Es que esta guerra económica es bestial. La conspiración no perdona nada, y la especulación, que sabemos es más propiciada que otra cosa, golpea a la economía familiar sin misericordia y lleva a los responsables de hogar no sólo a una aventura para conseguir los alimentos que van a consumir a precio de oro en los establecimientos comerciales no subsidiados, sino además a ingeniárselas para dejar un remanente que les permita adquirir el agua de botellón que utilizan para beber y preparar los alimentos.
El aumento del agua mineral es una grosería. En lo que va de año, aquí en Ciudad Bolívar, donde paradójicamente hay más manantiales que gente, el agua de botellón ha subido ya tres veces. Hoy ya está en 30 bolívares y en mi casa, que somos tres pelagatos como acostumbro a decir para referirme a mi reducido grupo familiar, consumimos semanalmente dos garrafones lo que equivale a 60 bolívares semanales. Cada vez que salgo a la calle a caminar y me paro en cualquier refresquería a saciar la sed me encuentro con que la botellita de agua mineral tiene nuevo precio y ni se le ocurra adquirirla en un centro comercial porque capaz se la clavan en 10 bolívares, la pequeña.
Que alguien me explique con seriedad ¿Por qué sale tan cara el agua? Puedo entender que suba la carne de pollo o de res porque tienen que vacunar los animales, hay que invertir en alimentos, medicinas, etcétera ¿o es que ahora nos van a decir que estamos importando los insumos para producir el agua? Esto es insólito. Como alternativa algunos estamos resolviendo acudiendo a unas ventas de hielo donde nos cobran 10 bolívares el llenado, pero son muy pocas y sin vehículo imposible accesar. Propongo que enfrentemos esta guerra para limitarnos de un recurso fundamental generando llenaderos populares y accesibles donde el pueblo pueda obtener este producto a un precio justo. No está demás revisar el cobro excesivo en los establecimientos comerciales.