Tauromaquia y gallística

ANTE LA CASI INEVITABLE CONTINUIDAD DE LAS CORRIDAS DE TORO EN EL MUNDO (PRACTICADAS DESDE TIEMPO INMEMORIAL), ME PERMITO CONSIGNAR ESTOS ALUSIVOS APUNTES, CON EL ÚNICO PROPÓSITO DE PLANTEAR EL ANGUSTIOSO INTERROGANTE, DE SI ES UN BUEN O MAL ARTE EL EJERCICIO DE LA TAUROMAQUIA, Y, - SI POR UNA SECRETA LEY-, ES LEGÍTIMA LA ACTIVIDAD HUMANA DE ULTRAJAR Y HACER SUFRIR, POR LUCRO Y FAMA, A UN ANIMAL IRRACIONAL, SIN IGUALDAD DE RAZONES NI PROPORCIONALIDAD NINGUNA. VEAMOS:

Ahora quiero contar lo que me viene a la memoria esta tarde, y, preguntarme, qué justicia parece esconderse detrás del sufrimiento de lo que vi en la televisión española, enmarcado en unas fiestas patronales –creo que de Alcalá, la Real o de Aragón-, haciendo gala de su tradición taurina y gallística, en un carnaval de oles y de apuestas. De banderillas y de espuelas. De picadores y rejoneadores. Paseo de cuadrillas. Areneros y muleros. Etc.

Esta actividad tiene antecedentes que se remontan a la época medieval, a la que se sabe eran aficionados, entre otros, Carlomagno y Alfonso x, el sabio; y llega hasta nuestros días paso a paso, como el vino a madurar, en la talega de lo que pareciera parte inseparable de la cultura hispánica. A dicha ocupación se le ha bautizado desde la edad de bronce, con el nombre de tauromaquia, que aparte de considerarse un arte, incluye todo el desarrollo previo al espectáculo, desde la cría del toro, a la confección de la vestimenta de los participantes, diseño y preparación de carteles. Y, cuya expresión más moderna es la de corrida de toros.

Desde hace tiempo, la fiesta taurina ha sido objeto de controversia y debate, por considerase poco didáctica. Además, diferentes organizaciones piensan que las corridas de toros son una práctica de la crueldad con los animales. Por lo que tradicionalmente se ha abogado por su restricción o prohibición total.

Contra esa práctica, diferentes asociaciones protectoras de animales niegan enfáticamente que las corridas de toros, puedan ser equiparadas a una manifestación cultural, artística o deportiva, si a fin de cuentas lo que provocan es dolor, angustia, sangre y muerte. Y lo que es peor aún, puede conducir, de alguna manera, a la deshumanización de la humanidad, y, a la devastación de los principios naturales

Existen discrepancias acerca de si en Canarias, las corridas de toros están prohibidas por ley. La ley 8/1991 de 30 de abril señala que, su objetivo es "la protección de los animales domésticos". Ahora; según opinión del presidente del gobierno autonómico de Canarias, en aquel momento, el toro de lidia no es un animal doméstico. En cambio para la ciencia, no es una especie salvaje, sino una especie domesticada.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. Así y todo; o más allá de los valores morales que pudieran dársele a la palabra justicia, no parece llegar a tener finalmente un lugar digno en la historia, ni prometer mucho tampoco, en este caso ni en otro. De lado y lado, a lo largo del tiempo, ha tenido justificaciones y negaciones muy variadas, desde las morales, económicas, estéticas, políticas y culturales, hasta las religiosas.

Y, si por un acaso, no alcanzamos a oír los truenos ni siquiera de cerca, tal vez podamos ver los relámpagos (a través de la velocidad de la luz), aun de lejos.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.   ARTE O BARBARIE

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. O, si no, apuntemos como una vez dijo Francois Mauriac: “No siento el menor deseo de juzgar en un mundo en el que todos hacen trampas.

La torería y la gallística modernas, vistas a través de la sociología aplicada, parecieran tener las dos caras de una misma realidad, sometidas por supuesto al tenor del dinero contante y sonante, o, a la razón de cartapacios de cartón.

Es por eso que he querido rescatar de entre mis viejos apuntes este tema, por creer que seguir una argumentación sobre este asunto de que mucho se ha dicho y legislado, pudiera ayudar a comprender mejor el problema, mediante un modelo estándar de razonamiento, puesto que la razón es lo contrario de las opiniones y pareceres que se han cruzado en favor y en contra de los juegos y juicios asociados a los gallos, y corridas de toro. Lo que no quita que los aficionados de tales actividades, sigan rompiéndose la cabeza, a fin de lograr por ejemplo, que las palabras deporte, cultura y tradición, tomen cualidad sinonímica de barbarie, al respecto.

Pero incluso, se ha llegado a un punto más interesante aún sobre el asunto, que de alguna manera puede sonar como una virtual justificación de la tauromaquia. Vale decir, que, existe un asombroso trabajo mediante el cual se estudia el estrés y los mecanismos neurofisiológicos desarrollados en el toro de lidia, realizado por el profesor Juan Carlos Illera del Portal, director del Departamento de Fisiología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, donde destaca que el toro no sufre dolor durante su lidia (en relación con otras especies de ganado), debido a que, durante esa situación de estrés, libera diez veces más betaendorfinas que un ser humano.

¿Hipótesis, retórica persuasiva, haberes ocultos, o un insólito logro científico?

Apuntes21@gmail.com


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Manuel Martínez Acuña


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