Si algún principio se consideró un avance significativo en la política nacional y en especial en el ejercicio de la democracia directa fue la inclusión en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de tres tipos de referendos: el revocatorio, el aprobatorio y el abrogatorio. Me referiré al primero, con el anhelo de lograr interpretaciones y promover la discusión sobre la importancia real de este tipo de referendo:
El referendo revocatorio convocado para satisfacer la aspiración de la oposición para sacar del poder al Comandante Eterno Hugo Chávez evidenció que la astucia política de aquellos se quedó corta y Chávez ganó su ratificación con el 60 % de apoyo de los electores. Es decir, no procedió la revocatoria por las razones obvias de la confianza que siempre demostró el Pueblo por su líder. En esa época, se quiso ampliar la demanda de referendos revocatorios los diputados y diputadas electas de la Asamblea Nacional, y fallidamente el Movimiento Quinta República (MVR) promocionó la colecta de firmas, sin que existiesen los formatos especiales que diseña el CNE en cada caso. Se abrió el intento de sacar a un grupo de traidores que como Carlos Tablante (Aragua) se habían coleado en ese espacio legislativo. Yo firmé en la misma casa regional del MVR para ir contra la figura de ese liderazgo aragüeño, ya en el ocaso. Todavía no sé quiénes y por cuáles razones esta parte del proceso político nacional, fue abortado. El amarguito quedó en las papilas gustativas políticas de la izquierda.
Posteriormente, y visto el poder que asume el pueblo en aprobar o reprobar un mandato, quedó el sabor agrio de la preocupación que nos generó que a Chávez lo trataran de sacar de la presidencia, esta vez, no con el golpe de Estado que se vivió dos años antes, sino con la mismísima Constitución que él impulsó. Pero camaradas, quedó el sabor melífero del triunfo, que significó confianza y diez años ulteriores de éxito político.
Después de eso, se percibe preocupación porque se han frenado las intenciones de revocar mandatos; se dice que el Gran Polo Patriótico ha debido promover unos cuántos referendos para defenestrar a unos escurridizos, coleados en la revolución, que sin saber cómo ni para qué gobernar, han estado a cargo de gobernaciones y alcaldías, restando adeptos al proceso revolucionario, en vez de sumar han restado y hasta dividido. Han puesto, dicho con todo el respeto a los lectores, solemnes cagadas en la gestión pública, haciendo que los problemas de diversa índole, sobre todo de servicios públicos y obras públicas, no hayan sido resueltos y en su lugar pareciera que han colapsado estados y municipios.
A manera de ejemplo, hay cifras suficientes y muy confiables, generadas por el CNE, que evidencian el declive de la masa electoral chavista en Aragua. El gobernador anterior tuvo que ser bajado de la tarima del último acto público de la campaña del comandante Chávez en Aragua. La pita fue intensa que se escuchó en otras galaxias. En otra visita del Comandante Eterno al Limón, capital del municipio Mario Briceño Iragorry, la pita para la alcaldesa (nuestra camarada) fue tal que el Comandante pidió condescendencia para este infortunio. Pues, desde el revocatorio que promovió la oposición contra Chávez hasta la más reciente elección de gobernadores y de alcaldes, la cifras de la izquierda bajaron del 72 % a la pírrica cantidad del 48 %. Tarek se salvó de vaina, la herencia de su antecesor fue deplorable y aún están abiertas al público el espectáculo de obras tracaleramente destruidas o sin terminar. En la alcaldía que ejemplificamos fue peor, sufrimos la derrota por alguien de la oposición que llegó sin saber para qué sirve el poder municipal, y hoy estamos sumergidos en tanta basura o más que la que dejó en las calles la anterior alcaldesa chavista. ¿Por qué no revocamos en su oportunidad esos pésimos mandatos? Hoy el trabajo político fuese más sencillo y comprometido con la transformación integral del estado Aragua.
Sabemos que sobre el camarada Maduro pende la amenaza de un referendo revocatorio. Me anoto entre los que piensa que será ratificado con cifra similar a la lograda por Chávez en momentos también de crisis política. Eso garantizará la continuidad del Plan de la Patria a escala nacional. Se perfila la salida a la crisis de abastecimiento antes que la guerra económica logre su propósito deslegitimador.
Pero, ¿por qué razón o causa nos vamos a calar los mandatos regionales y municipales de la oposición y de algunos coleados chavistas que se comportan como trabajando para aquellos? No vayamos a decir ahora que los referendos constitucionales tienen visos contra-revolucionarios.
Lo otro no está en discusión, los tribunales populares, no aplican a una revolución pacífica.