Mi palabra

¿A quién no le va a gustar?

La palabra conciencia en

el comercio es un estorbo

Proverbio español

 

Una señora, que de chavista o madurista no tiene nada, se le escucho decir ¡Por fin, empezaron a meter en cintura a los especuladores! No es para menos, la inflación acompañada de la especulación, tiene pensando a más de uno; preocupados como los comerciantes que venden fiado, que por cierto son muy pocos y cuando fían, aseguran la inversión con la cuota inicial. Es tan larga la historia de los especuladores, que nos encontramos muchos pasajes bíblicos, que no fueron inventados por Chávez, menos por Nicolás (por si acaso) el ejemplo más claro lo encontramos en el siguiente: primero pasa un elefante por una aguja, que un comerciante al reino de los cielos. El autor de esta frase, nunca pensó que los negociantes de esta época no tienen ningún interés en visitar al cielo, porque encuentran algunos sitios, que les llaman más la atención.

Por eso un señor, con varios años encima, me dijo con cierta picardía: Mire mi amigo, usted con buen llanero no ha escuchado la canción de Cheo Hernández Prisco ¿A quién no le va a gustar? La respuesta sé la di con una sonrisa, porque sencillamente no esperaba una expresión de una manera tan jocosa de una persona preocupada y llena de mucha sensibilidad; pero parece que los comerciantes y muchas personas se acuestan y se levantan oyendo solamente esa canción.

He perdido la cuenta, las veces que he escuchado este recio joropo de este cantautor nacido en la hermosa tierra de Papelón, tan humilde como sus paisanos; residenciado en Acarigua; ferviente amante del llano, como su vida misma; con su canción, parece haberle despertado con una estrofa, sin pensarlo la usura y la especulación a los comerciantes hoy en día ¿A quién no le va a gustar estar bien acomodado con billetes en los bancos y un rebaño de ganado que pase de 6000 toros de cacho encomejenado y un haras de pura sangres de padres bien afamado?. ¡Esa parece ser la meta de un grupo considerable de comerciantes y de muchas personas, que viven pensando en hacerse millonarios!

Los abusadores nunca dejan la voracidad, que nadie en su sano juicio, sea chavista o antichavista, puede apoyar; sin embargo en estos momentos no faltan los masoquistas, que por hacerle oposición al gobierno se ponen de esa parte , sin pensar que esa, es una manera de hacer montañas de dinero en contra de la gran mayoría de la población; por algo ese genial pensador Carlos Marx lo dijo muy claro: Cuando en un polo se acumula dinero, en el otro se acumula miseria, prostitución, analfabetismo y todos los males propios del capitalismo.

Estamos ante una realidad: los métodos de comercialización cambian, a la par de las necesidades de los empresarios por la avaricia incrustada en la mente como un chip; el grosero deseo de obtener mayor ganancia, pensando en el yate y la mansión a la orilla del mar, no tiene límites ¿Cómo se explica lo que estamos viendo en estos momentos, cuando se han desarrollado descomunales redes de tiendas en el país? Muchas presentan ofertas engañosas, como sucedió con una, que fue cerrada hace poco, por una trampa muy sencilla: cuestión de números, aumentan la mercancía al doble, para después exhibirla con una rebaja del 50%, quedando con el precio anterior ¿fácil verdad? Pero no solamente son los grandes empresarios, que ponen a funcionar la imaginación para obtener exorbitantes ganancias. En la calle, los vendedores ambulantes, algunos con las carretillas, también se las ingenian; ofertan el precio del producto al pregón, para que todo transeúnte se entere de lo que está vendiendo, al despacharlo de una manera rápida, con el aderezo de una sonrisa, siempre falta para el kilo; el comprador se marcha, creyendo haber hecho una buena compra, dándose cuenta más tarde de la estafa, por eso el Dramaturgo Inglés William Shakespeare, dejo esta enseñanza: Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada

En nuestro país, sobran las razones para implementar severas medidas para frenar la usura y la especulación; el margen de ganancia tiene que tener un límite; de lo contrario la pieza musical del cantautor Cheo Hernández Prisco, seguirá sonando no como una manera de entretener y enriquecer el folklor nacional; sino como una ilusión y sueño de muchas personas; pensando que ahí esta felicidad, cuando en verdad se encuentra en la estabilidad familiar, rotas en mil pedazos en millares de hogares por culpa del dinero; un mal necesario en cualquier parte del mundo.



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Narciso Torrealba


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