La incertidumbre comercial que hoy preocupa a numerosos venezolanos, tanto chavistas como a la gente que todavía no logra concientizar con autonomía su papel como proletario, y la gente burguesa carente de todo tipo de mentalidad propia, representa la demostración más palpable de que efectivamente nos hallamos en revolución, que estamos cambiando la Venezuela colonial apoyada por la intermediación de sus lacayos nacionales, regionales y municipales, de esa burguesía desalmada pero armada, que se halla enraizados desde hace siglos en esta Venezuela que toda su vida ha sido sirvienta de potencias extranjeras.
Podríamos decir que esta guerra actual económica, declarada sin máscara por esa burguesía mantuana y retrógrada que se niega a ceder en sus viejos privilegios sociales y económicos disfrutados desde hace sus buenos 500 años, una clase burguesa parasitaria por excelencia, es una fase inevitable que tenemos que cubrir y superar ya que este Socialismo optó por la vía pacífica desde el momento mismo que decidió que fuéramos socialistas sin pasar por la expropiación en masa a los dueños del capital, de las tierras, de los medios de producción, sin expropiar, decimos, a una burguesía que tiene socios en el resto del mundo burgués y capitalista, que tiene tantos interés en que sigamos como antes.
Tenemos y ejercemos una revolución pacifista no expropiadora como la que esa burguesía y sus servidores proletarios desde un principio sospecharon que se avecinaba y que, luego de 15 años, no aparece por ningún lado.
En ese sentido, este proletario de derecha debe ir tomando conciencia de que en guerra declarada hay que saber a qué atenerse y que esta guerra no será evadida por el pueblo chavista que, desde luego, necesitará saber administrarla y asimilarla con un mínimo de violencia, de tal manera que no siga identificándose pacifismo con pendejismo, ni blandenguería judicial con bolsería.
Porque esa burguesía que no ha sido expropiada en masa y el proletario adormitado conocieron de los cientos de miles de ranchos, pero prefirieron voltear para otro lado; una burguesía y un proletario inconsciente que supo del espagueti con perrarina, de los trabajadores desaparecidos, muertos y torturados por haber despertado antes de la 4ta. República, trabajadores a quienes todavía la burguesía siguen matando como son los casos de Otaiza, de Serra y de varias decenas más de venezolanos que han venido despertando y cuadrando con la presente revolución “pacífica”, pero que atraviesa una fase de guerra, que se halla en pie de lucha.
Una revolución que por ahora sigue cancelando puntualmente millones de jubilaciones y de pensiones de vejez, que garantiza educación gratuita para todos, hasta para los hijos de quienes quieren matar la revolución, que está repartiendo casas y casitas a quienes antes vivían en ranchos o estuvieron a punto de perder las que habían comprado con grandes esfuerzos, por ejecución de la hipoteca avalista por parte de una burguesía financiera que estos trabajadores de derecha hoy defienden así sea su verdugo, porque es lo que hacen cuando optan por el retorno de la 4ta. República y por el derrocamiento de quienes les sacaron de su pobreza, que incomparablemente ahora dicen sufrir porque les falta una que otra mercancía que la misma enemiga burguesa les esconde y encarece de precio.
Se trata de un socialismo pacifista en cuanto a no expropiar en masa a quienes hoy nos declaran la guerra[1] para matar la revolución, matarla por pacifista con apoyo de un venezolano despistado y desinformado que conoció de la carencia de hospitales para pobres, supo del desempleo, de los mendicantes callejeros, de los viquingos de la calle que pululaban en nuestras calles; que conoció de los niños pedigüeños, que sabía de todo eso pero siempre miró para otro lado.
Ese tipo de paz de la 4ta. R. se acabó, ahora Venezuela vive en guerra y así seguirá hasta que uno de los dos contrarios, termine vencedor. No albergamos ninguna duda de que el pueblo chavista saldrá victorioso.
Para lograr esa victoria debemos adaptarnos a estas dificultades, sin que nos estresemos, sin desesperarnos; debemos empezar a practicar la economía hogareña, administrar nuestras pensiones, comprar sólo lo estrictamente necesario, compra lo rigurosamente consumible en una dieta moderada. Tenemos que acabar con los hábitos del consumismo burgués. Tenemos que jugar al cansancio y agotamiento del capital agonizante.
19/01/2015 10:51:26 a.m.
[1] El enemigo que hoy sigue haciéndonos la geurra la guerra de mil maneras y en mil frentes, es el mismo que estuvo muy lejos de entender o de pensar que los dejaríamos con todas sus propiedades económicas, porque con toda razón ellos esperaban una expropiación socialista y no una híbrida convivencia de socialismo con burguesismo. Ya el Presidente Chávez aconsejó que se debía mantener la unión con lucha de mil batallas para alcanzar mil victorias. Es ahora cuando estamos viendo y sintiendo que no puede haber convivencia en paz y por eso estamos y seguiremos en guerra ya que ningún capitalista se siente ni puede sentir paz cuando carece del poder político, cuando carece de un ejército incondicional a sus intereses clasistas, cuando carece de la sumisión general del proletariado que le da vida, bien porque le entregue plusvalía, o bien porque se muestre indiferente ante el saqueo de las riquezas naturales y de la renta petrolera como ocurría durante la 4ta.R. y cuando los únicos que no tenían paz eran los proletarios que ya habían despertados y adquirido conciencia de que la paz que reinaba en Venezuela era la paz de los corruptos, de los saqueadores, de quienes hoy se les conoce como escuálidos porque ellos supieron de los abusos de todos los gobiernos del llamado Puntofijismo y se hicieron los locos.