La histéresis inducida de los precios

Más Guerra Económica

Como venimos observando y mirando, por un lado el gobierno baja los precios, y por otro los empresarios anochecen elevándolos de nuevo.



Bueno, ciertamente no tiene nada de raro que una empresa vacíe sus exhibidores, y rellene de nuevo sus inventarios con nuevas mercancías, aunque las mismas en calidad pero con nuevos precios en suba en cada ciclo o interval de rotación.



Esta suba de precios está inscrita en la estructura capitalista de empresas de medios de producción de alto giro económico que mediante la competencia intraclasista provocan incrementos de precios de esos medios a fin de alcanzar tasas igualitarias de ganancias, ante unas megainversiones en capital constante y mínimas en mano de obra. Sobre estos temas hemos escrito por aquí mismo repetidas veces.



Además, la cadena de intermediarios o de proveedores es más larga de lo que pensamos porque todas las empresas se hallan intrincadamente enlazadas como productoras de medios de producción entre sí, y de muchos de estos con las de productos terminados, semiterminados, de partes, subpartes y de consumo final, además de las mercancías incesantemente innovadoras que se pierden vista: nuevas presentaciones, nuevas variaciones en calidad y tamaños, etc.



Es interminable el largor de las cadenas y de su reciclaje según sus rotaciones, todo depende de la velocidad circulatoria en juego para cada tipo de mercancías. Los bienes de primera necesidad son por naturaleza muy veloces en su consumo, no en balde los viajes al mercado son semanales y quincenales, y no precisamente para comprar estreno en el vestir, calzar y perfumarse.



Sin embargo, con motivo de la presente Guerra politicoeconómica, estamos en presencia de subas inducidas para que al final la natural histéresis de los costes, de la que ya hemos escrito, resulte perversamente inducida. A tales efectos, esta sería la estrategia que están implementando los empresarios en general, chavistas y no chavistas, desde el momento mismo de su convencimiento acerca de la inminente aplicación de la flamante Ley sobre costes, ganancias y precios. Su ejecución sera una realidad y todo es cuestión de tiempo, más o menos breve, más o menos inmediato.



Así, como el Estado ha anunciado un techo para la tasa de ganancia, los empresarios han pensado que si suben al máximo todos los precios mientras le llegan los visitadores o fiscales correspondientes, los precios habrán escalado a un nivel tal que por mucho que aquel techo diga, los precios seguirían por las nubes, y todo “legalito”. Así piensan y así son mal aconsejados.



Tal es la histéresis inducida de los precios. De allí que el Estado deba reducir las tasas según cada suba de precios, como lo hemos sugerido recientemente. Con ello, no sólo se frenarían los nuevos conatos inflacionarios inducidos, sino que se los empresarios se irían desacostumbrando a la manguangua de ganar más sin tener que vender más.


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Manuel C. Martínez


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