El capitalismo es un sistema que ha sobrevivido gracias a su inmensa capacidad de manipular; millones de seres humanos en el mundo se creen ser beneficiados por un sistema que excluye y además por naturaleza es antidemocrático, aún cuando se abroga la "defensa" de la democracia y estamos seguros que en el futuro se abrogarán la defensa del socialismo, claro, ellos lo hacen para secuestrarlo y quitarle la vida y esencia, para ello ya comenzaron a apoderarse de la palabra progreso, antes el progresista era sinónimo de izquierdista, socialista, revolucionaria, ahora con el discurso de Capriles, no se sabe.
Cuando el presidente Maduro convoca a la AN para que se apruebe una habilitante para luchar contra la corrupción, la burguesía y el imperialismo, que si tienen consciencia de clase y saben cómo son las cosas, pegan el grito al cielo, se estremecen de miedo, se desesperan e iracundos activan planes golpistas, planes magnicidas y hasta golpes eléctricos, además de los económicos que lo venimos padeciendo desde hace meses.
Ahora bien, los cabecillas de la conspiración contra Venezuela no son los que ejecutan materialmente sus macabros planes, siempre hay hijos del pueblo dispuestos a ser los judas modernos y entregarse a los enemigos de su clase por unas cuantas monedas, esto nos hace inferir que los pobres, o esos pobres que se prestan para ejecutar los planes de magnicidio, saboteo eléctrico y acaparamiento, no tienen consciencia de clase...son como aquel personaje en los inicios de la revolución cubana, historia que nos contaba el viejo comunista trujillano Víctor Valera Martínez, quien atraído por la virulencia en contra de la revolución de un vendedor de periódicos, se puso a indagar el contexto de aquel personaje, a primera vista le pareció estar ante un sujeto que había sido totalmente excluido de todo tipo de programa social, por su discurso; la sorpresa es mayor cuando el personaje le cuenta a Valera Martínez que antes de la revolución vivía alquilado, pero que ahora ya no pagaba alquiler porque la revolución le dio vivienda, también comentó que antes de la revolución sus hijos habían dejado los estudios, ahora ya eran profesionales, en fin, el personaje en la práctica había resucitado de los infiernos, esto sin duda generaba más suspicacia y curiosidad para conocer la verdadera razón de su virulencia contra la revolución, la respuesta deja aún más perplejo a Valera Martínez; la verdadera razón de tanto encono se circunscribía a que antes las ventas del kiosko dejaba mayor cantidad de dinero, mayor volumen, pues, y ello por una sola razón, el hombre vendía material pornográfico que salía como pan caliente, eso aumentaba el volumen monetario, aún cuando ese volumen monetario se le volvía "sal y agua" al tener que pagar alquiler, fuerte especulación, seguramente medicinas, etcétera... es decir, en la práctica el personaje en cuestión había avanzado exponencialmente en su nivel de vida y el de su familia, pero bajo la óptica efectista del capitalismo, bajo la cultura mezquina del capitalismo, el beneficio se convirtió en perjuicio.
Eso ocurre en nuestra revolución bolivariana, influye de manera terrible en todo el tejido social, político y económico de la patria; en la cultura, en las costumbres de todos y todas hasta llevarnos a convertir a veces inconscientemente en defensores del sistema capitalista con nuestras prácticas cotidianas. Fíjense lo que ocurre con el desabastecimiento de productos, inmediatamente se conforman mafias que venden un paquete de harina de 20 Kg a 500 Bs, muchos se sonreirán, pero si quieren comprobarlo vengan a pregunten acá en el estado Trujillo en un pueblito del páramo que se llama Cabimbu, allí un paquete de harina de un kg cuesta hasta 30 bs... asimismo ocurre con la leche, el papel higiénico, el aceite, etcétera. Ahora bien... ¿Quienes son los que especulan de esta manera bestial? ¿Son capitalistas? ¡No! muchas veces es nuestro amable vecino o vecina que ve en estas prácticas una manera de ganarse unos billetes de más para gastarlos en la lógica perversa del capitalismo la mayoría de las veces... ¡El consumismo!... Los medios de la burguesía fueron creados para defender al capitalismo, jamás lo atacarán, jamás educarán, jamás le explicarán estas cosas al común de los ciudadanos porque eso significa que estarían contribuyendo a la construcción de una nueva cultura nacional, y como bien lo sabemos, “ninguna clase social dominante se suicida”.
Veamos el ejemplo de algunos sindicalistas, muchos nuestros, o que votan por nosotros, algunos manipulados de buena fe, con el tema de los HCM... ese es un mecanismo perverso del capitalismo, creado para reciclar el dinero que por logros sociales se ha obtenido en años de lucha, pero el capitalismo cuando vio que era inevitable la aprobación de ingentes cantidades de dinero para ese sistema social, inmediatamente creo el mecanismo que digiere los recursos y los transforma en ganancia y "progreso" a través de las clínicas. Si nos atreviésemos a elaborar una encuesta entre la clase trabajadora seguramente si le planteáramos la eliminación de los HCM el país se paralizaría...seguramente muchos se convencerían de que el sistema nacional de salud no es capaz de sostener un buen servicio, pero resulta que el problema que tenemos en el sistema es fundamentalmente de inversión; solo bastaría pensar en los miles de millones de Bs que se le inyectarían al sistema público de salud sacando de las clínicas los HCM, lo cual redundaría en una mayor inversión en dicho sistema, pero esto no lo entendemos, y peor aún, no lo explicamos. Pero aún más grave es que muchos no aceptarían que los HCM se atendieran por el sistema público de salud porque... "no quieren ser personajes de segunda"... ¡Dios santo! ¡Miren hasta donde nos carcome culturalmente el capitalismo!
Ahora veamos los personajes dirigentes del sector opositor, sin duda que los mismos hacen la política y la entienden como un elemento para el ejercicio del poder y el usufructo de dicho poder, por ende, no se tratan de "buenas personas", aunque algunos lo puedan creer, y gente del pueblo, que es lo más lamentable, sobretodo aquellos que obtienen una nevera o un mercado semanal en las barriadas de cualquier parte del país... "el regalo" tiene su costo, nos regalan la lavadora y el mercado, a cambio nosotros entregamos la dignidad del país, incluso nuestra dignidad individual ¡Buen negocio! Para los capitalistas y el imperialismo claro. Los dirigentes capitalistas al estilo Mardo, piensan y actúan en consecuencia, en realidad ellos no están engañados, ellos se creen de tal manera su mentira que terminan creyendo que la mentira es la verdad y viceversa, que la verdad es la mentira...
Los burgueses, aupados por el imperio, que maneja mucho dinero, que creen y defienden los vicios, la corrupción tienen que defenderla con todas las armas conque cuenten, porque este es un vicio que les reporta ingentes ganancias, para ello manipulan y engañan, "abusan de vuestra credulidad", como nos decía Bolívar y nos confunden con su lógica perversa. Todo ello conspira contra el sistema socialista que se está construyendo, además...El imperio sabe muy bien que un pueblo entregado a los vicios es un pueblo fácil de manipularlos, nosotros de manera ingenua creemos que cuando hablamos de vicios éstos solo son lo que tiene que ver con el alcohol, el cigarrillo, los juegos de invite y azar y la droga... poco entendemos de otros vicios del capitalismo como el consumismo, la corrupción, la prostitución, entre otras, que mueve miles de millones de dólares con mecanismos que atentan contra los derechos humanos...dejar a un pueblo sin alimentos por el vicio de la especulación es un atentado contra los derechos humanos de personas ¡Quien puede negarlo!... Sin embargo, generalmente divagamos y no le llamamos "al pan pan y al vino vino", nos consume las taras y prejuicios, las falsas mediciones y muchas veces la ignorancia.
Una batalla contra la corrupción es una batalla de la humanidad contra lo antihumano, el imperialismo y sus voceros nacionales banalizan estos temas, los enredan, aunque los conocen, tienen consciencia de ello. Maduro debe recibir el apoyo de un pueblo organizado, consciente, chavista que se convierta en "sal de la tierra" cómo lo planteaba Cristo. Es menester una enorme batalla de salud de la sociedad, no hablamos de las típicas enfermedades patológicas que nos afectan, hablamos de las enfermedades sociales que nos hace mezquinos, insensibles y sin alma capaz de hacer un sacrificio por el prójimo. Cuando un pobre es capaz de comprar en 100 Bs un paquete de harina de maíz y venderla en 500 ha perdido el alma, no tiene valores, su único dios es el dinero...este tipo de enfermedad capitalista requiere un tratamiento que solo es posible hacerlo en revolución y que esta revolución necesita hacerlo con urgencia... Las escuelas de formación del hombre nuevo deben desplegarse por todo el territorio, porque solo es posible contrarrestar la propaganda y manipulación capitalista con hechos reales, posibles y agradables...Una sociedad como la nuestra, dominada durante siglos, en medio de una deuda social enorme, con millares de carencias, no es tarea sencilla desarraigarla de las prácticas malsanas del capitalismo... Allí la angustia del comandante era perenne "¿Donde está el socialismo?" nos decía siempre, eso hay que retomarlo ¡¿Dónde está el socialismo?!
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o es poca cosa lo emprendido por Maduro en la batalla contra la corrupción, allí se enfrenta muchas aristas, también muchos intereses, es fuerte la batalla y a ella se debe incorporar toda la estructura chavista, es decir, toda la estructura que cree en esta batalla y hay que cuidar los corruptos que tenemos infiltrados, desde adentro nos están golpeando y cuentan con posiciones privilegiadas...A esa batalla tienen que incorporarse los gobernadores, los alcaldes, los concejales, los legisladores regionales y todo aquel que crea en esta revolución...Para ello se requiere decisiones sólidas e integrales, que impacten el conjunto y todo el sistema, público y privado, esa no es una tarea fácil, pero como dijo chimiro... "el camino es largo y tortuoso, pero es el camino". La batalla contra la corrupción es una gran revolución cultural.