En este momento cuando se afinan los preparativos para la gran BATALLA REVOLUCIONARIA DEL 26 DE SEPTIEMBRE, donde el triunfo del pueblo será la conquista DE UNA ASAMBLEA REVOLUCIONARIA, como expresión del desarrollo de la conciencia que busca su horizonte hacia la sociedad socialista. Necesario es que en el preludio a esa contienda que se inicia este 02 de mayo, la vencedora debe ser la patria, a la par con el fortalecimiento del partido; necesario es la unidad de todas las fuerzas que apoyan el proceso revolucionario, necesario es reafirmar el compromiso con los intereses del pueblo, abriendo y organizando todos los espacios de participación para la ejecución del combate.
Por ello convirtámonos todos en vanguardia impulsores y defensores del proceso. Vanguardia es aquel que incluye, no el que excluye, es el que une, no el que desune, es el que aglutina; el que convence con sus ideas y su práctica, es el que marcha sin miedo y sin vacilación al frente de la causa que cree y defiende.
El militante y activista de hoy no es el Juanbimba de la cuarta republica, su condición de elector es mucho más madura y conciente, desde luego entiende que las ambiciones políticas personales, la búsqueda de los cargos públicos como botín, la vanidad, la arrogancia y la persecución del poder como inclinación perversa, son ajenos a todo principio y ética revolucionaria.
Con esa máxima por delante y la humildad combatiente, después del triunfo de mayo y la victoria irreversible de septiembre, es que urge atender sin reparos, las peticiones y orientaciones del soberano, “ el que esté perdido pregúntele al pueblo” oír la máxima voz que no es otra cosa que el que surge del gran consenso nacional de todos los oprimidos que hoy se emancipan y encuentra su expresión libertaria en la confianza depositada en sus vocerias y no representaciones, designados en los micro territorios, las localidades y regiones.
Fundamental en esta batalla es la disciplina revolucionaria; si no se deponen las posiciones personales o grupales, si nos infectamos de sectarismo, la coordinación de la batalla será más complicada y por ende la gobernabilidad que se desprende del reconocimiento del otro como sujeto histórico de este proceso, pudiera llevar al contrincante de septiembre a escalar mas posiciones de las previstas.
Así mismo digo que si la oposición prepara un zarpazo como el 11-A, en esta coyuntura electoral, este pueblo saldría como el 13-A, a combatir en todos los escenarios, para garantizar el triunfo de nuestros candidatos y por consiguiente el del comandante mismo de esta revolución Bolivariana.
Hoy más que nunca la defensa de nuestra soberanía y nuestras esperanzas están puestas en el desarrollo y profundización del proceso revolucionario bolivariano, en aumentar aún más los existentes lazos de hermandad y organización que nos identifican como pueblo soberano e indeclinable.
Digámoslo más claro, hay una inmensa exigencia de nuestro pueblo a construir aceleradamente instancias organizativas; desde las más embrionarias e imperceptibles formas, hasta aquellas que son impulso visible de la revolución. Pero la organización no puede ser pensada con fríos cálculos para acceder a cuotas de poder a partir de diferentes instancias organizativas: cooperativas, sindicatos, asociaciones de vecinos, cargos de alta gerencia institucional etc. Organizarse hoy demanda reconocer las potencialidades que cada uno tiene para optar a cualquier cargo de elección pública; pero mucho mas allá de eso, reconocer que cada sujeto organizado es capaz de aportar desde su más minúscula forma organizativa para la defensa del proceso y por consiguiente el de la patria misma y donde lo demande la revolución
Creemos que la acelerada marcha de la revolución lo demanda, lo exige el país entero. Es también el momento de contribuir a formar la conciencia colectiva, trabajar duro para que se materialice la verdadera democracia directa, la de participación protagónica, la de conducir el proceso juntos, la de asumir conciente y organizadamente su defensa en cualquiera de los espacios donde nos encontremos; en fin la de hacer cumplir la contraloría social, los sueños de la mayoría, no los que están en la imaginación, si no los que están en el proyecto de sociedad que nos hemos dado a través de nuestra Constitución, el Proyecto Nacional Simón Bolívar y las leyes que ha parido la Asamblea Nacional
Creo finalmente en estas reflexiones que no es el momento de descuidarnos, ni de confiarnos respirando aires de triunfalismo; es el momento de permanecer alertas ante los enemigos; los de afuera y los de adentro. Es el momento de prepararnos sin escatimar esfuerzos en todos los terrenos; porque de lo contrario pueblo que no se organiza y se duerme lo jode el imperialismo, ya vivimos esa experiencia.
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