Un juramento un día unió a varios patriotas y acordaron luchar por una Venezuela en revolución, el sitio: la ciudad de Maracay debajo de la sombra siempre presente de un árbol trascendente como el Samán de Güere, de allí partió según sus protagonistas el 4 de febrero de 1992, de ellos hay desaparecidos, otro bajo el salto de talanquera trata de justificar su arrechera personal con Chávez, en fin de cuentas, toda una historia que pasará a la historia de los hechos que luego fueron y serán verdadera historia.
Por otro lado y sin nada que ver con lo anterior desde el punto de vista estrictamente de los hechos, surgió otro Samán, pero este de carne y hueso y por cierto duro de roer; su rol protagónico en una de las más difíciles tareas que le han impuesto a venezolano alguno, introducirse en los intríngulis del capitalismo salvaje, golpear y salir airoso, nada más y nada menos que en la estructura de costos de grandes gúrues de la empresa capitalista criolla, les asestó tremendamente por donde más les duele, el bolsillo y en combate directo a los que llaman algunos la inflación controlada como es la especulación sistémica y recurrente.
Si algo hay que agradecerle al de carne y hueso, es haber obligado literalmente al Sr. Zuloaga a decir que especula pero crea empleos, tamaña sin razón, refleja el asentamiento del golpe recibido y deja al desnudo la característica situación del proceso de comercialización en la Venezuela conspirativa, no es cualquier cosa, lo que Eduardo Samán descubrió o mejor dicho colocó en el espectro público, y no es otra cosa, sino la manera como han hecho dinero empresarios y comerciantes a costa de los dineros del pueblo, creo que independientemente de las razones que tuvo el presidente de las cuales nada se sabe, aunque la cosa como que vino de una instancia de suma confianza del presidente, y en particular creemos que el asunto fue de estricta disciplina personal entre dos tanques de guerra y el ministro nuevo no pudo con el hombre de confianza viejo, así son las cosas, como diría el otro, el del bigote.
En estos casos da dolor este tipo de salidas, si a esto agregamos la vertiente que por allí circula, que era el único ministro realmente revolucionario, entonces, no nos queda otra que tener la confianza debida al presidente, que cundo menos lo esperemos, estamos seguros, dirá las causas reales de tal decisión, es su manera de ser y el costo de oportunidad lo ha sabido en muchas ocasiones manejar, ahora bien, la revolución nadie ha dicho que es una empresa que está a la vuelta de la esquina y tampoco opera por via de los milagros, solo que sus buenos hijos con sus acciones y decisiones trazarán el norte hacia el donde se debe ir, si los perros ladrán y Samán los hizo ladrar, es que lo que estaba haciendo encierra en su contexto, una de las condiciones inmanentes al proceso revolucionario, lo cual es la lucha permanente en contra del capitalismo salvaje y ese papel lo estaba jugando en el deber ser, sin estridencias y con efectividad.
El mejor honor que le podemos otorgar al juramento original es aclararle al pueblo venezolano que fue lo que pasó y por que la decisión fue tan repentina y aparentemente fuera de contexto de la actuación ministerial, solo escribimos lo que la conciencia nos permite, lo cierto de todo esto, no va más allá de la simple explicación, sin conjeturas, ni travesuras, asi de sencillo.
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