También son gastos suntuarios

Los dólares del turista venezolano también representan fuga de nuestras reservas...

No hay mal que por bien no venga; este es un apotegma muy cristiano y popular que se practica cuando no tenemos ni vemos justicia alguna ante los daños que nos causan a diario los inicuos de siempre.

Ahorita, con esta arremetida imperial criminal capitalista hecha a cada segundo contra nosotros y contra la propia madre naturaleza, avalada por la contrarrevolución, podemos ver en ella la oportunidad de oro para restringir al máximo los dólares subsidiados para algunos viajeros venezolanos, salvedad hecha de los casos de probada imprescindibilidad: enfermad, medicinas facultativamente prescritas, nada más.

¿Qué sentido tiene ofrecerle dólares subsidiados a los apátridas que tanto señalamos y reconocemos a diario, a quienes optan por mandar a sus hijos a estudiar fuera de aquí porque consideran mediocres las universidades y liceos nacionales, a quienes optan por favorecer el turismo exótico en claro desprecio al turismo endógeno, doméstico, y tan desconocido hasta por nosotros mismos, salvedad hecha de los espías científicos que llegaron a estas tierras tal como lo hicieron en Egipto los encomenderos de Napoleón Bonaparte.

Les he contado que el connotado, inteligente y extraordinario profesional, biólogo, geógrafo y etc., Humboldt, llegó a conocer hasta el último rincón de estas tierras y aguas, sólo para poner esos hallazgos naturalistas y geográficos al servicio de potencias burguesas e imperialistas extranjeras. Hoy los archivos de Alemania, de Francia, de Italia, por citar algunas potencias del presente, están enriquecidos con sus descubrimientos. Por ejemplo, Humboldt fue el primero en señalar el dinámico y acompasado baile entre las mestizas aguas orinoqueñas con las abrillantadas y blanquérrimas aguas del portentoso afluente río Caroní, en su rumba y rumbo hacia “la ex ferrominera OMC” de otrora-hacia el ex Cerro Bolívar , la misma empresa burguesa extranjera que saqueó-literalmente-el Cerro Bolívar sin dejar un gramo del mineral de Fe del elevadísimo tenor de otrora. Puerto Ordaz, hoy un elefante blanco traga dólares, fue hechura de este saqueo con cargo a los pocos dólares que como miserable renta nacional satisficieron los dueños capitalistas de la Orinoco Mining Company, cosas así. Hoy ese cerro sólo contiene escoria de elevado costo de refinación.

Paraguay, en la persona de su Presidente Francia a quien la mediática burguesa tilda de “dictador”, detuvo transitoriamente esos espionajes cometidos por su íntimo colaborador en esas labores de espionaje, apellidado Bompland.

Se cuenta que hasta Simón Bolívar fue sorprendido en su buena fe con el encanto de estos sabios diplomáticos y espías extranjeros.

Hoy a la luz del presente siglo, ya sabemos que sin lugar a dudas jamás extranjero alguno que no haya participado con sus vidas en las gestas emancipadores de comienzos del siglo XIX no han hecho otra cosa que servir subrepticiamente a los intereses imperialistas cuyos daños seguimos cosechando.

Seguir subsidiando el turismo hacia afuera, hacia países poco amistosos o enemigos y despotricadores de nosotros, resultaría una incongruencia para un programa nacional patriótico que busca la retoma de valores autóctonos, el aprecio de lo nuestro por encima de todos los atractivos que la mediática publicitaria burguesa nos ha vendido a lo largo de centurias de dominación.

Desde bachillerato nos pusieron a soñar con visitar Roma, Atenas y el Norte de América, entendiendo por este los EE UU, el mismo país cuyos gobernantes hoy por hoy no dejan de chuparnos recursos en sus más variadas presentaciones.

No puede subsidiarse dólares a ni siquiera para cursar estudios en el extranjero europeo occidental ni mucho menos para EE UU, Canadá y demás países desenmascaradamente enemigos de nuestra patria.

Las familias que no quieren nada con nuestra educación, aquellas que reciban “canaimitas” para cambiarles su plataforma y su software madre, y reciban los libros de texto gratis para negociar con ellos en mercados ilícitos, bien pueden adquirir sus dólares a precios del mercado paralelo.

No hay razón alguna para ser elásticos ni estar subsidiándole estudios a quienes no nos quieren, a quienes nos niegan como patria, a quienes izan desafiantemente la banderita de 7 estrellas. El caso es que esos dólares finalmente irían para las arcas burguesa de los ricos de esos países. Los estudiantes beneficiarios de tales subsidios son simples "mulas" aunque ni ellos mismos terminen apreciando su ingenuo y triste papel.

Ahora, cuando el gobierno comienza y opta por prohibir los gastos suntuarios y otros que no impongan un forzoso consumo, preferiblemente popular, no convendría seguirle mandando dólares o riqueza a unos países que llevan varias centurias exprimiéndonos cómo les da su canísima gana. Hacerlo o seguir haciéndolo sería coadmitir y reforzar nuestra verdadera pendería, esa a la cual y a estas alturas creemos ya superada.

Recordemos que el estímulo que recibimos para que hagamos turismo hacia países, como España, Francia, Grecia, Inglaterra, EE UU, etc., arrancó desde la Educación Primaria, desde cuando comienzan a vendernos cualidades artísticas que, si a ver vamos, en el caso de la rancia Europa, sólo se refiere y debe entenderse como países que sólo cuentan con edificios derruidos, con leyendas mediáticamente maquilladas e inscritas en obras de Arte hechas en esos mismos “mercados turísticos” y para favorecer sus intereses capitalistas en desmedro de lo nuestro, de nuestras naturales bellezas genuinas y criollitas.

16/12/2014



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Manuel C. Martínez


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