¡Paro de transporte sí debiera haber, pero contra los explotadores de las camionetas!

Carlos es un abnegado trabajador universitario, que aprovechando los días de asueto de la semana santa, aprovechó esos días para disfrutarlo en familia, así que, un día cualquiera de esa semana reunió a su esposa y dos hijas y les invitó a disfrutar de una película en una sala de cine de nuestra capital. Como residentes de El Valle, a Carlos se le ocurrió la idea de no ir en el Metro, sino trasladarse en una camionetica de las que hacen la ruta hacia el centro de la capital. Pues bien, eso hicieron Carlos y su familia. Una vez ubicados en el interior de la camioneta, nuestro camarada trabajador iba disfrutando del paseo en camioneta, ocurriéndosele sentarse en el asiento inicial, ubicado cerca de la puerta de acceso a la camioneta, atrás quedaron sentadas su esposa e hijas. Ya la camioneta se acercaba a transitar por La Bandera cuando, al conductor de la camioneta, se le ocurre responder un mensaje de texto que le había advertido el timbre de su celular le había llegado. Eso causó el desconcierto, entre los/las usuarias del servicio, la esposa de Carlos fue una de las que se levantó de su asiento a advertirle al conductor  que atendiera su responsabilidad al frente del vehículo, no dándole tiempo de nada, ya que la camioneta, gracias a la imprudencia e irresponsabilidad del “conductor”, choca contra un muro de concreto. Tres heridos, recogieron las ambulancia que hasta el sitio tuvieron que trasladarse, Carlos fue uno de ellos, trasladado hasta el hospital de Coche, en donde le brindaron las primeras atenciones, diagnosticándole fractura del tabique nasal, entre otras lesiones, su esposa que se dirigía hacia el puesto del conductor, al momento del accidente, sufrió rasguños en las piernas y algunos golpes en los costados.

  Medio enderezada salió la nariz del camarada Carlos del hospital de Coche, lo que le obliga a  hacer uso de su HCM, el cual apenas le cubre 23 mil BsF, ya en una clínica se le hace la operación correctiva correspondiente, cuatro horas corrigiendo lo que la irresponsabilidad de un “conductor” produjo. Como era de esperarse, la clínica le cobra completo la cobertura de su HCM, el médico que le atiende se muestra responsable. Una vez, dado de alta, con su parche en la nariz recién operada y sus párpados hinchados, comienza Carlos a buscar fijar las responsabilidades ante lo ocurrido. Primero acude al INTT, para verificar que lo ocurrido fue bien reseñado por los fiscales que atendieron el caso, allí verifica que sí, que los agentes de la Policía Nacional Bolivariana entrevistaron a los afectados, al conductor, en fin, se va satisfecho con las respuestas que recibe de los agentes que le reciben. Días después, se dirige a la Línea que está adscrita la camioneta que les prestó el servicio de transporte público, allí las respuesta no son tan agradables, pues como ya utilizó su HCM, le comunican que ya el seguro de la camioneta no le puede cubrir el accidente, estando allí, puede hablar con el verdadero dueño de la camioneta, que para ese entonces se encuentra retenida, en poder de Tránsito y  en espera de la actuación de la Fiscalía, ya que hubieron heridos en el hecho producido por la irresponsable actuación del “conductor”. Un señor mayor, se hace ver como el dueño de la camioneta, quejoso él porque con la camioneta retenida no puede producir dinero, el camarada Carlos le explica lo ocurrido, obteniendo como respuesta: “eso no fue lo que él me dijo”, era obvio que el conductor de la camioneta era nada más y nada menos que: un AVANCE, valga decir, un esclavo de nuevo tipo, del siglo XX, una persona que, por 12 horas o más, vende su fuerza de trabajo sin seguridad social de ningún tipo, y se pega al volante a recoger pasajeras/os para producir, primero la ganancia del dueño de la camioneta y luego, su parte, la que le permitiría subsistir a él y su familia. Esta aberración, ha surgido apegada a la sombra del Estado, quién es, que le otorga la concesión de servicio público a esta brutal forma de actuación del capitalismo salvaje.

  El AVANCE significa lo peor que ha parido el capitalista del transporte público, el Estado su cómplice. Estos/éstas compatriotas que venden su fuerza de trabajo, sin ningún tipo de seguridad social, en una forma de trabajo a destajo, cuando toman la camioneta en sus manos solo piensan es en producir, producir más, hacer más viajes, ya que de ello depende en mucho su sobrevivencia, algunos/nas ven en ello, la forma de poder adquirir su camioneta propia. Valga decir, su estado de inseguridad laboral los/las conducen a un estado de estrés permanente, y con esto no queremos justificar la irresponsable actuación del “conductor” que provocó la lesión de Carlos y quienes ese día le acompañaban. La Ley de Tránsito castiga a quienes manejan operando un celular, considerándola en el Capítulo de la Sanciones graves, Artículo 169, con una multa de 10 UT, artículo de Ley que, al parecer sólo se cumple es en el Municipio Chacao, ya que en el resto del país nuestros fiscales de tránsito se hacen los locos cuando ven a un conductor de vehículo, camioneta y hasta motos, hablando por el celular.

  El AVANCE representa un modelo de esclavitud, de los nuevos tiempos, que debe ser erradicado de nuestra sociedad, es indigno, siquiera, promovernos como Socialistas y permitir, siendo alcaldes/a, gobernador/a, ministro/a, que esta forma de esclavitud se dé en nuestras narices. Que los capitalistas del transporte asuman sus vehículos, que trabajen para sí mismos, que dejen de ser capitalistas, explotando trabajo ajeno. Es hora ya, que el Estado Bolivariano impulse y promueva un Sistema Nacional, regional y municipal de transporte público; con flotas de buses que permitan absorber, en primera instancia, como conductores de esas nuevas unidades, a quienes hoy ofrecen su mano de obra como AVANCES, dignificándolos como ciudadanos/nas, dándoles seguridad social y empleos dignos.

  Hay que romper las cadenas que atan al Estado, en sus distintos niveles de actuación, a pequeños empresarios del transporte, que actúan vorazmente, propugnando el incremento de sus tasas de ganancia cada año, y, además, sometiendo a la sociedad a sus caprichos politiqueros con paros y güarimbas, desestabilizadoras, cada vez que el Departamento de Estado del imperio, los convoca a ser parte de sus planes electorales.

  Carlos en su ansiedad de hacer justicia, finalmente, se dirige a la Fiscalía a ver como marcha el caso, allí se encuentra con una funcionaria pública que lo maltrata verbalmente, para su sorpresa, la Fiscala ordenó la salida de la camioneta del retén donde se encontraba. Después de hacerlo esperar una hora, ésta lo atiende, las primeras palabras de la Fiscala, van orientadas en la defensa del “humilde” propietario de la camioneta, “padre de familia” afectado por la retención de su vehículo, en los pensamientos de Carlos, presumimos, le vendría en mente: “umm ya sé quién te rellena pastelito…”, con justicia así, para que injusticia!!! 

henryesc@yahoo.es



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Henry Escalante


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