Se ve ambicioso el plan que ejecuta el Gobierno nacional con la finalidad de enfrentar la guerra económica, que la derecha plantea al pueblo venezolanos a través de la especulación, el acaparamiento y el contrabando de extracción también conocido como "bachaqueo".
La revolución ha metido el acelerador a fondo, ejecuta un sistema biométrico que yo realmente no he visto en ninguna tienda del sur de Maracaibo, pero el Gobierno zuliano dice que es un éxito en la zona norte. Cerraron la frontera en horas de la noche, y ahora se informa de la captura significativa de camiones in fraganti cargados de combustible y alimentos; cambiaron de un sólo plumazo al superintedente nacional de Precios Justos, entre muchas otras medidas.
Sin embargo, hay aspectos del discurso gubernamental en la que se le dice a la población sobre las acciones tomadas, que no se le encuentran sentido, como por ejemplo: "Vamos a ir a la raíz del problema, que no solo está en que la mercancía pase al otro lado de la frontera, sino identificar las corruptelas que puedan estar encriptadas en nuestras instituciones".
¡¿Y todavía hay dudas al respecto?!, es decir, el Gobierno aún no sabe a ciencia cierta que la corrupción en las tiendas y en las alcabalas de la vía a la frontera son una de las causas del "bachaqueo" que mantiene desabastecida, sobre todo, a las poblaciones limítrofes con Colombia…Siendo así están bastante atrasados con respecto del pueblo que sufre las consecuencias, y eso es un grave problema para la revolución que todos los días exige soluciones sin mucho éxito por no decir ninguno.
Tal situación hace suponer además que desconocen que la Sundde, por lo menos aquí en Maracaibo, no controla a nadie. Los especuladores hacen los que les da la gana con los consumidores. Al ministro de Comercio, Dante Rivas, no le dejaron ni calentar la silla que pasó a ocupar el diputado Andrés Eloy Méndez, de quien esperamos actúe en contra de esos hampones que nos dejan sin mercancía con el mismo ímpetu que habla en la Asamblea Nacional. Por cierto, no está de más recordarle que ya en este país esos malandros que se llevan nuestros alimentos al vecino país, se han echado al pico a unos cuantos superintendes nacionales de Precios Justos.
Los contrabandistas y especuladores nos tienen locos. Y el costo político para la revolución es demasiado alto. Nunca antes había visto tanto chavista decepcionado y nadie venga con el cuento de la lealtad, del legado de Chávez, de que son traidores, salta talanqueras, de que no son revolucionarios, porque yo no sé cuántos días llevan ya las amas de casa calándose una cola gigantesca a fin de comprar un paquete de harina precocida, uno de arroz… para que el Gobierno asome ahora que va al fondo del problema y tiene indicios de que en el vil negocio hay corruptela, cuando a estas alturas debería estar contando los presos y la población comprando tranquila como cuando El Gigante estaba vivo.