En la ciudad de Valencia parece que no existe control de precios para ningún producto. He aquí una pequeña muestra de todos los días y en, podríamos decirlo y así lo hacemos, en la mayoría de los comercios.
Los buhoneros descaradamente ofrecen bienes de la cesta básica a pesar de que eso está prohibido, pero, claro, de poco sirven las leyes si no se las hace cumplir. Los quioscos y ventorrillos de comida-pinchos, chorizos, perros calientes, etc.-, carecen de permisos sanitarios.
Muy pocos establecimientos entregan facturas con detalles, se limitan a escribir, por ejemplo, “víveres”, “plásticos”, “ferretería”, “artículo limpieza”, o sea, generalizaciones que esconden los exageradas precios regulados, o sea, que actúan así porque están conscientes de que especulan:
Aguacates con semilla, Bs. 223,95;
Cebollas,
Papas de tercera ” 137,95
Y así, repetimos, en la mayoría de los negocios[1].
De esos precios, es deducible que basta con que algún bien de la cesta básica reciba un precio especulativo para que así sean vendidos todos los demás de cada ramo. Por ejemplo, si a un pastilla de acetilsalicílico le señalan el especulativo precio = Bs. 2,00, entonces una ampolla de complejo B valdría unos Bs. 150, 00, casos así.
En resumen, ya los comerciantes y fabricantes dejaron a un lado las estructuras de costo; son especuladores natos y para estos casos, el consumidor considera que sólo bastaría proceder sin mayores auditorias de costo.
Y en el caso de máquinas electrónicas: basta programarles que suban un, digamos, 25%, para que todos los precios hagan lo mismo con sus respectivos precios, o sea, la especulación se halla “a 1 clic”.
15/03/2015 05:59:32 a.m.
marmacster@gmail.com
[1] La listica pertenece al Supermercado Popular Valencia. Conservo la factura de fecha. 14/03/2015.