.

Si bien las organizaciones sociales son importantes para la democracia, también pueden ayudar a mantener injusticias, deformar la conciencia cívica, distorsionar la agenda pública- política y enajenar el control ciudadano sobre la actividad cotidiana del gobierno. Mientras el descrédito de las instituciones políticas se incrementa, se valora socialmente, de forma elevada, a las organizaciones no gubernamentales, pero también esta valoración permite recrear actitudes en los ciudadanos de rechazo de todo aquello que representan intereses público-políticos.

A todo esto, el ciudadano está obligado a recuperar su propia voz pública. Recuperar su voz es participar de lo público y de lo político, desde lo micro, de lo pequeño, de la comunidad, del municipio, en cualquier escenario de la sociedad.

Bajo un sistema democrático, una sociedad civil organizada sin capacidad de tener iniciativas de ley es una Sociedad Desnuda. La política se vuelve errática, se desarticula y pierde coherencia, porque no habría capacidad de encauzar ni traducir los intereses reales de los ciudadanos en política concreta. Sin un sistema político que permita la iniciativa política de los ciudadanos no hay forma de agregar intereses y dar cauces a la participación de los individuos en los espacios públicos-políticos. Las fuerzas políticas de "los de abajo" se desbordarían y la marea de las pasiones partidarias tiende a abarcarlo todo. En una democracia sin iniciativa de la sociedad civil organizada, cualquier gobierno está imposibilitado para avanzar propuestas y establecer consensos con "los de abajo". La toma de decisiones del gobierno pierde legitimidad y toda posibilidad de acuerdo con los ciudadanos se desvanece. El proceso de consolidación democrática no estará terminado hasta que el sistema político armonice los principios de gobernabilidad y la posibilidad de la sociedad civil en la formulación de políticas públicas.

En una palabra, la participación ciudadana es necesaria para que dé paso a mecanismos de democracia directa; es un reto de la sociedad civil organizada ampliar los cauces de la participación ciudadana en los espacios políticos públicos y no reducirlos.


ramonazocar@yahoo.com


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Ramón E. Azócar A.

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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