Trincheras de Ideas

Las medidas económicas ¿golpe mortal al capitalismo?

En estos 15 años de Revolución Bolivariana, el proceso que liderizó –y aún lo sigue haciendo como doctrina y ejemplo– el Comandante Hugo Chávez asestó sensibles golpes al capitalismo. La lucha de clases nunca había estado –y está– tan intensa como en esos casi tres lustros, precisamente por eso es una revolución. Golpes de Estado, contra golpe popular; golpe terrorista petrolero, derrota popular y despido masivo de los golpistas; sabotajes, clausura de Rctv golpista; introducción de mercenarios y paramilitares, nacionalización de empresas.

Nunca un proceso social había sido tan complejo y rico, tan tenso y generado tantas emociones, desde la felicidad extrema hasta el dolor y la tristeza máximas. Ciertamente hemos vivido –y estamos viviendo– un mundo de emociones y de tensiones en buena medida gracias al legado de Chávez.

La partida del Comandante a la inmortalidad dejó una compleja estela de emociones –él fue el mejor y único ser que logró estremecer a cada uno de los nacidos en esta tierra o venidos a ella, venezolanos y sin patria (oligarquía, sectores de la clase media, etc.)–. La lucha de clases se manejó con emociones y sentimientos, disociaciones y, sobre todo, decisiones de gran envergadura impulsadas por el líder con el apoyo entusiasta de la mayoría popular como la nacionalización completa de la industria petrolera y el despido de la industria de 20 mil conspiradores que quisieron destruir la Revolución.

Pero la nuestra fue –y es– una revolución pacífica y allí está su grandeza y su debilidad. Logramos lo que no pudo sostener el pueblo chileno, la Unidad Popular y su gran líder Salvador Allende. Sólo pudo durar tres años aquel proyecto libertario. Pese a tener ambos procesos casi los mismos enemigos: la oligarquía, el empresariado, la Fedecamaras chilena, la clase media alta, parte de los altos mandos del Ejército y, naturalmente, el imperialismo yanqui bajo el gobierno siniestro del presidente R. Nixon y el Secretario de Estado.

Aquí la composición social de las clases dominantes es casi la misma, más desde el punto de vista estratégico y económico Venezuela es más relevante que Chile, pero la Revolución Bolivariana lleva 15 años en el poder, es decir, logró sobrevivir 11 años más que la chilena… y los que faltan. ¿Por qué el que se dice imperio más poderoso de la tierra no pudo, no ha podido ni podrá hacer en Venezuela lo que hicieron con Allende en Chile?

La tragedia ocurrida con la partida del Comandante desarticuló todo y produjo una crisis tanto a nivel de los factores del poder político, en el seno del pueblo, dentro de las clases sociales. Su muerte agudizó la lucha de clases. En primer término el imperialismo yanqui, el gobierno del señor Obama y muchos factores políticos externos (desde Colombia, Panamá, Chile, Paraguay, Honduras, Costa Rica, El Salvador, España…) y la ultra derecha fascista venezolana, creyeron que con la muerte de Chávez se iba “su” Revolución y se prepararon para tomar el poder para ello dispusieron de dos estrategias, la primera apegarse a la constitucionalidad, presentar candidato –no les quedó más remedio que escoger el peor de éstos porque no tenían a más a quien acudir, además Capriletti conformó una estrategia de negociados y complicidades con el capital multinacional que le dio dinero y recursos para su campaña electoral contra Chávez con pago después del triunfo del enchufado–.

La campaña para derrotar a Nicolás Maduro, y con él terminar con la Revolución y todas sus inmensas conquistas, movió realmente a todas las fuerzas del imperio. Baste ver lo costosísimo de la campaña de la derecha y las estrategias que se plantearon para percibir que esa era una alta política que la subdesarrollada burguesía criolla y fascista no estaba en capacidad de desarrollar. Cubrieron todos los detalles. Movieron venezolanos derechistas de todo el mundo y los trajeron a votar y prepararon con tanta minuciosidad sus planes que jamás pensaron que podían ser derrotados por un líder cuasi desconocido como Maduro.

Pero el imperialismo tenía un Plan B. Una vez derrotado por las fuerzas de la Revolución, Capriletti asumió el liderazgo de intentar una insurrección de la clase media y sus pequeños grupos paramilitares, lo intentaron, asesinaron 11 compatriotas, dos niños entre éstos, incendiaron, asaltaron, destruyeron pero las fuerzas de la Revolución demostraron más fuerza y fortaleza de lo que el imperio y sus cipayos habían pensado.

La realidad hoy de la lucha de clases se invirtió. La extrema derecha fascista político/empresarial pasó a la guerra económica, a la guerra mediática, a la guerra de la propaganda sucia de Rendón porque en sus análisis percibieron debilidad en el gobierno que le daba de largas a la toma de grandes decisiones revolucionarias que fueran contra sus intereses. Tenían el camino abierto: escasez, contrabando, ocultamiento de alimentos, precios super elevados, inflación, especulación con el dólar golpista. Un plan siniestro que buscaba –y aún lo hace aunque en menor escala– no sólo generar el descontento sino un estallido social lo cual no ocultaban, pero llegó el comandante Maduro y mandó a parar.

Evidentemente que la oligarquía parásita no estaba preparada para el descomunal contra golpe que la Revolución le acaba de asestar, lo que al parecer neutralizó el golpe o plan subversivo en marcha minuciosamente preparado por los organismo de inteligencia norteamericanos e israelitas con la participación de los grupos terroristas cubano/mayameros.

Las denuncias de usuras, sobre precio, remarcaje de mercancías, venta de productos vencios y/o dañados, evasión de impuestos, lavado de dinero, mercado negro con el dólar, y las tomas de miles de comercios por parte de los organismos del Estado, el apresamiento de por lo menos 100 pseudo empresarios, la fuga al exterior de algunos de ellos, la participación masiva del pueblo para aprovechar las obligadas rebajas, cambiaron en horas y pocos días todo el cuadro político. Como en la batalla del Pantano de Vargas, en la Nueva Granada, cuando todo estaba casi perdido, el Libertador cuando vio a Rondón dijo: “No hemos perdido, Rondón no ha peleado”. Cuando entró el general Rondón al combate contra las tropas españolas todo cambió y los patriotas ganaron la batalla. Ahora, respetando distancia y tiempo cuando muchos creían todo perdido, la desmoralización y la confusión cundía, entró de lleno Maduro a la pelea político/económica y volteó la tortilla.

Rudo golpe al capitalismo criollo, por las implicaciones políticas que tienen las duras medidas tomadas. Eso le abre aún más el camino al socialismo. Acabar con este capitalismo inmoral, depredador, rentista debe profundizarse. Fortalecer las empresas sociales, comunales, cooperativas es fundamental para debilitar el capitalismo.

Ese modelo de comercio agiotista, ladrón debe acabarse, no sirve para nada. El nuestro no puede ser un país de comerciantes o empresarios, sino un país de constructores de una nación libertaria.






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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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