25 de diciembre 2009.- Forenses especializados del Ministerio Público de Ayacucho, suroeste de Perú, exhumaron los cadáveres de 25 niños que, según diversos testimonios recogidos, presuntamente habrían sido asesinados por una patrulla militar en la provincia de Víctor Fajardo, en noviembre de 1983.
Junto a los cadáveres de los menores también se encontraron otros cinco cuerpos de adultos, en las excavaciones dirigidas por el arqueólogo Luis Rueda, quien trabajó desde el 14 hasta el 20 de diciembre con otros cinco peritos.
La exhumación de los cuerpos se realizó por disposición de la Primera Fiscalía Penal Supraprovincial de Ayacucho, luego que ésta recibiera la declaración de cinco personas que aseguran que efectivos del Ejército perpetraron el crimen y cuyos testimonios ayudaron a ubicar las tres fosas donde se encontraron los cadáveres.
Los peritos descubrieron con desconcierto, a medida que cavaban, que la mayoría de los cuerpos eran de menores de edad que aún lucían sus uniformes escolares y, a pesar de haber transcurrido 26 años y la dificultad en la recuperación de los restos por el terreno fangoso, éstos aún se encontraban en regular estado de conservación y evidenciaban la atrocidad con la que fueron enterrados.
Las tres fosas se encuentran a 60 metros de la parte posterior de la Escuela de Primaria de Umasi, provincia de Ayacucho. Mientras la primera y segunda están separadas por 1.80 metros, la tercera tumba clandestina se encontraba a unos dos metros.
En la primera excavación, los cadáveres fueron encontrados apiñados unos sobre otros y los primeros restos humanos aparecieron a tan solo 80 centímetros de la superficie, donde los peritos recuperaron poco más de 10 cuerpos.
En la segunda fosa común, los cadáveres estaban enterrados a 1.60 metros de profundidad, donde se ubicaron los restos de 14 personas, en su mayoría menores de edad.
En la última de las fosas, los expertos sólo exhumaron dos cadáveres que estaban sepultados a 90 centímetros de profundidad.
Medios locales de Perú han dado a conocer que la exhumación se ha realizado netamente con la información recogida por la Primera Fiscalía Supraprovincial de Ayacucho, detalles que luego han sido notificados a organismos de derechos humanos.
Los cadáveres de las 30 personas serán analizados en el laboratorio del equipo forense especializado de Ayacucho con el objeto de definir en el breve plazo la identidad, el sexo y las causas de estas muertes.
Según el testimonio brindado a la Fiscalía, el 25 de noviembre de 1983 el grupo insurgente Sendero Luminoso incursionó en la comunidad de Raccaya y reclutó, por lo menos, a 40 personas, en su mayoría escolares que cursaban el cuarto y quinto grado de primaria y los obligaron a desplazarse por más de diez horas hasta la población de Umasi.
Decenas de personas resultaron muertas y heridas luego de un ataque de las Fuerzas Armadas, con granadas y disparos, contra los rebeldes quienes se resguardaron en una escuela. Según los testigos, los soldados habrían violado a las niñas y mujeres, y luego asesinado a los campesinos a quemarropa con fusil.
"Un testigo dijo que participó del entierro en dos grandes fosas, y contó que como habían sobrado dos cuerpos, enterraron éstos en una tercera, justo así los hallamos", relató uno de los peritos encargados de la exhumación.