Poder adquisitivo para la Inflación, el caso del banco Latino, el contrabando de extracción ...

y  el desatendido desequilibro intersectorial

Una cosa es clara: mal puede hablarse de inflación si la masa de circulante monetario no aumenta respecto al período preinflacionario y esa correlación es necesaria porque sencillamente toda inflación monetaria supone mucho dinero en la circulación en relación al valor de los inventarios comerciales  disponibles para el consumidor. Las escasas deflaciones surgen cuando el dinero circulante también escasea.

 La fuente de la inflación  puede obedecer  también a la presencia de dinero inorgánico o  sin respaldo económico alguno; se trata de excedentes dinerarios alejados del Valor Agregado, o sea, de los salarios y  las ganancias.

En Venezuela se emite dinero de papel y acuña monedas de metal feble según el volumen promedio del Ingreso Petrolero; se busca que el bolívar fuerte (Bs.F.), a pesar de ser una moneda fiduciaria,  sea una de las pocas monedas del mundo económico con mayor respaldo real, de antes y de ahorita mismo.

 Obsérvese el alto poder adquisitivo del bolívar frente al peso y a los precios de las mercancías colombianas. Con nuestros bolívares, el contrabandista de extracción logra adquirir mercancías vendibles a elevados precios en el vecino país. Esto resulta paradójico, pero no es una falacia: vemos que no se trata de un contrabando para llevar a Colombia productos cuya exportación esté regulada o prohibida, como una medida proteccionista, por ejemplo.  Se trata de mercancías que se exportan ilegalmente para sacar ganancias exorbitantes.

 Ocurre que mediante el Bs.F. estamos adquiriendo más cantidad de determinados bienes de consumo y energéticos que los que podamos comprar en la propia Colombia. Esta es la ecuación de ese cambio:

Q1 (Bs.F.) = q1 (mercancía X venezolana) = q1 (mercancía X colombiana)= Q2 (Bs.F.), para Q2 › › Q1.

Como sabemos, en Venezuela, una misma mercancía (en cuanto a calidad) cuesta menos al consumidor, y si un consumidor colombiano lo comprara aquí para su consumo personal, podría adquirir con menos pesos-menos bolívares-una cantidad mayor. Luego, ese mismo comprador se limita a revenderla en su país.

La inflación en Venezuela arrancó en los tiempos de Luis Herrera cuando su gobierno, al lado de los partidos puntofijistas de esa época, permitió que   el ingreso petrolero se fuera al suelo con un precio del barril rayano en los 7 dólares, mientras mantuvo constante y hasta creciente un torrente monetario en las calles y bóvedas bancarias. Aquella fuga de dinero conocida como “el caso del banco latino” bien pudo derivar de ese desequilibrio preinflacionario que los banqueros evadieron ilícitamente antes de que sus reservas dinerarias cayeran en picado.

Actualmente, como los precios del petróleo fluctúan levemente, salvo en crisis internacionales, las deviaciones en ese respaldo pueden pasar inadvertidas para el Banco Central de Venezuela, pero si los dólares de retorno, o sea los de las importaciones, superan los dólares importados no petroleros ni mineros, entonces,   nos convertimos en un país con déficit comercial; son los momentos que asoman posibles ajustes en la paridad cambiaria Bs.F/ $.

La fuente del circulante monetario orgánico suele ser el resultado de una actividad económica  real, producto de la mano de obra en funciones creativas del Valor Agregado, según los volúmenes de valores de uso, y no necesariamente de sus expresiones meramente monetarias reflejadas interesadamente en el llamado Producto Territorial Bruto que es un estadístico deficiente porque permite falsas apreciaciones de  la riqueza nacional y del progreso económico ya que los precios manejados permiten variaciones que no necesariamente recogen los cambios en el valor de la producción de bienes útiles para el consumo y la producción[1].

Recordemos que es importante el balance o equilibrio entre la producción de medios de producción y la de bienes de consumo final[2]. La falta de atención de este equilibrio entre los sectores de la producción, por parte de colegas de derecha e izquierda,  ha sido fuente inflacionaria, y lo sigue siendo.

Como el sindicalismo burgués se ocupó siempre de mejoras salariales y dejó al margen otros beneficios sociales del trabajador, la masa de dinero circulante en manos de trabajadores y empresarios del sector productor de medios de producción tendió a sobrepujar el valor de los medios de producción hechos en casa, cuestión que mantiene abiertas las puertas de un proceso   inflacionario, si por este proceso entendemos más circulante que mercancías disponibles en los inventarios.

En la Venezuela prechavista hubo más dinero en ganancias y salarios correspondientes al sector productor de bienes de producción que el valor de los medios de producción consumidos productivamente en el sector de bienes de consumo final; en consecuencia  estos medios se encarecen por causa de un desequilibro en la producción global. Este no es el caso de la inflación presentada en la Venezuela pospuntofijista; veamos:

La gruesa inyección de circulante aplicada por la presente Administración Pública ha respondido a una redistribución de la renta petrolera. Buena parte del Presupuesto Nacional que antes absorbía la clase empresarial rentista venezolana, de la mediana y alta burguesía nacional, con sus trenes de trabajadores y servidores de escasa productividad, ha sido trasegada al sector de los marginados del Puntofijismo, de tal manera que en cuanto al volumen del torrente monetario o circulante, se ha quitado, digamos, 1 Bs.F. allá para colocarlo acá. Las tendencias inflacionarias son, pues, heredadas de los anteriores gobiernos. La otra parte de ese presupuesto se ha sembrado en obras infraestructurales varias: Hospitales, escuelas, universidades, viviendas y créditos blandos al pequeño productor  y la pequeña productora.

Otra causa inflacionaria se halla en el déficit comercial ya que la empresa privada ha sido más importadora que creadora de bienes, y lo sigue siendo, al punto de que hasta el capital que les aporta el Estado con la venta de divisas para supuestas empresas nacionales ha sido destinado a  otro fines, con lo cual esa empresa privada ha alimentado el proceso inflacionario causado por un desequilibrio reiterado entre oferta de medios de producción y demanda de bienes de consumo.

Desde luego, el contrabando de extracción y los descarados acaparamientos de inventarios aceleran el proceso inflacionario pero no es su causa primaria.

27/08/2014

 


 

[1] Esta es la gran importancia del valor trabajo que poseen los valores de uso, lo que costó crearlos en cuanto a  mano de obra tanto pasada como presente, tanto en medios de producción como en  mano de obra viva. Los precios, si a ver vamos, es lo menos importante en materia económica, son un aspecto meramente comercial, restringido al mercado, y si bien ellos derivan de los valores creados en la producción, su tráfico permite alteraciones tales que un mismo valor de uso pudiera tener un precio hoy y otro mañana, un precio aquí y otro allá, porque la intermediación  entre fábricas y mercados permite, inclusive ,vender a pérdida, pero es imposible fabricar ningún bien con valor agregado negativo. Su valor puede ser elevado pero no negativo.

[2] Véase mi obra PRAXIS de El Capital, Cap. II.VII.I.



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Manuel C. Martínez


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