Era finales del año 1988 y CAP había ganado las elecciones bajo una telaraña de populismo desarrollista y en medio de una falsa expectativa de redención popular. Los estudiantes salidos de las escuelas de Geología y Minas y de Petróleo de la UCV garantizaban sus empleos en unas filiales petroleras y empresas mineras asediadas por el imperialismo en un concepto de privatización que manejaban con el apoyo nefasto del gobierno y bajo la égida corporativa del Fondo Monetario Internacional y la oligarquía criolla entronizada en el gobierno. Los grandes recursos mineros- petroleros del país estaban en remate público. La apertura petrolera iniciaba el más grande despojo que se hubiera visto en país alguno. Los contratos mineros CVG, para la explotación de recursos estratégicos se empezaron a dar a diestra y siniestra en mejor tajada para las trasnacionales y la rancia burguesía criolla que ganaba buenas rebanadas, bajo la alcahuetería procaz del gobierno que se quedaba con las migajas. Fue cuando a Mezerhane se le ocurrió solicitar los títulos mineros de los yacimientos de níquel apostados entre los estados Miranda y Aragua, cerca de Las Tejerías. Son unos ricos yacimientos geológicamente evaluados por el estado venezolano en los años sesenta y donde Venezuela invirtió grandes sumas de dinero y una portentosa habilidad profesional que concluyeron en un alto tenor del yacimiento y grandes condiciones de explotabilidad que hacían de él, uno de los mas importantes del mundo. Y Mezerahane estaba a la caza. Por ello creó una empresa minera de maletín llamada Corporación Federal de Minas encompinchada con un consorcio gringo cuyo presidente de apellido Hincliffe, no ahorraba recursos para buscar mediante el soborno y la estafa, que los funcionarios del viejo MEM, les aprobaran los Títulos Mineros. Para ello Mezeranhe y Hincliffe, se apoyaban en Venezuela de un cubano anticastrista llamado José Oro y un asqueroso personaje gringo, hermano de Hinncliffe, llamado Robert Hincliffe que frecuentemente se refería a Venezuela como “este fucking país”. Las autoridades del Ministerio de Energía y Minas no aguantaron dos pedidas y le otorgaron en 1990, bajo el soborno y el latrocinio, los títulos mineros a COFEMINAS, despojando al pueblo venezolano de ese rico yacimiento de grandes riquezas estratégicas. Después todo fue fácil para Mezerhane. Suscribieron un subcontrato de explotación con una multinacional brasilero-canadiense por una millonada de dólares que le hizo sembrar de agencias bancarias federales a todo el país. Se iniciaba la última etapa de la estafa al pueblo venezolano con una banca tramposa. Fue la historia de un despojo al pueblo para el saqueo al pueblo. Quien suscribe, trabajó como Ingeniero Geólogo en los inicios de esta confabulación contra Venezuela. A pesar de las denuncias públicas y privadas, el gobierno adeco jamás hizo nada. Solo la renuncia al cargo ese mismo fue testigo de la protesta de quien suscribe. Y esta vez, solo la revolución ha empezado a ejecutar justicia veinte años después. Por eso, esa red de bancos intervenida no solo son la prueba viviente de un gran atraco, sino que es la prueba histórica de que la burguesía ladrona hace cualquier cosa, por apátrida que sea, para sostener sus fétidas posiciones de poder.
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