Rentismo parasitario y “guerra económica”. Diferenciar los salarios mínimos de trabajadores privados y públicos

Démosnos cuenta: Hasta ahora se ha venido ajustando por igual los salarios de la empresa privada burguesa y paralelamente la paga al personal de la Administración Pública. Esto ha resultado un error que ha pasado inadvertido hasta ahora.

Pensemos que, por ejemplo, el sector educativo acusa las pagas más miserables de la Administración Pública estatal, y asimismo,  la regional es peor que ella y la municipal es peor que esta última. Una paga miserable apenas mejorada un pelito desde Chávez para acá. Piénsese en que las nóminas burocráticas del país son  más abultadas que las de la empresa privada ya que este sector jamás ha tenido interés en mejorar el nivel de empleo, ante la "mantequilla"que les ha significado la fácil renta petrolera que siguen drenando hacia sus bolsillos con un mínimo e inmoral esfuerzo.

Digamos que no ha sido muy sabio ni racional aumentar por igual a asalariados que a empleados públicos. Ese desaguisado económico ha respondido, tal vez, al interés imperial y burgués de mantener a raya con salarios de hambre al funcionario público y de esa manera imprimirle proclividad hacia corruptelas de variopintas formas, de tal manera que hayan sido usados, como hasta ahora, a manera de mulas viabilizadoras del saqueo de la renta petrolera hacia bolsillos del ya conocido empresario.  

Veamos:

Si costos de fabricación de una mercancía es como sigue:

(CF)1 =  materias primas (1) + salarios (2) + depreciaciones varias (3)+ alquileres (4), entonces:

Con un nuevo ajuste salarial:

  CF2 = (CF)1 + Incremento salarial (2.1), o sea:

  CF2 = CF1+ (2.1).

El monto de capital adicional = 2.1 representa para el capitalista una suerte de ampliación de su mercado porque él ve aumentado su potencial volumen de ventas, como valores de cambio, ya que los incrementos salariales son legal y contablemente trasladados al precio de venta, con el agravante para el consumidor de que ahora, para estos empresarios, la partida de capital 2.1  también deberá recibir una alícuota gananciosa, según lo permita y limiten el  mercado y la propia Ley de costos, ganancias y precios.

Recordemos que mientras los valores en dinero pueden subir mediante alzas caprichosas de precios sin variar los costes no salariales, sus correspondientes valores de uso pueden perfectamente permanecer estancados, o sea, sin crecer la oferta de la cantidad de mercancías absorbible por el mercado demandante. Y es más, los sobregresos salariales de este tipo bloquean, en cierta medida las inversiones de capital en   los medios de producción.

Además, el Estado desde el mismo momento que decreta ajustes salariales recibe inflados sus desembolsos por semejante concepto, o para él su presupuesto de ingresos se compromete más a corto plazo, se le achica relativamente, mientras que para el capitalista, tales incrementos  se traducen en más ganancias.

Hasta allí, ya es observable que hemos estado haciendo ajustes salariales que más han favorecido a la derecha que al gobierno porque han sido ajustes leoninos y contraproducentes para el Estado y muy rentables para el opresor burgués.

Hoy podríamos corregir semejante entuerto: Sigamos mejorando sólo la paga de los funcionarios públicos. De esta manera, por mucho poder adquisitivo o circulante que aparezca en el mercado por esos nuevos ajustes salariales, el empresario privado para entonces no  podrá justificar nuevas alzas de precios, salvo que demuestre que tienen otra fuente de costos y no la de los salarios de sus trabajadores.  Para incrementar sus ganancias deberá necesariamente aumentar su oferta en unidades de mercancías y en razón de este aumento  habrá mejorado su nivel de empleo en  sentido amplio.

Es un hecho que el capitalista sólo inyecta más capital a sus inversiones previas a cada incremento salarial, y como traslada limpiamente cada bolívar de salario al precio de venta, lejos de recibir sanciones económicas por parte del Estado, de este está recibiendo beneficios   Es así cómo  este parásito burgués sigue viviendo de la renta  petrolera dentro de una nueva fase de parasitismo empresarial.

21/12/2014 03:18:04 p.m.



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Manuel C. Martínez


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