Los casos de corrupción presentados por el Ministro del Poder Popular del Interior Justicia y Paz, habría que multiplicarlos por mil o más, lo del árabe que montaba expedientes para desfalcar al país con las remesas, es algo similar, de lo que se ha oído hablar sobre todo en la frontera desde hace mucho tiempo, aquí se sabe que hay cientos, si no miles de personas que ni siquiera viven en Venezuela pero que por tener cédula de residente o de venezolano naturalizado, consiguen por una buena comisión para quienes les resuelve lo de la carta de residencia por ejemplo, elaboran un expediente que muchas veces con complicidad de los operadores de casas de cambio, les sirven para estafar al país, lo cual hacen doblemente pues los dólares que obtienen, y que no son para ningún familiar los regresan al país al mercado del dólar paralelo, con las consecuencias económicas negativas que ello supone.
Por ello es de suponer que los casos similares a los del árabe que se puede afirmar se replican exactamente en todo el país, deben ser descubiertos y castigados de manera ejemplarizante, y no es nada difícil hacerlo puesto que basta con agarrar cada expediente y confirmar si la persona beneficiaria vive o no en la dirección que aparece en la Carta de Residencia presentada, se comprobaría que muchísimas de esas personas viven en Colombia pero consiguen a alguien que aquí les prepara su carpeta por una buena mascada. A esos también hay que descubrir y hacerles pagar su delito, muy parecido a traición a la Patria.
Lo extraño y que uno no termina de entender es por qué si esta es una acción delictiva que tiene casi que el mismo tiempo que tiene la revolución, haya pasado tanto, para que estas malas prácticas que hacen gran daño a la economía venezolana, hasta ahora se estén, por lo menos ventilando ante la opinión pública.
El pueblo exige justicia y que quienes como los llamados “cadivistas” o “cadiveros” han tenido mucho que ver en la guerra económica que estamos padeciendo, sean juzgados y mostrados al pueblo para que sepa quienes son sus verdaderos enemigos. Eso hay que hacerlo pues “más vale tarde que nunca”