Entre los críticos del capitalismo no hay arreglo alguno. El capitalismo es un modo de vida que alimenta y enriquece a pocos y empobrece a muchos, por citar sólo una de las más populares versiones formuladas sobre este sistema clasista; esa sola cualidad, mueve a quienes abogamos por su reemplazo por un modo mejor, más igualitario y sin ventajismos de nadie sobre nadie.
Todavía el proletariado no se halla solidariamente unido, aunque los burgueses sí lo hayan estado toda su vida. Ciertamente, entre proletarios y burgueses hubo armonía mientras el sistema capitalista se hallaba en sus primeras fases de desarrollo. Sabemos que fue el resultado del desmembramiento de las categorías sociales feudales, de la acumulación de mucho dinero en manos de comerciantes y del despojo del que fueron objeto los siervos feudales.
La revolución burguesa tuvo sus buenos tiempos, eso nadie lo cuestiona, pero, al igual que todo tipo de fenómeno universal, se trata de un sistema que hace más de 100 años entró en declive. Desde entonces hasta ahora ha recurrido a estrategias extraeconómicas a fin de evitar su autoextinción. Al respecto, Karl Marx pronosticó que el achicamiento tendencial de la tasa de ganancia dará cuenta de sus días, habida cuenta de que se trata de un sistema que sólo produce valores de uso con miras a la obtención de ganancias que luego reinvierte para buscar más ganancias. Como estas reinversiones dan prioridad a medios de producción, se desequilibra la oferta de bienes de consumo y la tasa de ganancia entra en descenso progresivo. Para el resto de la sociedad (el proletariado no aburguesado) se ve obligado a trabajar para vivir, y a compra valores de uso cada día más encarecidos a pesar de ser las mismas mercancías como valores de uso[2].
Ahora descompongamos el valor del precio de una mercancía cualquiera a fin de averiguar quién paga la ganancia, quien produce valores de uso y cuáles costos no deberían ser cargados al precio de venta:
Sea M una mercancía cualquiera producida en régimen capitalista. Sea este su costo medido en horas de trabajo y será el precio a pagar por el consumidor:
M = c + v+ pl = medios de producción + asalariados+ plusvalía
De acuerdo con esa ecuación, cada unidad de la producción, como 1 pan, 1 libro, una silla, un par de zapatos, contiene medios de producción, y mano de obra o fuerza de trabajo. Como el valor de la fuerza de trabajo tiene un valor ex ante o previo = salario, y el uso de la fuerza de trabajo crea un valor ex post igual al número de horas de la jornada y superior al salario, la mercancía contiene parte del salario y parte de la plusvalía.
Los medios de producción consumidos, los salarios y la plusvalía están reflejados en el valor de uso de la mercancía, pero el costo del personal de contabilidad, entre otros, no se traduce en valor de uso alguno. Este ha sido una cargo ilícito al que se acostumbró el Contador Público para beneficio suyo y del capitalista, y que explica las marcadas diferencias entre la paga que recibe el personal no productivo, gerencial, contable y supervisor, en comparación con la media salarial que recibe el trabajador verdadero. Los salarios, pues, así como deben ser de un monto mínimo, también deben ser de un tamaño máximo.
22/03/2014 08:05 a.m.
[1] http://www.aporrea.org/ideologia/a87889.html
Este vínculo refleja que muchos de los salarios y cuidado del grueso de ellos va a bolsillos improductivos. Personal gerencial, de confianza, vigilancia, supervisión, asesorías, etc. Esos supuestos salarios encarecen el costo y, en consecuencia, el precio de las ventas. Decimos que no son salarios, porque este sólo paga la fuerza de trabajo comprada para que transforme materias primas en las mercancías que formarán la oferta correspondiente. Administrar, supervisar, contabilizar sólo son funciones encargadas de cuidar el patrimonio de los dueños de los medios de producción y del capital salarial, de manera que bien podrían ser deducidos de la ganancia y no formar parte del costo primo.
[2] Toda mercancía encierra dos tipos de valores: el de uso, valor material satisfactorio de necesidades específicas y naturales, y el valor de cambio, valores sociales, intangibles o espirituales, son valores para el enriquecimiento sin freno.