Libertad Velasco: "cuidado si nuestras propuestas no nos llevan a una nueva Constituyente"

Libertad Velasco

Libertad Velasco

Credito: JESÚS GIL

A sus 23 años –los cumplió el pasado 12 de julio–, Libertad Velasco se ha convertido en un referente de las juventudes que apoyan la revolución bolivariana. Su discurso, pronunciado en la sesión solemne que tuvo lugar el pasado 5 de julio en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, fue ante todo un aviso de lo que viene: una transformación total del sistema de educación en Venezuela y un alerta contra dos lacras que preocupan al chavismo: la corrupción y la impunidad.

Integrante de la Comisión Presidencial del Poder Popular Estudiantil, que le reporta al vicepresidente Jorge Rodríguez, Velasco se las arregla para combinar sus estudios de periodismo en la Universidad Central de Venezuela; su trabajo como reportera de la estación televisiva Telesur, donde tiene un espacio propio, y las asambleas itinerantes que se realizan en todo el país, en las que se recogen propuestas para que sean consideradas por el presidente Hugo Chávez como parte de la reforma constitucional.

¿Cuál fue el hecho decisivo que a sus 23 años la llevó a apoyar este proceso?
Es que el proceso me parió a mí. Desde que nací estoy metida en el proceso revolucionario y bolivariano. Yo nací en una comunidad (el sector La Piedrita del 23 de Enero) donde la revolución me antecedía. Allí las nuevas generaciones prácticamente hemos crecido con las mismas dinámicas, con los mismos principios de la Constitución que se definen ahora, con las mismas relaciones de poder popular y poder comunal, con el mismo desplazamiento de la estructura burguesa del Estado, con la misma crítica al Estado burgués, con la misma lucha. Lo que pasa es que han ido profundizándose y para mí, quizás, no ha sido tan marcada la diferencia entre el antes de Chávez y el después de Chávez como para el resto de la juventud venezolana. Pero eso obedece a algo muy particular de mi vida.

La política, en muchos sentidos, es pasión. Siempre hay un instante decisivo y decisorio.
La Constituyente, entonces. Si hay un hito que marca la vida política de uno fue la Constituyente. ¿Por qué? Yo era una niña, pero en la Constituyente los niños y las niñas pudimos participar, como coautores de algunos artículos de esa nueva Carga Magna. Además tiene que ver con el nacimiento del propio proceso revolucionario, liderado por el comandante Hugo Chávez. Ese es un buen nacimiento, me parece. Ya es una lectura personal. No todos los jóvenes de todos los países del mundo pueden decir que hicieron aportes para su propia Constitución y que esa Constitución se les parece y lo respeta a uno. Nuestra Constitución tiene esa particularidad, que fue escrita por millones de manos y de ideas de la gente del pueblo, que se siente reflejada ahí y que en sus debates, en las mesas de trabajo y en las tomas que se hacían del entonces Congreso, por primera vez, tan masivas, donde uno participaba junto a los constituyentes como si uno hubiese salido electo también, igual que ellos, le dio carácter a una nueva forma de participación política.

Durante la etapa de la Constituyente hubo una participación importante y espontánea de la gente, pero eso contrasta con la reforma constitucional, que se está haciendo en el Palacio de Miraflores. ¿No hay una diferencia muy marcada entre un momento y otro?
Esto no es una Constituyente. Los cambios que se le están haciendo a la Constitución forman parte de un proceso, en donde en un primer momento (la etapa constituyente) los cambios eran estructurales y radicalmente opuestos a la vieja Constitución. Allí no se podía hablar de reforma constitucional, había que hacer una Constitución nueva, con una distribución de los poderes públicos distinta: una transformación profunda y estructural. Ahora, como todas las leyes son perfectibles, incluyendo la Constitución, a lo que se está invitando para este nuevo momento del proceso revolucionario, es a revisar dónde quedaron vacíos y dónde se colaron réplicas del viejo modelo neoliberal y capitalista. ¿Por qué? Porque en aquel momento el debate político e ideológico no era tan profundo. Además, los constituyentes y las fuerzas que participaron no vieron, en su verdadera dimensión, que ahora Venezuela está condenada permanentemente a la guerra, impulsada por el poder económico nacional e internacional, que busca destruir la revolución social.

No negará que el papel del presidente Chávez es muy distinto. En la época de la Constituyente estaba, digamos, en segunda fila, pero ahora, como dice Carlos Escarrá, es quien pone la rabo’e cochino para decir esto va y esto no va.
Es distinto, pero no es tan excluyente como lo ven algunos. En este momento, el Presidente pide la autorización de la AN, por vía de la Ley Habilitante, para hacer unas propuestas de modificación. Pero esas propuestas no se van a aprobar sin que pasen por nuestras manos, por las manos del pueblo organizado. Nosotros lo sabemos, no sólo porque él lo ha dicho sino porque él jamás ha incurrido en prácticas en donde nosotros no somos partícipes de alguna manera. En el caso de las y los estudiantes, nosotros podemos decir, con mucha seguridad, que los temas referentes al Poder Popular Estudiantil y a la educación rumbo al socialismo no son ni serán redactados por una comisión burócrata o como la quieran ver, ni por el Presidente solo. Él forma parte de un equipo de trabajo junto con nosotros y, además, nosotros hemos hecho, en ejercicio de los poderes creadores del pueblo y en ejercicio del poder popular constituyente, asambleas populares en todo el país, en las que se recogen propuestas sobre el nuevo modelo educativo y el poder popular estudiantil.

¿No le parece que es muy negativo para el proceso revolucionario y la democracia venezolana que todo dependa, en gran medida, del liderazgo del presidente Chávez, de una reelección continua o indefinida o como la quieran llamar?
Aquí el trabajo se hace. Y se hace, fundamentalmente, porque la fuerza del pueblo organizado lo mantiene: las misiones educativas, las misiones de salud, por ejemplo.

Es la gran prueba de que eso no lo mantiene Chávez, eso lo mantiene el pueblo. El Estado como aparato, no hablemos de los funcionarios ni de las individualidades, es una piedra de tranca para que el proceso avance. Pero para nosotros, Chávez no trabaja solo. Chávez es el líder que en cada momento sabe lo que el pueblo está pidiendo y se convierte en nuestro vocero. Es un misterio que algún día vamos a descubrir. La estructura del Poder Popular Estudiantil, por ejemplo, que él presentó hará cosa de un mes, era el debate de dos años del eje noroccidental venezolano. En el momento en que Chávez la presentó estábamos reunidos en asamblea nacional de estudiantes y nos decíamos: es increíble, es la misma. Él suele hacer eso. Lo que ocurre es que la gente que no es del pueblo organizado lo desconoce.

¿Cuál va a ser el papel que jugará el Poder Popular Estudiantil en la nueva Ley de Universidades?
El movimiento estudiantil que se está consolidando va, en ejercicio de los poderes constituyentes, a proponer una transformación profunda de todo el marco jurídico que regula la educación, la juventud y el poder popular. No significa que vamos a hacer aportes simples para la reforma. Actualmente, estamos dándole un carácter más de documento político, técnico y jurídico a lo que hemos recogido a escala nacional. Aseguramos que lo que sale de ahí no son propuestas reformistas a unas leyes que ya están diseñadas. ¡Cuidado si no son propuestas profundas que a la larga nos lleven a un nuevo proceso constituyente! La gente está pidiendo un nuevo modelo de educación distinto. ¿Para qué? Para que el modelo educativo no reproduzca, jamás, el modelo neoliberal.

¿Cómo se hace eso?
¿Cómo? Atacando la superestructura. Una: la del Derecho, con leyes nuevas, cuyos principios y artículos, sean reflejo de la sociedad nueva que necesitamos, y no de la que tenemos. Por eso la reforma se queda muy corta para lo que vamos a proponer. Dos: en el modelo educativo eso implica una transformación en todos sus niveles (básica, media y superior) e incluso de las misiones que han nacido. Es darle estructura nueva a un modelo educativo nuevo, con unas bases ideológicas y políticas nuevas. ¡Que no salga más gente ingenua! Que la gente que salga del modelo educativo sepa en qué mundo está y cómo se dan las relaciones de poder económico y político, no sólo en Venezuela, que están cambiando, sino de aquellas que se están cimentando en el resto de los países y que se pueden ver muy claritas en las recetas del Fondo Monetario Internacional, en las recetas neoliberales. Tres: la otra superestructura, en la que vamos a introducir y a generar transformaciones, son los medios de comunicación, como un nuevo factor que reproduce el modelo y que además es la que más contribuye a la hegemonía neoliberal que le sirve al neoliberalismo.

¿Se reuniría con los estudiantes que se oponen alpresidente Chávez y que, igualmente, se reivindican como el movimiento estudiantil?

Sí me seguiría reuniendo, porque ya nosotros hemos tenido espacios de encuentro.

Nuestra disposición de construcción colectiva es real. En las asambleas que hemos realizado en las distintas plazas Bolívar han ido jóvenes de la oposición. Han hablado, con un derecho de palabra, igual que todo el mundo. Se les ha respetado y hay algo muy curioso, porque como esta aproximación es reciente, la gente no sabe qué hacer, pero no ha sido malo el encuentro.


REGISTRO VERBAL

El hecho de que la oposición política no advierta una propuesta distinta al planteamiento que ha hecho el presidente Chávez, no es algo que se le puede atribuir al gobierno o a quienes lo apoyan. Ciertamente, la gente puede tener sus convicciones, sus formas de entender y ver las cosas, pero la realidad en política es un hecho colectivo. "Lo que no se ha planteado no se puede ver", afirma Libertad Velasco. "A mí no me gusta que empecemos a hablar de supuestos o de cosas que no existen.

Actualmente, hay dos propuestas. Una, la neoliberal, globalizada, el modelo dominante del capitalismo. Dos, la que ha hecho el presidente Chávez (el socialismo del siglo XXI). Una propuesta neutral, digamos, conciliadora para la oposición, no existe". Y va más allá: "el hecho de desconocer la revolución bolivariana es apoyar, automáticamente, el modelo neoliberal". ¿Qué relación dinámica explica que una cosa lleve a la otra? "El proceso bolivariano nace como una alternativa a lo que aquí ya estaba sembrado: el camino de la destrucción de la humanidad por la vía del neoliberalismo. Eso es lo que estaba aquí hasta que él llegó a liderar el proceso de cambio".

Libertad Velasco no refiere a un hecho efímero o a una simple ebullición social.

"Los cambios se podían dar en algunos sectores, quizás muy pequeños, pero Chávez lo convirtió en un proyecto nacional". El socialismo se convierte en una "propuesta distinta al capitalismo asesino, salvaje, como lo llamó Juan Pablo II".

Dentro de la oposición, Libertad Velasco reconoce a individualidades, a colectivos, que "están sanos en los sentimientos y en las ideas, pero lamentablemente, no ven la realidad sino la luz de quienes mueven los hilos del poder en el mundo". ¿Qué permite advertir, visualizar, una observación diaria y detenida? "La presencia de buenos seres humanos de distintas posiciones políticas". Pero el hecho de que haya venezolanos de "buen corazón y con ganas de superarse" no quita que dentro de la oposición haya factores minoritarios, "no ingenuos" que fuerzan "dinámicas de poder y relaciones económicas de la sociedad esclavistas, por ejemplo". Es, sin duda, una dicotomía en forma de dilema.


PERFIL

Nació
en Caracas. Tiene 23 años.

Estudia sexto semestre
en la Escuela de Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela.

Desde hace dos años
trabaja en el equipo de prensa de Telesur y conduce su propio programa, Realidades, que se transmite por ese canal.






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