La escasez durante la 4ta.República

El tiempo en la WEB también resulta muy costoso y por tanto seremos breves y muy parcos en la lista de faltantes durante esa siniestra república precedente:

1.- Libertad de opinión: de una escasez pasmosa, al punto de que  quien  protestaba hasta por nimiedades, preso ‘e bola de inmediato y sin previa fórmula de juicio, o sea,  “sin el debido,  tardío y hasta timorato  proceso, como se dice  ahora;

2.- Cupo en las universidades. La pequeña cuota de “nuevos” estuvo reservada para los hijos, sobrinitos, amiguitos o empatados de los profesores de la “guanábana” o para los hijos de los adulones de siempre. Los últimos bachilleres se vieron obligados a bajar la cerviz ante liderzuelos que se hicieron temibles a punta de servilismos  a toda prueba.

 También supieron guardarle  cupo a quienes los partidos de esas dictaduras pensaban  que podían ser susceptibles de adoctrinamiento contra los protestantes políticos de esa oscura época, y así infiltrar soplones, traidores y afines. Por supuesto, la escasez de entonces convirtió el cupo en fuente de lucro fácil y rápido, y fuente de las más diversas especulaciones a las que mucho tienen que envidiarles los especuladores de ahorita;

3.- La carne de variopintos colores en la mesa de las mayorías proletarias: El caso de la perrarina con espagueti fue precedida del convencional hervido dominguero que era rico en verduras baratonas y con mucha sal y aliñito verde de solar casero. Era un agua caliente muy olorosa  pero de escaso poder nutricional, muy pobre en carne o a lo sumo  reemplazada con huesos con migajas pegadas de rojizos y blanquecinos pellejos  que el carnicero no había logrado arrancárselos[1];

4.-Esacaseó el billete durante todas esas interminables décadas puntofijistas, pero sólo en los bolsillos de los pendejos, o trabajadores así identificados por el escritor y conferencista   de primera Arturo Úslar Pietri *.  

Ante la permanente y abundante carestía de la vida de los más  “pendejos”, los escasos y minimizados ajustes de los salarios costaban sangre proletaria y un testículo con  fracción del otro. Cuentan por allí que uno de los muy escasos ajustes salariales no pasó de Bs. 1,00 /día. La crisis social de Venezuela comenzó a dinamizarse con carácter  nacional  a raíz de la escasez de dólares derivada de los cambios paritarios, de los conos monetarios, de los metales en juego, y de la paridad devaluada del Bs. a partir de aquel inolvidable viernes castaño oscuro;

5.-Los libros , bien escasos en  las escasas bibliotecas públicas y escolariegas, de liceos y universidades;

6.- Los pupitres que escasearon en relación directa con las crecientes pirámides de ellos apelotonados a la intemperie por el escaso presupuesto para sus renovaciones y/o  reparaciones;

7.- El transporte escolar en todos los estratos educacionales;

8.- Escasearon los  programas moralmente educativos en la TV;

9.- Escaseó muchísimo la honestidad del funcionario público, habida cuenta de que si eras honesto eras un pendejo[2];

9.- Muchas otras incontables escaseces que ya ustedes mismos empezarán a recordar y a denunciar para su debido cotejo con las cacareadas escaseces de ahora debidas, por el contrario, a la innegable abundancia en la libertad de expresión contraria al gobierno, a. de billetes, a. de cupos estudiantiles, a. de transportes escolares,  de libros, de bibliotecas, de pupitres,  de gente honesta al frente de responsabilidades burocráticas, de comida que por primera vez enriquece la dieta de los ex pendejos de ahora, cosas así. 

 ___
* A mi casa de triste recordación yo la visitaba todas las tardes para saber de mi adorada Abuela Gracia. Una de esas tardes observé que en la cocina una de mis hermanas había puesto  una nota sobre la puerta de la nevera, a manera de recordatorio; allí se enumeraba  los faltantes del día y de la semana en curso para tomarlos en cuenta en  el próximo mercado. Súbitamente, taché la lista y anoté: BILLETE, el gran ausente, la mercancía más escasa por excelencia en toda cocina de los proletarios de la 4ta. República. 

  08/01/2015 06:25:42 p.m.


[1] La siguiente anécdota es elocuente al respecto: Me cuenta el referente que una vez le manifestó su tía la confrontación de un problemón   porque las dos o tres gallinitas de la casa tenían días que no ponían, habida cuenta de que esos escasos huevos eran “el sala’o”.

[2] Como docente, me tocó evaluar las solicitudes de ingreso para quienes deseaban convalidar sus  notas del  pensum de estudios arrastrado  de otras instituciones universitarias. Limpié  en cuestión de pocas semanas las montañas de carpetas ya empolvoradas ante la más absoluta escasez de profesores responsables  a quienes se les encomendaba esa tarea semestralmente. Fui evaluado por estos últimos como un vulgar pendejo porque había sido el único que había cumplido con mi deber.



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Manuel C. Martínez


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