Creemos que la principal causa del contrabando de extracción, estimado en 40% de los inventarios comerciales del país, es la baratura de los productos de la cesta básica, de la gasolina y afines, una baratura inducida por el Estado mediante subsidios cuya implementación debe ser urgentemente revisada y mejorada.
No son los subsidios en sí mismos, sino la forma de hacerlos efectivos: Con los subsidios el Estado corre con parte del costo de las mercancías básicas para el consumo popular, de esa manera las mercancías subsidiadas salen al mercado a un precio más bajo y el fabricante recibe posteriormente el subsidio del Estado.
Ese mecanismo está resultando muy perverso para la Economía nacional, muy beneficio para el productor y superbeneficio para los contrabandistas.
Confrontamos este caso: De poco sirve una mercancía cuyo precio esté regulado hacia abajo porque esté subsidiada si ella desaparece de los inventarios vía el exterior por medio de los contrabandistas de extracción.
Esa desaparición de los bienes de la cesta básica supone escasez, y esta estimula alzas de precios para las mismas mercancías subsidiadas. El caso real lo observamos diariamente con productos de la cesta básica que con regularidad sólo se consiguen de manos del buhonero a precios que llegan a cuadruplicar el precio regulado.
Digamos que los subsidios están resultando, pues, encarecedores de la vida de los consumidores a quienes el Estado ha buscado ayudarlos mediante unos subsidios mal implementados.
Proponemos que los susidios los reciba directamente el consumidor de manos del Estado contra recibos de compra emitidos por el vendedor en la oportunidad de cada compra de bienes de la cesta básica.
De esta manera, los contrabandistas y los buhoneros no tendrían estímulos gananciosos para comprar a precios de gallina flaca y revenderlas a precios de gallina gorda.
