Los Bolivarianos no dan crédito a lo que ven. Están frente a una emboscada, se encuentran ante un abismo, ahora les toca legislar siendo minoría, ahora les toca derrotar el golpe de Estado que se conjura desde las entrañas de la Asamblea Nacional. Las primeras leyes propuestas por los diputados de la Revolución son atacadas y rechazadas sin plantearse argumentos ni debate alguno por sus adversarios; los parias saben para qué llegaron ahí, conocen muy bien el objetivo a la perfección: todo lo que sea a favor del Socialismo será demolido con la señal de costumbre. Al otro lado, el pueblo se angustia y pregunta ¿Cómo ocurrió?, ¿Quién nos traicionó?, ¿Y ahora quién va a legislar para el pueblo, por el pueblo y con el pueblo?... Es evidente que quienes apoyamos al presidente Chávez nos imaginamos cómo termina esta historia nefasta; no obstante, es sabio que visualicemos este escenario porque dependerá de nosotros, de cada uno de ustedes, de mí, de ti; si se escribe el futuro cercano de Venezuela con estos aires de derrota o si se plasma con loas de triunfo.
John Locke, teórico político, nos advierte sobre el rol del legislativo dentro del Estado. Este impulsor de la separación de poderes señala lo siguiente: “El poder legislativo es aquel que tiene el derecho de determinar cómo habrá de ser empleada la fuerza del Estado, a fin de preservar a la comunidad y a los miembros de ésta”, también señala este filósofo de la ideología liberal moderna que: “Sólo el pueblo puede determinar el tipo de Estado, lo cual hace constituyendo el poder legislativo e indicando en qué manos ha de estar. Y cuando el pueblo ha dicho: <
Las cartas están echadas y el obstáculo está a la vista de todos. El mayor enemigo en las elecciones legislativas no son los candidatos de oposición ni sus medios de comunicación convertidos en partidos políticos del remanente moribundo de copeyanos y adecos; aquí el enemigo es la abstención, la apatía, algunos chavistas arrechos que no se sienten identificados con los candidatos del PSUV, es la falta de convicción, es la pereza a la participación política, es el ciudadano descrito por Saramago en su novela “Ensayo sobre la Lucidez”; quien como gesto de reclamo colectivo vota en blanco para subvertir el sistema político… Insisto, el 26 de septiembre no es el fin, será el principio de dos historia y dependerá de nosotros determinar cuál de ellas se escriba: si la del TRIUNFO DEL PUEBLO BOLIVARIANO o la de la conspiración disfrazada de diputados seudo eruditos en filosofía liberal.
*Periodista
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