Lo que sucede en la frontera venezolana, con los llamados bachaqueros en el Zulia, los cuales siguen en su labor destructiva de la economía en ese estado, razón que quizá, entre otras fue la causa de la derrota en el Municipio Maracaibo, a pesar del tremendo candidato que la Revolución presentó y a pesar de la pésima labor de la reelegida, sucede igualito aquí en el Táchira con extensión a Barinas porque ya muchos de estos delincuentes están viajando al estado llanero porque aquí en el Táchira hay muchos rubros con los que cometen sus ilícitos que no consiguen y es tanta la ganancia, que les da para pagar incluso un viaje expreso a esa ciudad.-
En este estado lo que bien podríamos llamar “la danza de los morrales”, es algo que nos tiene al borde de la desesperación, a la mayoría de las familias que no encontranos en los mercados, innumerables rubros necesarios para el buen vivir, no se conforman los “morraleros”, con llevarse alimentos y medicamentos, sino que han ampliado su voracidad a artículos de limpieza y de tocador como desodorantes, cremas faciales, útiles de belleza, incluidas las extensiones de cabello que aquí adquieren a razón de Bs, 3.500 y venden en Colombia a razón de 7.000,, todo ello en morrales que transportan a diario como pasajeros de los llamados “Expresos Bolivarianos” y que con 50 bolívares para el guardia de turno en Peracal, pasan sin revisión alguna, a ello hay que sumarle la actividad ilícita de muchos venezolanos, que hacen lo propio y que bajan con mil bolívares en artículos y regresan con cinco mil en billetes; como ha sido tanta y siempre en aumento la proliferación de estos morraleros, ésto ha traído como consecuencia que los compradores colombianos tengan que proveerse de bolívares y por lo tanto se ha creado otro ilícito diabólico que está dejando sin billetes de 100 y 50 bolívares a los bancos pues ahora se los llevan al hermano país porque por 100 mil bolívares reciben 110 mil, es decir estamos siendo desangrados por todas las vías y en todas las formas y vemos con dolor cómo no hay fuerza humana, ni oficial, ni política, ni de ningún tipo que se ocupe de accionar de manera seria y contundente contra estos males que hacen del Táchira casi que un estado invivible, si a ello se suma lo que ya ha sido denunciado, sin resultados, como es el robo de los cables del alumbrado público y las tapas de los llamados “boca de visita” de Hidrosuroeste, aquí lo que se vive es un caos, que igual que en Maracaibo nos significó una vergonzosa derrota en la Alcaldía, lo cual por cierto fue celebrado por los “morraleros”.
Es decir estamos fregados y con mucha gente perdiendo la fe por sentirse impotentes y frustrados, ante la impunidad de los contrabandistas de grandes cargamentos de nuestros productos y miles de lo que yo llamo “morraleros”, que a diario, incluso varias veces al día, van y vienen logrado millonarias ganancias.
En estos días haciendo cola en el supermercado al que acudo, oí unos comentarios que me dejaron perplejo. Uno; que ya no se conseguía quien trabajara porque los desempleados que antes buscaban desesperadamente un trabajo, encontraron su mina de oro, bajando a Cúcuta con su morral repleto y 50 bolívares para la correspondiente mojada de mano al funcionario responsable en el punto de control, dos: decía alguien, que no se explicaba cómo para las autoridades no significaba nada el hecho de que la vía desde San Cristóbal hasta Cúcuta se llene a diario de motorizados, cada quien con su morral a cuestas.
Comentaba otra persona en la cola, que nadie se explica, si se sabe, sin ninguna duda, que los transportes inter-fronterizos van cargados de contrabandistas que pagan para que no se les toque, por qué los organismos de inteligencia no colocan un funcionario en cada transporte colectivo para que constate cómo los pasajeros viajan cargados de contrabando y cómo le pagan al funcionario de la alcabala la suma hasta de 2000 bolívares sólo por asomarse a recibirlos y ordenar continuar el viaje; uno más comentó que antes para la familia era hasta divertido hacer mercado, pero que ahora es una odisea, lo cual se refleja en las caras largas de la gente en las colas y la agresividad a flor de piel, producto del stress que le significa por un lado no encontrar lo que necesita y por otro lado los precios incontrolados.
Ahora los supermercados y abastos, cosa que antes no se veía, se ven con largas colas desde la madrugada, son los morraleros, que recorren durante todo el día los centros de venta y bajan a Cúcuta para meterse al bolsillo millonarias ganancias, en detrimento de nuestra soberanía, doloroso es que no sólo lo hacen los colombianos, sino muchísimos venezolanos que han hecho de este ilícito su forma de vida.-
Sin embargo tenemos la promesa desde lo más arriba del gobierno, que se va a profundizar en el ataque a la guerra económica, estamos a la espera de ello sobre todo aquí en la frontera donde la situación es especialmente difícil por las razones que aquí expongo y por muchas otras que a diferencia de otras regiones del país aquí nos agobian diariamente.