¿Adiós, Corrupción menor?

Movilnet debe revisarse al por menor

Un arcano y gomero consejo sigue diciendo. Déjennos cuidar las chivitas que los fuertes se cuidan solos. Efectivamente, solemos deslumbrarnos con el bosque y perdernos el encanto de algún árbol que perfectamente podría albergar   Flora y Fauna impresionantes.

 

En materia comercial, las atomizadas empresas al por menor, las visitadas bodegas de las esquinas, las que frecuentemente son visitadas por niños y niñas, por ancianos que cubren esas importantes diligencias de compras y compritas diarias, suelen prestarse para la práctica de mil y una tracalerías y vivianerías  propias de quienes, en su condición de pequeños o embrionarios  capitalistas en proceso de enriquecerse con la mayor brevedad posible, y cuales esclavistas pobres[1], suelen ser los comerciantes más usureros, más perversos y más corrompidos en su pequeña y relativa escala menor.

 

La CANTV debe ponerles lupas y microscopios a sus representantes al detal de sus productos Movilnet. Allí pueden tejerse mil y una tracalerías de parte y por parte de quienes, en su condición de   pobres asalariados, de gerencia al detal,  se ven arrojados hacia  la posible realización de pequeñas prácticas de corrupción menor, como menor es su status gerencial, pero que moralmente son tan graves como las cometidas por las empresas de alto giro a las que se les hace mejor seguimiento, y se olvida así que los fuertes se podrían cuidar  solos porque está en juego un gran capital, mientras que las chivitas de la empresa menor son descuidas y hasta arrojadas a la basura.

 

Son muchas las quejas de posibles compradores de celulares y afines que en la provincia se quejan a diario porque tan pronto llega una novedad comercial esta desparece como por arte de magia. Allí algo huele mal. Es que la tendencia y susceptibilidad para corrompernos es igualmente válida y está presente tanto en el pequeño capitalista como en el grandote, tanto en los Malls como en las bodegas de la esquina. Y es más  estas bodeguitas, estas empresas elementales, suelen servir para el ensayo permanente de matracas y matraquitas que luego serían aplicadas en gran escala por el empresario mayor. Son auténticos y eficientes laboratorios comerciales, pero no precisamente para hacernos mejores venezolanos o ciudadanos más honestos, sino todo lo contrario.

 

 


[1] Si usted va a la historiografía del esclavismo americano impuesto por la rancia putrefacta Europa, con Inglaterra, España y Portugal a la cabeza-Francia no se quedó atrás ni Holanda tampoco-allí hallará los datos demostrativos de que el reposo o jubilación de los esclavos de tercera edad lo sufría en las pequeñas haciendas de un esclavista pobre, iniciado con muy poco dinero en esos crueles menesteres comerciales. Comidas de tercera, faenas forzadas, hasta que reventaran y ese comerciante de fuerza esclava lograba recuperar su pequeña inversión realizada en las subastas de negros enfermos y cansados convertidos en chatarras humanas que los esclavistas acaudalados solían subastar a precio de gallina flaca cual animales desechables para uno que otro reciclaje.



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Manuel C. Martínez


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