Algunos asesores de la burguesía, no se equivocaron en su caracterización sobre el mensaje presidencial en referencia a Fedecámaras: “eso son puras bravuconadas de Maduro, producto del entorno electoral en que estamos”, señalaban y acertaron. El 1ro de mayo, no fue motivo para que el Presidente Maduro le dedicara, más allá del saludo a los trabajadores y trabajadoras de la Polar, presentes en la concentración y multitudinaria marcha, algunas palabras al tema que tiene de cabeza caliente a nuestro pueblo: la guerra económica. Se limitó el Presidente Maduro, hacer el anuncio del ajuste del Salario Mínimo Nacional. Hecho que, sin duda, le bajó la tensión, a algunos actores principales del saboteo que sobre nuestra economía existe, tal es el caso de Lorenzo Mendoza, quien hasta una carta le dedicó al Primer Mandatario Nacional, pidiéndole cacao y mostrando virtudes que muy poco tiene, y de eso saben muy bien, sus propios trabajadores y trabajadoras. Caracas, es testigo, en sus manchas amarillas de lo chorreado que estaba ese fulano. Lo real es, que pasado esta importante cita del 1ro de mayo, volvemos a la anormalidad, siguen escaseando los productos de aseo y limpieza, los pañales, la harina de maíz desapareció, al igual que el azúcar, el café, las colas persisten, las cajas continúan sin ser cubiertas por nuevo personal, aquello que en alguna oportuna conocimos como los operativos “mata cola” se convirtieron en cosa de un pasado incierto. El SUNDDE, sí, así creo que se llamaba, desconocemos su existencia porque, en oportunidades, cuando sube de precio un producto es que nos enteramos de su existencia, de resto nada de nada. Por ahí, vimos en la tele, que hasta Carlos Osorio, se enteró por el mismísimo Presidente de la República del mal funcionamiento de un Bicentenario, con lo que se evidencia el poco control que tiene sobre los entes públicos bajo su coordinación; lo cual, dice mucho de cuán poco están involucrados en el combate efectivo contra la guerra económica o acaso ésta no existe? O fue solo una artimaña burocrática para tapar su incapacidad? Sobre eso hay muchas historias y experiencias de la extinta Unión Soviética.
El caso es, que ahora Fedecámaras ha pasado a la ofensiva, ahora se niega a cumplir el Salario Mínimo Nacional. Argumenta, su presidente Jorge Roig, que: “Cuando estas aumentando continuamente los salarios sin que eso tenga repercusión en la productividad del país es un reconocimiento explícito de que no has podido solucionar el problema de fondo que es la inflación”. Relaciona, Roig, el tema de la productividad a la inflación, ergo, no son productivos porque hay alta inflación, tamaña excusa no. Si no son productivos, no pueden cumplir con el mandato Constitucional de ajustar el Salario Mínimo Nacional, concluyen. En “La Guerra Contra el Pueblo”, Tony Boza, nos aclara suficientemente que es eso de la inflación: “La inflación es la transferencia generalizada de ingresos de un sector a otro, utilizando el mecanismo de aumento de precios”. Explicación bien sencilla esa y muy didáctica. Ajustada a la realidad, pues, considérese que la mayoría de los comercios ajustaron sus precios antes del anuncio del Presidente Maduro sobre el Salario Mínimo, o es mentira Roig, preveían descaradamente que dicho ajuste sería del 40% y así ajustaron sus precios, en la economía de libre mercado de facto en que han convertido la economía venezolana. Esto, pudimos constatarlo, cuando quisimos comprar una panela de papelón, que semanas antes al 1ro de mayo tenía un costo de Bs 100, y sus dimensiones eran de 30x30 cms y un espesor de cerca de 5 cms; pues, cuál fue nuestra sorpresa al ir a comprarla uno o dos días antes del 1ro de mayo, esa panela ya se ofertaba en 140 Bs y lo peor no era eso, sino que sus dimensiones se habían disminuido sustancialmente, valga decir, no solo el producto había aumentado su precio, sino que había disminuido su cantidad. En esa panela de papelón, se expresa claramente el carácter delictivo de la burguesía parasitaria venezolana, cuán poco le interesa el bienestar de sus clientes, su poco apego a una ética empresarial, y cuán mucho, solo le interesa incrementar su tasa de ganancia.
Por eso, venir hablarnos de productividad e inflación es como una bofetada a la inteligencia del pueblo venezolano. Este pueblo ha aprendido mucho, no es el mismo de aquella cuarta república a quien le negaban su acceso al estudio, tanto básico como universitario. La economía menuda no es desconocida para el ama de casa, la trabajadora y el trabajador, para aquellos de quienes vivimos de un sueldo. Por eso, Tony Boza no se equivoca cuando afirma: “Toda la vida el discurso dominante ha hecho creer que son los gobiernos quienes controlan los precios. No es lo mismo colocar normas de control de precios (PVP Justo por ejemplo) a quienes lo controlan desde las entrañas de las empresas en matrimonio amoroso con el sector financiero” (La Guerra Contra el Pueblo, Tony Boza). Es la burguesía, la principal causante de la inflación en nuestra economía, su ansiedad de incrementar su tasa de ganancia, sustrayéndoles tanto al trabajador como a la trabajadora, ya no mediante el mecanismo de robo descubierto por Carlos Marx, que vendría a ser la plusvalía, sino mediante un mecanismo moderno de robo, de hurto, que bien hemos dado en llamar la guerra económica. Por cierto, en ese interesante reporte que recoge La Iguana. TV, se le escapa al presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, una travesura: “Hay empresas pequeñas y medianas que no pueden trasladar sus costos al consumidor. Cuando te hacen aumentar los salarios eso se lo traspasas a los precios de venta. Eso se lo tendrías que pasar a la Sundde, pero no lo reconocen”, con ello, reconoce Roig de la manera más descarada, que los ajustes en el Salario Mínimo lo trasladan directamente al consumidor, valga decir, no intentan compensarlo con aumentos de productividad, innovaciones tecnológicas o cualquier otro elemento que permitan compensar el efecto del ajuste salarial sin incrementar el precio, lo cual dice mucho de su carácter parasitario y de burguesía despreciable. Además, Roig señala en la nota, que los aumentos de precios se lo pasan al Sundde, valga decir, para eso quedó esa institución pública, para convalidarles sus fechorías.
La derrota de la guerra económica es una necesidad impostergable, las penurias de nuestro pueblo no pueden ser objeto de errados cálculos electoralista de burócratas enquistados en el Gobierno Revolucionario, mientras el malestar crece. Ahora, el camarada Presidente Maduro, rescata del baúl de los recuerdos, una fórmula empleada por el Presidente Allende en sus tiempos, a mediados de la década de los 70 del siglo XX. Es así, que el Presidente Maduro pretende resucitar lo que en tiempos de Allende se conoció como las Juntas de Abastecimiento Popular (JAP), hoy les llama el Presidente Maduro como: Comité de Abastecimiento Popular (CAP). La experiencia chilena, nos la explica Patricio Palma, quien fuera Director Nacional de Industria y Comercio del Ministerio de Economía durante el gobierno de la Unidad Popular: “Consistía en que a nivel de una unidad vecinal, en un territorio, la población consumidora pudiese convenir con aquel sector de la población comerciante, una manera de mejorar drásticamente lo que era el proceso de distribución y abastecimiento, de tal manera que, sin lesionar los intereses del comerciante, se asegurase que la población consumidora recibiera lo que era posible. Esa era la idea política central. Bueno, de allí salió entonces un segundo nombre, ¿no es cierto?, “Junta de Abastecimientos y Precios”, porque la JAP iba a trabajar hacia la producción buscando regular el canal de abastecimiento y hacia el consumidor buscando regularizar la cuestión del precio…La JAP era una prolongación del Estado y de hecho era un poder popular naciente”.
Mientras la JAP actuaba, la conversa popular giraba en torno a la situación de la economía: "La prolongada escasez de carne de vacuno está llevando a tal grado de desesperación e inquietud a las dueñas de casa, unido ello al abusivo precio que han alcanzado los pollos y la carne de cerdo, que basta que alguien, por costumbre, se ubique en una carnicería para que se inmediato se forme una prolongada cola. Ello sucedió anoche en torno al Mercado Colón. Alguien pasó el dato que habría hoy expendio de carne, para que de inmediato se apostaran numerosas personas, hombres, mujeres y niños, que acostados o sentados en la vereda y guareciéndose del intenso frío con frazadas, permanecieron hasta las primeras horas de esta mañana, para ser notificados que no habría carne, resultando inútil la prolongada y hasta desesperante espera, con el riesgo de contraer un resfrío u otra enfermedad propia de la temporada" esas eran las conversas que recogían los medios de comunicación en aquellos tiempos. Junto con la escasez, otra realidad diariamente comprobable era el mercado negro y la especulación, "hasta el extremo que los precios son alzados casi a diario y en forma desenfrenada".
El propio Presidente Allende, era consciente de las debilidades de la economía chilena y así lo manifiesta: “En el área de la distribución, el Estado controla apenas un tercio del comercio mayorista; pero se ha organizado un conjunto de empresas, como DINAC, llamadas a cooperar decisivamente en la racionalización del consumo. Ya no se atiende sólo a los barrios privilegiados. La distribución es directa en los sectores donde no existe comercio establecido. El desarrollo de las Juntas de Abastecimientos y Precios permite que la población asuma, junto con los comerciantes, la responsabilidad de asignar mejor los artículos fundamentales; la Secretaría Nacional de Distribución realiza una labor que progresivamente hará posible atender en forma racional el abastecimiento…” Continua Allende, en su discurso: “Quiero ser enfático en señalar que uno de los procedimientos principales de la reacción interna y externa para impedir nuestro camino hacia el socialismo, es la búsqueda deliberada de una crisis económica” (...) “Padecemos las limitaciones de la capacidad productiva, lastre del pasado, y el aumento de la demanda derivado de la política redistributiva del presente. Las primeras son consecuencias del pasado que pesan sobre el presente; el segundo es la anticipación de un futuro por conquistar y que choca con la débil capacidad actual de producción. Pasado y presente se contradicen profundamente cuando este último no es una simple prolongación del ayer, sino una revolución” (...) “El paso a la propiedad social de las unidades productivas es una condición necesaria, pero no suficiente. La meta definitiva es la socialización efectiva de los medios de producción fundamentales y su uso con arreglo a los intereses objetivos de los trabajadores y la inmensa mayoría del pueblo” (Salvador Allende, Tercer Mensaje al Congreso Pleno, 21 de mayo de 1973).
El Presidente Maduro, está consciente de las similitudes de ambos procesos históricos, así lo planteaba: “Al presidente Allende le hicieron lo mismo, es como un manual, el ABC de las guerras económicas, romper las cadenas de logística distributiva de los productos, generar una guerra del capital para caotizar la fijación de precios, acaparar y esconder productos, afectar la producción de determinados rubros que estén en manos de la burguesía monopólica y ralentizar la producción, afectar las cuentas internacionales, el acceso a crédito internacional, bloqueo financiero internacional no declarado, afectar las capacidades de importación de un país y buscar que colapse económicamente, que se confunda la población, que se irrite la población y que terminen culpando a quien al final es víctima de la guerra económica, puede ser el presidente de turno, en este caso el presidente Allende, o el presidente Chávez aquí en su momento, o el presidente Nicolás Maduro hoy, y son mecanismos que hacen efecto, déjenme decirles” (Rueda de Prensa con Medios Nacionales e Internacionales, Salón Ayacucho, Palacio de Miraflores, 30 de diciembre de 2014). Pero, si hay conciencia de los riesgos ¿por qué jugar con ellos? ¿Por qué alargar las soluciones? Quien juega con candela, al final, pudiera achicharrarse, no les parece amigos lectores…
Caracas, 06-05-2015