Todo, absolutamente todo, está en peligro

La situación que se vive en Venezuela, como consecuencia de la especulación y la escasez de alimentos y otros bienes,  bien podría ser definida como terrible y angustiante; lo peor es que las víctimas son en su inmensa mayoría pobres.

La situación es tan grave que no exageramos ni tantico así,  al afirmar que ya comienzan a aparecer síntomas de hambre entre los más humildes.

Ahora, afirmar, como lo hacen alegremente la mayoría de los opositores, que la culpa de esta situación es del gobierno, no es más que una soberana pendejada  de esas a las que ya nos tienen acostumbrados unos seres que se creen cuanta mentira le dicen sus líderes. Si es que a esos pueden llamarse líderes.

Ahora, no significa esto que el gobierno no tenga responsabilidad alguna.  La inacción y la falta de firmeza en el combate contra los delincuentes que generan la escasez y  hambrean al pueblo lo hacen responsable parcial de la tragedia.

Para dejarlo más claro. No es responsabilidad del gobierno que un hombre asesine a otro, pero si no cumple con su función de investigar, buscar, apresar y juzgar al criminal será responsable de cualquier otro delito que el antisocial cometa. Así ocurre en este caso, la crisis no la genera el ejecutivo, la generan un grupo de empresarios y políticos inmorales a los cuales les importa un poco el daño que le hacen a la patria si con ello obtienen réditos políticos y económicos.

En relación a este tema, quisiéramos, en esta oportunidad, aprovechar el poco espacio y tiempo del que disponemos para tratar de ilustrar a nuestros lectores sobre cómo la oligarquía venezolana y los dirigentes de sus partidos políticos de oposición vienen desarrollando una estrategia destinada a derrocar el gobierno mediante la creación de condiciones que generen descontento y rechazo.

Contrario a nuestra costumbre no emitiremos aquí recomendaciones, pues no disponemos de espacio, pero nos comprometemos con nuestros lectores a hacerlo en una segunda entrega.

Veamos entonces cuales son los pasos planeados por quienes idearon esta batalla y concluya usted mismo que tanto éxito han tenido.   

Paso 1: Escasez inducida

Así comenzó todo. Los empresarios y propietarios de grandes cadenas de distribución de alimentos y otros productos generaron  escasez ficticia y temporal de uno o dos productos imprescindibles (leche, azúcar, toallas sanitarias, etc)  Esta estrategia, que marcó el inicio de la guerra económica hace más de dos años, tenía la misión de crear resentimiento contra el gobierno y sembrar ¨sembrar¨ en la mente del colectivo la idea de una crisis.  Los productos que desaparecían del mercado no eran siempre los mismos, iban rotando porque no le resultaba conveniente (económicamente) a los empresarios dejar de vender por mucho tiempo, aunque en verdad las ¨pérdidas¨ que le generaba la desaparición de los productos las compensaban con la avalancha de compras que se iniciaba una vez reaparecía en los anaqueles.

Paso 2: Aparición de ¨bachaqueros¨ profesionales

Ya con la sensación, en los consumidores, de que la escasez era parte del día a día, pasaron a la segunda fase.

A través del pago de un salario atractivo, contrataron personas para que formaran largas colas en los supermercados y arrasaran con todos aquellos productos que previamente habían seleccionado a efecto de desaparecerlos del mercado.

Con largas comenzaron a limitar el acceso a los supermercados y a los productos al ciudadano común (el que tiene que trabajar, estudiar, cuidar los niños, etc). Esta segunda busca incentivar una rabia colectiva contra el gobierno,  justificar protestas y rendir beneficios políticos a la oposición. Además, sirve para mostrar internacionalmente a Venezuela como un país que se muere de hambre.

Paso 3: Contrabando de extracción y manipulación del valor del dólar

Lograr sacar hacia Colombia, Brasil, Curazao y Aruba grandes cantidades de alimentos y productos ayuda a generar escasez en Venezuela y a avanzar en los objetivos trazados a través de la guerra económica. Sin embargo, el negocio del contrabando requiere de grandes sumas de dinero por aquello de comprar conciencias, pago de comisiones, riesgos etc. Era necesario, entonces, hacer del ¨negocio¨ algo mucho más lucrativo de lo normal.

Surge allí la manipulación de la tasa cambiaria dólar-bolívar. Al elevar artificialmente el valor del dólar en comparación con la moneda local, el contrabando se hace un negocio que genera a quienes ¨quieren lo mejor para el país¨ millonarias ganancias.  

Para ejemplarizar esto, digamos que una tonelada de harina precocida, por ejemplo, puede adquirirse en cualquier supermercado de Venezuela por 20.000 bolívares. Esa misma cantidad del producto se expende en Colombia, a nivel de supermercados, en 2500 dólares, los cuales pueden ser vendidos en el mercado negro por 875.000 bolívares… Un gran negocio. Casi tan lucrativo como el narcotráfico.

Observe usted, amigo lector que aquí se conjugan el trabajo de los bachaqueros, de los contrabandistas, de los que manipulan el dólar y de los empresarios que desvían grandes volúmenes de productos que nunca llegan al consumidor venezolano.

Paso 4: Bachaqueo informal

Aunque pareciera espontaneo y casual, la participación del ciudadano común en la guerra económica era algo que planificaron los actores de la estrategia total. Con un ciudadano, con poder adquisitivo, necesitando un producto al que no puede tener acceso por su imposibilidad de hacer una larga fila en un supermercado, era obvio que aparecería los ¨salvadores¨ dispuestos a hacer el trabajo de comprar ese producto para revendérselo a un precio que ¨compensara¨ su esfuerzo. Hoy son decenas de miles de venezolanos y extranjeros dedicados a hacer diariamente colas en los supermercados para adquirir productos que, dada la escasez, venden posteriormente entre sus vecinos y amigos a precios especulativos (hasta 1000% de ganancia).

Como ya dijimos; ni es casual, ni es espontaneo. Esto formaba parte del plan

Paso 5: Asalto al poder sin hacer un disparo

Aunque aún hay imbéciles como Leopolvo López que piensan que pueden acceder al poder planificando violencia y muerte, los planificadores de la guerra económica andan por otra vía. Sin dejar de coquetear y colaborar con los violentos, están ¨montados¨ en generar una situación catastrófica que obligue al pueblo a retirar su respaldo al gobierno bolivariano aún a riesgo de perder todos los beneficios que este le ha brindado.

Este último paso requiere de una victoria electoral en las próximas elecciones parlamentarias. Si eso lograran (es de pendejos pensar que no tienen chance) casi de inmediato, y aprovechando el impulso que generaría ese triunfo,  convocarían a un referéndo revocatorio contra el Presidente y más adelante una constituyente que haría lo que aquel pichón de dictadorzuelo de apellido Carmona no pudo concluir.

 

Nos vemos en la segunda parte

 



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Alexis Arellano


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