Tenemos que estar bien claros que para los corruptos su problema en absoluto tiene que ver con el color que sea para vestirse. A todos ellos sólo les interesa que los coloquen donde matraquear, extorsionar o simplemente poder robarse unos dineros resulte una tarea absolutamente sencilla y que sea un tanto complicada intentar descubrirla, de manera que les da lo mismo ponerse hoy una franela amarilla, azul o verde y mañana colocarse una blanca, o anaranjada o una bien roja, rojita…!!!
El país todo sabe que históricamente en sus instancias administrativas siempre han existido los funcionarios ganados y prestos a sacarle provecho para beneficio propio a las coyunturas que los ubicó en una determinada posición burocrática donde disponen y manejan recursos del Estado.
En toda época esos sujetos han sabido agenciarse fórmulas para burlar cualquier control que exista hacia la búsqueda de ese objetivo personal y en eso han estado y deben estar actuando, sin la menor duda, a la fecha presente, gerentes, jefes, fiscales, inspectores de todas las categorías (altos, medianos y bajos), tanto en los órganos de todos los poderes públicos nacionales, como en las entidades regionales, municipales y parroquiales. También operan allí otros funcionarios de menor jerarquía, que se dejan sobornar pasivamente y aquellos que, por temor a perder sus cargos, hacen todo lo que se les indique para facilitarla y quizás ni reciben ni una locha. Es por ello por lo que propugnamos que se implementen, bajo un monitoreo permanente, los controles internos en todas las entidades públicas a tenor de lo dispuesto en la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal, "Capítulo II, Del control interno", especialmente en lo que corresponde a los artículos del 35 al 38, ambos inclusive, para impedir que los corruptos se salgan con las suyas.
A la par de esas tareas de control preventivo diario, las cuales demandan que sean igualmente fiscalizadas, debe diseñarse una campaña de estímulo a la denuncia, propiciándola hasta el cansancio, a través de ofrecerle a los venezolanos no solamente muchísimas opciones para que las formulen sin ningún tipo de complicaciones, sino la absoluta garantía de que sus nombres serán protegidos para evitar venganzas y represalias. Paralelamente a ello se deben acordar como actuaciones fiscales permanentes, la revisión de todas las declaraciones juradas de patrimonio, sin excepción alguna, a cuyo efecto se deberán establecer los mecanismos informáticos que sean necesarios para lograr que esos procesos de revisión se cumplan en el marco de protocoles extremadamente rigurosos. No olvidemos esa sabia conseja que dice que el dinero es como el catarro que es imposible de ocultarlo…!!!
A la par de la implementación de esas estrategias que deben ser sumidas como parte de una rutina administrativa, hay que someter a una profunda revisión la legislación integral que regula la gestión de contraloría a todos sus niveles, a fin de que se afinen los mecanismos de prevención y, obviamente, de revisión fiscal hasta en los mínimos detalles y que en el tema de las sanciones se endurezcan los criterios, pues allí no puede haber rebajas de penas, éstas deben ser largas y menos aún se deben otorgar libertades bajo fianza. El ladrón del erario público no merece compasión alguna, todos ellos, sea quien fuese, debe ser castigado con todo el peso de la Ley y con ello lo menos que estaríamos haciendo es rindiéndole el mayor de los honores a nuestro Libertador, quien en su lucha contra ese terrible flagelo decretó no sólo la muerte a los corruptos en juicios sumarios (1824), sino hasta los jueces que no se atrevieran a dictar esas sentencias…
Ya para concluir, no olvidar en la revisión y ajuste de las leyes y normas de contraloría que quienes sin ser funcionarios del Estado incurren en corrupción deben ser sancionados con las mismas penas que se les apliquen a los burócratas de los entes públicos pillados en vagabunderías…
