Es lamentable lo que está ocurriendo en Venezuela en medio de la guerra económica que se está desarrollando. Una vez más un grupo de ¿Venezolanos? asesta un golpe contra su compatriota, esta vez ya no es el productor sino el comerciante el que lleva la ofensiva.
Ya no son las grandes corporaciones que producen los productos, no es empresas Polar, no es fedecamaras per se. Ahora la asestada viene de parte del revendedor y de consecomercio.
Hoy le ponen un precio a algún artículo, mañana le ponen uno nuevo, pasado mañana otro y así… inflando y desangrando el bolsillo de su compatriota venezolano.
Lo lamentable del caso es la aparente inacción del Gobierno para frenar la situación. No puede ser posible que una persona cualquiera decida un día realizar un aumento desmesurado de los precios y no reciba sanción alguna por ello.
Llegó la hora de penalizarlos con cárcel. Así sea de una semana, así sea de tres días, pero hay que penalizar con cárcel el robo descarado que están haciendo los que comercian con productos, los que alquilan locales comerciales y quieren incrementar el alquiler a lo que les de la gana.
¿Qué es eso? ¿Quién los debe sancionar? ¿Necesitan más fiscales? En Venezuela existimos más de siete millones mayores de edad que estamos decididos a sumarnos y pasar a la ofensiva en esta guerra económica. No necesitamos comerciantes ladrones, que se vayan y cierren sus locales si es preciso.
No podemos seguir dándoles largas al asunto, el problema es más delicado y peligroso de lo que al parecer están considerando.