Desabastecimiento y producción

Estas palabras quizá jamás habían tenido en el venezolano tanta connotación y popularización como en los últimos tiempos, nunca había vivido el pueblo esta pesadilla ocasionada por múltiples variables y por la tozuda posición asumida tanto por el sector gubernamental como por el privado.

Ello ha despertado un sentimiento de rechazo a cualquier política que implemente el Estado por muy buena que sea, dada la experiencia que se está viviendo, donde encontrar bienes básicos de la cesta alimentaria es una verdadera odisea y donde el ingenio de los ciudadanos se despierta y se pone al servicio de la circunstancia.

Ningún país del mundo puede vivir con normalidad en esta diatriba permanente, donde las redes sociales o radio bemba, se encargan de avisar en qué lugar están vendiendo tal o cual producto, para que la gente tenga que correr a buscarlo, o salir una familia de su casa y desplegarse por los principales centros de distribución y venta de alimentos del pueblo o la ciudad, para encontrar parte de la canasta básica alimentaria, esa es la Venezuela de hoy.

Esto jamás puede asociarse con un país que tiene buena calidad de vida y que apunte al desarrollo económico y social, que en criollo significa bienestar y confort al que todo ser humano tiene derecho, y si no se quiere creer en esto, solo échele un vistazo a los indicadores producidos por firmas serias y el propio Instituto Nacional de Estadísticas, quienes dan cuenta de la drástica escases y el desabastecimiento que toca hasta los centros de distribución de alimentos que el propio Estado ha implementado en Venezuela.

Esta incómoda situación que vive el pueblo venezolano tiene como responsables a dos importantes actores que son: el Estado y el Sector Privado, quienes han empezado un forcejeo y una puja por controlar los precios de una parte y por especular de la otra.

El Gobierno Nacional está facultado por la Constitución de La República Bolivariana de Venezuela, para velar y cuidar los interés de los ciudadanos, de un sector productor de bienes y servicios que quiere especular y con ello estrangular el bolsillo del consumidor, pero pareciera que en esta puja se llega a extremos de agudización por lo que se crean estos grandes problemas de desabastecimiento y escases, ocasionando en la población una verdadera angustia un calvario permanente y un viacrucis, para la consecución de los bienes que integran la canasta básica alimentaria.

Está el gobierno actual a tiempo de definir una certera política económica que resuelva esta diatriba de una vez por todas, que aproveche la coyuntura creada de que la población tiene poder adquisitivo para la compra de los bienes necesarios y que hay un sector privado con suficiente capacidad productiva, para que se sienten a concertar políticas públicas de producción, que de una vez por todas acaben con esta diaria pesadilla que ronda en el pueblo venezolano.

Aquí en la zona de frontera es aún más grave y crítico el desabastecimiento por el diferencial cambiario que representa el peso colombiano, pero a la vez está Venezuela perdiendo la oportunidad de usar esta coyuntura como un catalizador para dinamizar la producción nacional y venderle a la población colombiana de frontera, todos los bienes y servicios que demanden, y asi generar una dinámica comercial que produzca empleo y traiga divisas al país, igual que como hizo Colombia cuando tenían una moneda débil frente a un bolívar fuerte y entendió que la vía era producir y venderle a su vecino, ni más ni menos, de eso se trata.

Es entonces, un programa de producción nacional de bienes y servicios, la única salida que al país le queda, para que abastezca toda la cadena de distribución y comercialización desde la bodeguita más pequeña en el barrio o en el campo más apartado, hasta los grandes supermercados de cadena, mirando la exportación como otro elemento económico generador de divisas, si se quiere disminuir la inflación que destruye toda política salarial que se implemente, de manera que mañana despierte el pueblo venezolano sin desabastecimiento y con producción.

 

humogria@gmail.com



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Juan Alberto Sánchez García


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