O el mito de la imprescindibilidad de la tecnocracia burguesa.
El tema acerca de la distinción entre el aspecto económico y el aspecto económico ha sido tratado ampliamente por la Economía no científica, la Economía burguesa o bodegueril[2], y por sus correspondientes apologistas tarifados.
Por su parte, Karl Marx es el primero en destacar el doble carácter del trabajo presente en cada mercancía, caracteres que se conocen como valor de uso o forma, y como valor de cambio o contenido. Marx identifica[3] esos caracteres como, “los dos rostros del valor” alrededor de los cuales gira la Economía Política, tanto en su aspecto técnico como en el económico.
Por aspecto técnico entendemos el proceso de trabajo o de la transformación de ciertas materias primas en productos más cercanos al consumidor. Esa transformación se toma su tiempo con lo cual a la materia prima se le da una forma utilitaria, y así es como esta forma o valor de uso cuesta y tiene un valor para el cambio, o sea, subsume un valor de cambio, o valor a secas.
De resultas, una cosa es el trabajo aplicado a la fabricación de determinado valor de uso, y otra, la cuantía o medida de las horas de trabajo consumidas en dicha fabricación.
Un zapatero puede decir: Yo hago un par de zapatos en 2 horas; cuando eso diga habrá expresado las amorochadas partes de una mercancía: su valor de uso y el de cambio.
El aspecto económico-valga la digresión-no es la indeterminación técnica de los resultados de la producción que aparece cuando unos medios del coste de producción pueden ser remplazados(sustituibles) por otros, concepción así manejada por la literatura burguesa, apologética o vulgar que caracteriza la economía del Estado burgués[4].
03/05/2015 09:47:06 a.m.