El Presidente Chávez declaró moneda fuerte al bolívar del vigente cono monetario; y él acertó, aunque voces negativas sigan negándolo o desentendiéndose del hecho de que, mientras hagamos frente al poder del dólar en materia de nuestras importaciones a fin de abatir los precios importados para el mercado interno, la inflación inducida más allá de las incidencias del precio del dólar paralelo, son perfectamente abatibles también mediante los ajustes salariales que durante la presente república se vienen dando en estos últimos 14 y más años de gobierno bolivariano.
Las monedas fiduciarias tienen un poder adquisitivo intrínseco fluctuante-lo hemos dicho antes. Ese poder les viene dado por la cantidad de bienes de aquella cesta básica que permitan los precios internos de productos importados y nacionales.
Aunque resulte extraño, las monedas fiduciarias tienen el encanto de que su valor nominal coincide al céntimo con su poder real. Dado que los precios cambian con mayor o menor frecuencia, ese poder adquisitivo hace otro tanto, pero esto no significa que el salario o la moneda pierdan poder adquisitivo; esta expresión resulta obsoleta porque ese fenómeno ocurría sólo cuando las monedas tenían un valor real e intrínseco: Si el metal que les servía de patrón subía de precio, la moneda se revalorizaba automáticamente, y viceversa.
Con la moneda fiduciaria, el usuario y consumidor final que opte por productos costosos, o que no sepa distinguir entre bienes necesarios y superfluos, siempre tendrá un bajo poder de compra. Ese es el caso de las personas dejadas llevar por la vanidad social, quienes, por ejemplo, compran productos “de marca”, por aquello de las apariencias burguesas. Es el caso de personas que prefieren inscribir sus hijos en colegios privados porque le tienen horror al colegio público porque es del gobierno que adversan, cosas así.
Un ejemplo de encarecimiento artificial de los precios es el de la producción y venta, de preferencia, de presentaciones que no están acordes con el cono monetario. Por ejemplo: mientras no se ponga a la venta mercancías cuyo peso, volumen o unidades, estén por debajo de, digamos Bs. 50, los billetes de denominación inferior resultan inútiles; igual sería mientras esas presentaciones tengan precios que excedan de Bs.20.
Los conos monetarios suelen hacerse de tal manera que cada una de sus presentaciones monetarias sea útil en el mercado. Desde luego, debemos reconocer que nuestro cono actual peca de incluir calderillas nada prácticas para su manipulación, pero eso no quita que pudiera fabricarse y venderse algunas mercancías cuyo precio fuera= Bs. 1,00; o = Bs.0, 10, o = Bs. 0,05.
Entonces, el control y la paridad cambiara vigente, hoy con tres tipos de cambio, muy útiles y en perfecta correspondencia con los tipos de mercancías importadas que son unas más suntuarias que otras, unas más básicas y otras más prescindibles, debe mantenerse y hasta revalorizarse el bolívar, lejos de seguir devaluándolo en términos de paridad frente al dólar que ya esta es una moneda fiduciaria que ya no tiene moral ni valor intrínseco para ser referencia internacional en materia de comercio exterior.
Asimismo, los salarios deberán irse ajustando al ritmo del encarecimiento del costo de la vida para una cesta básica normal, y los fabricantes e importadores deben lanzar al mercado mercancías ajustadas perfectamente al cono monetario que nos ocupa, salvedad hecha sus moneditas de Bs. 0,01, y Bs. 0,05, sólo útiles en numismática.
24/07/2014